Cuando algo se jode
Publicado en Dec 05, 2012
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"Hace unos años todo salió mal y todo parecía que iba a salir bien. Hace unos años en una fiesta de amigos entró una chica que no era del barrio. Era atractiva y dos de los que estábamos allí empezamos a hacernos el simpático con ella: la atracción instántanea hace que te conviertas en un gilipollas de modo instantáneo. Aquella primera batalla la gané yo. Fue así. Si la hubiera perdido no habría historia y ahora estaría mirando "El Mentalista". Empecé a salir con aquella chica que tenía siete años menos que yo (lo que hacía que siguiera la senda de mi abuelo quien se casó con una mujer diez años menor, ésta la engañó con otros hombres y todo se jodió). Pero bueno, siete años, yo veintiuno y ella catorce... en fin, ahora contándolo aquí no se ve muy bien, pero en la puerta de su casa charlando cariñosamente era otra cosa. Eso era principios de año y fueron cayendo las hojas del calendario mientras nuestra relación, de un modo muy gradual (porque siempre he sido muy cuidadoso en no acelerar el paso y pegar un traspies), fue haciéndose más íntima. Por aquel entonces yo aún guardaba a uno de los amigosde la niñez. Por lo que aquél era mi mejor amigo. Y, por el mismo motivo, le conté cuanto me gustaba aquella chica. El no la había visto porque andaba metido en otros asuntos que no es necesario detallar aquí. No aportan nada al relato. Pero la vio.
Una tarde los presenté junto a la iglesia del Pi (en la Barcelona antigua) y tras pasar una hora o dos en un pub musical, acompañamos a la chica a su casa y mi amigo y yo regresamos a nuestro barrio. Noche cerrada, era septiembre. Cerca de la Fiesta Nacional de Catalunya. Vale. Mi amigo me dijo que debía decirme algo pero que no me enfadara. Cuando alguien utiliza este recurso ya te tiene atrapado: te va a putear. Todos lo hemos hecho alguna vez. Nos sentamos junto a una fuente pública. Y mira:
"Me gusta esta chica". Guardé silencio. "¿Te cabrea?" Dije que no. "¿Vas en serio con ella?" (él ya lo sabía, no era necesario preguntar eso). Dije que probara. Y él probó. El domingo siguiente. Y la muchacha, mi amigo? y yo en la misma disco, en la misma mesa, en los mismos bailes. Pero en sus brazos. Los tres, kafkiano; por un amigo... por un qué? A veces me he preguntado si es que me atraía más mi amigo que la chica. Todo puede ser. Pero ni antes ni después sentí nada físico por el tío aquél. Solo que no supe decirle que no. Al fin y al cabo no era el dueño de la chica, quizá ella se sintiera atraído por mi amigo. Me di muchas excusas. Siempre me las doy cuando soy un cobarde. Cuando la realidad es más sencilla: soy un cobarde. A veces soy un cobarde. Pero otras respondo. Tarde, tras acumular enfado. Como mi abuelo que le dio unas ostias al alcalde de su pueblo dos días después de que este le hiciera una putada. Tardó dos días, pero le dio cuatro ostias. Cuando regresamos de la discoteca de Sants, en dirección a donde vivía la chica y los dos acompñándola, hubo un momento en que saqué mi enojo como un borde. Le grité a mi amigo que se fuera para su casa y que ya acompañaría yo a la chica. El se quedó fuera de juego. Sin comprender muy bien. La chica si comprendió porque sonrió. Le grité de nuevo: Tu marxa cap a casa teva i deixan' s en pau! (Tú vete para tu casa y déjanos en paz!"). Tardé más de un día en decir lo que no debí haber callado, pero se lo dije gritando en lugar de razonarlo: como mi abuelo, cuatro ostias tardías en lugar de dos a su tiempo. Al llegar a la casa de la muchacha nos esperaba su madre en la puerta (un puto guardia civil;)) Se enfrentó a mí y me dijo que era una vergüenza  que su hija se paseara con dos tíos. "Si tiene solo catorce años!" La metió para dentro y me cerró la puerta en las narices. Todo se jodió. Cuando volví a ver a aquella muchacha ni me saludó. Cuando volví a ver a mi amigo me dijo que esperaba una explicación. Y yo también la esperaba. A partir de entonces nos distanciamos y llegamos a pasar años sin saludarnos".
Mi padre guarda silencio, me observa coin sus ojos tan azules y me da un golpecito cariñoso en la rodilla (estamos sentados el uno ante el otro). "Era el amor de mi vida" me dijo. "¿Y la mama?" le repuse yo airado. Se encogió de hombros. Cuando se ha ido he empezado a temer que llegará un día que yo haré también una gilipollez y todo se joderá. Porque... ¿qué puedo aprender de la explicación de mi padre? No se puede evitar que otro haga el mendrugo: Todos lo hacemos.   
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Foto del autor Joanna Dufromont (transformer)
Textos Publicados: 33
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4 Comentarios 749 Lecturas Favorito 1 veces
Descripción

relato contado

Palabras Clave: gilis

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (4)add comment
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Chica Pelirroja Busca

No me ha gustado. Es sosa y burrida.
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December 06, 2012
 

Shelley & Monster

Tu padre tuvo mala suerte. Tú lo cuentas todo el rato como si todo esto te hubiera pasado a mí y al final le das el giro, la vuelta de tuerca. Un poco largo para foros.
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December 05, 2012
 

Jean Eduardo Ossandn Araya

Se supone que esta es una página para publicar, ahora, si te da flojera leer, sinplemente fíjate al lado derecho del texto la cantidad de páginas y evita el leerlo... (me resultan penosas las personas que no son capaces de leer más de una o dos páginas, de seguro nunca han leído un libro) Que estes bien, saludos.
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December 07, 2012

julen

el giro no lo habia pillado pero volvere a leerlo para encontrar el sentido, de todas formas me parece una historia corriente y normal lo que le da su atractivo. Por que estoy seguro que no sere el unico que se ha visto identificado. respecto al la extensión del texto para gustos los colores, en mi opinión largo.
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December 09, 2012

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