DJAME QUE TE QUIERA 1 parte
Publicado en Dec 08, 2012
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Por Antonia Rico.
 
 
DEJAMÉ QUE TÉ QUIERA  
 
 
Trascurría la primavera de  1954.
En Tielloso, un pueblecito de la Cordillera Cantábrica  el día amanecía precioso.
Los prados lucían un verde rabioso cubierto de pequeñas margaritas que esperaban que una niña enamorada las deshojara.
  A lo lejos las hileras interminables de  montañas aún nevadas contrastaban con el azul del cielo.
El pueblo es pequeño pero precioso. Muy típico del norte. Sus  casas con interminables galerías, su iglesia pequeña y un sinfín de montes que lo rodean.
 El río  baja de las montañas limpio y cantarín y rodea todo el  pueblo como si de un gran lazo se tratara.
 
Hoy, es  un día muy especial en Tielloso.
 El hijo de los “Señores” Cumple veintiún años. ¡Ya es mayor de edad! Así es que hay que celebrarlo por todo lo alto.
Los “Señores” son los dueños de casi todo el pueblo, siempre han sido muy generosos con la sus colonos, por eso los habitantes de Tielloso se han volcado para ayudar.  Quieren lograr que ese día sea inolvidable para Juan José,  que así es como se  llama el joven  homenajeado.
Juan José, es el mayor de los cuatro hijos de Elvira y Miguel. “Los señores”
Toda la familia vive en una hermosa casa rodeada de montes, pomaradas  y jardines.
Es más bien un caserío pero la gente del pueblo lo conoce como “El Palacio”
Precisamente en “El Palacio” es conde comienza está historia.
 
 
Con la mayoría de edad e Juan José, se van a producir muchos cambios.
Los padres de Juanjo,( Como le llaman sus amigos) piensan abandonar el pueblo para irse a vivir a la ciudad, por lo que el joven se hará cargo de todo.
Juan José ha dado por terminados sus estudios, lo que le gusta es el campo y no le hace ninguna ilusión  seguir estudiando.
Ha estado varios años estudiando en la ciudad, pero se ha dado cuenta que eso no  es lo suyo y piensa  vivir en la casería.  Es una manera como otra de trabajar y  la verdad es que la casería produce trabajo en abundancia pues es muy grande.
 La administración tampoco es fácil. En el caserío trabajan bastantes  personas y es un reto para el joven que se propone hacer algunas innovaciones.
Sus padres y sus hermanos se irán a la ciudad, allí la vida es más fácil y quieren que sus otros hijos estudien una carrera.
Alba no quiere irse de allí, tiene dieciséis años y  cree estar enamorada de uno de los empleados en la casa. Ese, es precisamente uno de los motivos que tienen sus padres para emigrar a la ciudad.
Luis  y Marta están encantados. Marta tiene diez años y  a ella le encantan los escaparates de la ciudad.
Luis solo tiene seis y como es natural no sabe lo que quiere. Luis, ¡Es un terremoto!
Juan José, ha preparado todo para ese día.  Entre las celebraciones la que más destaca es el gran baile al que todo el pueblo está invitado, en él, el nuevo “Señor” elegirá el  personal del “Palacio”.
La gente está nerviosa, sobre todo las jovencitas, muchas quieren trabajar allí, pero a todas, absolutamente todas, lo que más las atrae es poder bailar con Juan José.
No es de extrañar, el joven es muy guapo y además tiene el estilo y la elegancia propia de  su familia.
Claro está que para las muchachas es inalcanzable, por que además todas saben que  tiene novia, una novia también muy elegante y acorde con él
Es demasiado estirada y presumida,  no pega junto a Juan José que es todo lo contrario.(  Eso es lo que ellas piensan...)
Juan José  es muy campechano y lo que más le gusta es echar la partida de cartas con  “Los paisanos”  como él los llama.  Es muy corriente verlo en el “Chigre” del pueblo jugando a la  baraja.
Juan José, es alto, delgado y de piel muy blanca,  ojos color miel  y mirada tranquila.
Tiene muy buen carácter y su sonrisa está siempre en esa boca con la que todas las mozas sueñan.
 
 
 
 
Adela es la cocinera. Siempre ha trabajado allí, ya desde niña, ella será una de las pocas personas que se quedaran en  el caserío.
 Juan José se lo ha pedido a sus padres.
-¡No podría vivir sin la fabada de  Adela! -Les había dicho.
Sus padres lo habían aceptado más que nada por que sabían que Adela sentiría mucho tener que abandonar el pueblo.
Adela tiene una hija. Una hija que tiene a  la pobre mujer medio loca.  Se  llama Fani.
Es preciosa. Tiene dieciséis años  y es un vendaval.  Alta y quizás demasiado delgada, su cuerpo tiene una innata elegancia, sus  ojos oscuros  contrastan con la blanca piel llena de pecas y una boca  de labios bien formados y dientes perfectos. Los cabellos de Fani son rojizos y  siempre los lleva recogidos en una trenza, se diría que es de cobre.
 
