AGUAS NEGRAS
Publicado en Dec 01, 2012
El corre embravecido por sinuosos caminos golpeando a las inamovibles rocas, que testarudas se niegan a rendirse ante el poder crudo del agua. Aguas que bajan violentamente. Aguas que en otro tiempo eran cristalinas ahora son negras como el alma del diablo. Río arriba una guerra se entablo, una guerra sin villanos o héroes, donde los virtuosos y los malvados jamás aparecieron. Fue un combate entre dos ejércitos compuestos por seres humanos sencillos y nobles obligados a estar allí. Subiendo río arriba encontramos al primer cadáver sus rasgos no difieren mucho de un hombre caucásico promedio, en su bolsillo hay una foto de dos niños hijos suyos, sonriendo, disfrutando el momento. Pasaran dos semanas hasta que un cabo les lleve la medalla de honor y les cuente como murió heroicamente su padre. Pasaran años antes de que los dos niños puedan recuperarse del trauma y formar una vida. Aunque el mayor decidirá seguir los pasos de su padre, evocando que este se sentiría muy orgulloso de él, solo estará dos años en el servicio y luego marchara al frente para morir. En cambio el menor adiara todo uniformado y cuando su ciudad sea invadida decidirá llevarse a su familia lejos. Morirá añorando la patria perdida. Si seguimos subiendo y nos alejamos un poco de la costa encontraremos al segundo muerto. Parapetado detrás de una enorme roca sostiene un fusil entre sus manos, por el uniforme podemos deducir que era contrario al anterior y por su ubicación también es fácil suponer que fue quien lo abatió. En su patria natal lo espera una mujer quien se prometió a él. Lo espera ansiosa para darle la noticia de que se encuentra embarazada. Ningún oficial le avisara solo podrá enterarse por la madre de él. La cual terminara por ignorarla y rechazar al niño no nacido. La prometida jamás recibirá apoyo alguno del gobierno, su hijo nacerá en la peor de las miserias se verán obligados a mendigar por el reto de su existencias. Sesenta personas yacen al rededor del río, todas con historias similares y distintas al mismo tiempo. Pero la guerra es indiferente no conoce de hombre o mujeres solo sabe de resultados y estadísticas. Solo el silenciosos río sabe teñir sus aguas de negro, para guardar respetuoso luto. Fin. Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
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