Torrencial de ti
Publicado en Dec 03, 2012
I
De los parajes miles que la vida me devuelva con la genuina angustia del mísero vandalito, con la virgen celada de praderas consagradas de los mismos carismas pensados y olvidados; he de tener el implante del corazón impuro secado con aires de climas feroces y sagaces, alma de cerbero, mente de coartadas venales, nombre de animal rastrero buscador de ruina, he de dar el beso mortuorio del edén llorado, y pondré piedras en tumbas negadas al vulgo, y reiré a manchones con dientes amarillentos; mas heme hoy criado en la confianza invernal aún sucio, aunque sin pieles pictóricas ya idas, teniéndome en lonche eterno de legumbres sanas, vanas, canas, ufanas, marranas y Lamas, siendo rescate venido a salva tierra sólo por ti. II Mis pasos duros de oscurantismos pedregosos, diéronme felonas manos para como armas ser que contra el confín finito se alza gritando más. Me encuentro fugaz convertido en sucio trapo manchado y machacado sin voz por los seres, los seres, los seres, los seres, los seres y ellos, vistas de puertos ardientes de seda con avena cadena, condena, centena, melena, y más ena, vuelto a cargar el muerto veraz y capaz de dar raíz a la ocre fuente nacida de anteaños vanos pasados vacíos y existidos al borde pero sin ti. III Un errante motivo autista y llorona develación ponen la sal copiona al diestro tenor sensorial de mis evocaciones vitales de parajes perdidos volteados a probar lo que hoy me es perdido. La vida ésta malcriada y mimada, viciada por ti, calza a las escuadras de los polígonos medidos de certezas innobles y salvadas de viejas barras. La vida ésta infante y coqueta, abierta y solaz, maldita de mis huestes que buscan espantarla, me oprime, me opaca, me enerva y me engulle, me ata, me encierra, me gana y me compagina; volvióse hoy día la voz centrada de la lucha feliz que diome el capricho de serme un objeto de ti. IV Y cuando a matarme vaya quizás esta vivencia, y cuando ya no piense de pie y de mano sucia, cuando un soplido osco de tus labios escuche carente de veces dulces y cien acomodaciones, si tus asadoras pantorrillas no me buscan más con aspiraciones concisas de nieves y montaña ni tus mamas diosas embriaguen mi impureza, al silencio iré en compañía de mi amigo Arthur a tirarme en la playa a beber metales fundidos y harta bulla haciendo irrumpiré en los vacíos pregonando por todos los diablos que conozca que llego acolchado y ligero de andar por ahí, de tocar, de cantar, de escribir y de amarte a ti.
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raymundo