 
Adela hoy está especialmente nerviosa y no es el trabajo que la espera precisamente lo que la tiene tan alterada. El motivo de  tal nerviosismo es Fani.
-¡Levántate Fani! - Grita Adela por enésima vez.
Fani, se revuelve en la cama y se acomoda como para seguir durmiendo un par de horas  más.
 Su madre, ya no aguanta más. Entra  en el dormitorio y  sin ningún miramiento, retira la ropa lejos de la cama y luego abre la ventana de par en par.
Fani encogiéndose hasta formar un  ovillo empieza a protestar.
-¡Madre, son las siete de la  mañana!
- ¿Por qué tienes tanta prisa?
-¿Qué  por qué? - ¿Es qué no recuerdas que día es hoy? ¡Menuda la que se avecina!
-Pero madre, si lo tienes casi todo preparado...
-¡Sí, casi todo, pero tú no! Y recuerda  que estás encargada de las flores.-
-Me sobrará tiempo madre, no te preocupes-  dice Fani mientras se tira de la cama y sale al  pequeño balcón.
-¡Té sobrara tiempo, té sobrara tiempo!- protesta Adela mientras  sale de la habitación.
Fani saluda al día estirándose todo lo que puede.
La brisa de la mañana le refresca la memoria. ¡Es verdad,  hoy es el gran día! - piensa  y  se apresura.
Desde la calle,  Su amiga Carmen la llama:
- ¡Fani vamos!
Adela se asoma a la  pequeña ventana.
-Entra hija, Fani  acaba de levantarse,  cada vez me cuesta más trabajo sacarla de la cama.
Fani es impulsiva y alegre como un cascabel, es todo lo contrario a su amiga Carmen, reposada tranquila y un  poco pesimista.
Adela sigue protestando:
 -¡Está hija mía ¡  ¡No puedo con ella!  Se pasa casi toda la noche perdiendo el tiempo leyendo esos libros  y escribiendo en su cuaderno y luego no hay quien la levante.   ¡ Mira la hora que es!
-Creo que  voy a decir a la señora que no te deje ni  un libro más. ¡Me tienes harta!
Fani entra en la cocina como una exhalación
-¡Ni se té ocurra madre!
-Pero, ¿Para que tanto leer? Eso no te servirá para  nada en la vida.
 Lo que tienes que aprender son  las tareas de una casa y dejarte de perder el tiempo.  Los libros son para los hombres.
-¡Ni lo pienses madre! Aprenderé las tareas de la casa,  pero no dejaré de leer mientras tenga ojos.
-¡Hay dios mío, está hija acabará conmigo!- rezonga la buena mujer.
-Ven Carmen tómate un tazón de leche,- dice Adela mientras se acerca al fuego en el  cual sostenido por unas pregancias, cuelga un pote con el desayuno.
Carmen se sienta en un pequeño escaño junto al  fuego.
está pensativa, Adela le pregunta:
 -¿Qué té pasa niña?
-No, nada.- Responde Carmen, como pillada en falta.
-Anda, cuéntamelo.
-Bueno, solo es que  estoy pensando, que seguro que a mí no me van ha escoger para trabajar en  “El Palacio”.
-¿Por qué no?- A ti pueden darte trabajo como a cualquier otra.
- ¿Por qué piensas eso?.
-No sé... - Dice Carmen, por toda respuesta.
Fani, deja de mirar el tazón de leche que sostiene en sus manos y luego increpa a su amiga.
 -¡Cuidado que eres tónta! ¿Por qué no té van a dar trabajo? ¡Tienes dos manos como los demás! ¿No?
-Si, pero...
Fani se levanta y mirando a su madre y Carmen dice con toda la seguridad del mundo:
- ¡Pues yo,  estoy segura que mañana seré una trabajadora de  “El Palacio”.
-¡Ala!... Unos tanto y otros tan poco.-Dice Adela y luego prosigue:
 -Tú tampoco estés tan segura. Hay muchas mujeres que quieren entrar a trabajar en el caserío.
-¡Ya, pero yo entraré!
-¡Hay Dios! -Suspira Adela.
 Está pensando que su hija es demasiado orgullosa y desafiante.
Adela es viuda y tiene que educar a su hija sola, y la verdad es que le está resultando bastante difícil. La niña es tan decidida como lo era su padre. ¡Si al menos fuese chico! Pero es mujer,  no se le pone nada por delante y además es una descarada.  Todavía Adela se pone colorada cuando recuerda aquel día:
Alba,  la hija de los “señores” estaba en la cocina leyendo un cuento en voz alta. Fani estaba también allí.
 Alba y Fani siempre jugaban juntas, eran  de la misma edad.
 Por aquel entonces Fani contaba siete años,  casi no sabía leer al contrario que Alba que leía perfectamente.
Ese día Fani se acercó a Alba y le pregunto:
- ¿Me dejas leerlo a mí?-
-Bueno- había contestado Alba, entregándole el libro.
Fani, lo miro y se puso a leer. Pero claro, ella no era capaz. Entonces lo cerro y de mal humor dijo:
 -¡Claro tú te lo sabes de memoria!
-No Fani, lo que pasa es que tú no sabes leer.- le dice Alba.
Fani la mira descarada y la espeta:
-¡Pues enséñame tú!- Luego como la cosa más normal se sentó a su lado y esperó a que su amiga la enseñara a leer.
Alba estaba encantada de ser profesora y empezó en ese mismo momento.
En ese preciso instante llegó la madre de Alba, al verlas tan quietas y tan juntas preguntó:
- ¿Qué os traeréis vosotras entre manos? ¡A las dos juntas os temo!
Fani muy contenta contesta:
 -¡Me está enseñando a leer!
-¿Ha sí? ¡Pues mira me parece una buena idea!
Adela apuradísima había dicho:
-¡Lo siento señora! No sé que voy hacer con esta niña.
- ¡Fani ven aquí! –increpa mientras agacha la cabeza avergonzada
-¡Pero que dices Adela!, si Fani quiere aprender a leer y a escribir, es maravilloso. Alba la enseñará y le prestará sus libros. ¿Son amigas no?
La señora por un momento se había quedado pensativa, después como quien tiene una idea genial había dicho:
- ¡No, ya está, lo mejor es que el profesor de Alba  de clases también a Fani!
-¡Pero señora!...! -Había dicho ella.
La señora acariciándole los cabellos le había dicho:
- No se hable más, Fani recibirá clases junto con Alba.- Después guiñándole un ojo dijo bajito:- Pago demasiado al profesor...
Sin más, salió de la cocina dejando  a la sorprendida Adela con la boca abierta.
Desde ese día, Fani y Alba se veían todos los días en  el  salón de la casa grande y aprendían juntas.
Hasta ahora todo fue bien pero hoy mira a Fani. Se esta haciendo mayor y no sabe si ella sabrá educarla.
 
Las tres mujeres están preparadas para salir de la casa .
Carmen se santigua.
Fani ya ha cerrado la puerta de la casa y la vuelve abrir. Mira hacia las escaleras que conducen al dormitorio y con voz fuerte y decidida dice:
 -¡Cuando vuelva a subir esas escaleras, ya seré una trabajadora de “El Palacio”!
Lo ha dicho con tanta seguridad que La pobre Adela  se santigua:
- ¡Hay Dios está hija acabará conmigo!- y dándole un tirón en la preciosa trenza continúa:
- ¡No se puedes ser tan orgullosa hija!
-¿Por qué no?- responde Fani.
-¡Eres imposible! -Dice Adela asustada.
 
Ya en “El Palacio, Fani recoge flores en el jardín.  Adornará con ellas toda la gran casa. Pondrá flores en cada rincón.
Entusiasmada organiza  aquí y allá.
Su amiga Carmen es la encargada de ayudar a Adela en la cocina.
Carmen, tiene dos años más que Fani, pero la verdad es que no los aparenta, es muy tímida y tiene miedo de todo.
Fani, frente a los ventanales de la gran galería, cavila:
-Son demasiado blancas- piensa al mirar las inmaculadas cortinas.
Acercándose las recoge a un lado y a otro, su mirada brilla.
¡Ya está! Unos ramilletes de flores de colores les darán  vida.
Ni corta ni perezosa se dirige al jardín. cuando vuelve trae una cesta con flores de varios colores, tijeras , unos cuantos alfileres y lazos.
Al cabo de varios minutos, ha recogido las cortinas hacía un lado sujetándolas con los lazos que a su vez sujetan los ramilletes de flores de colores.
En el comedor las cortinas son de terciopelo rojo, en ellas ha puesto rosas blancas.
El  resultado es precioso.
Terminado el trabajo llama a su madre para que lo vea.
Adela se queda de piedra.
-¡Pero hija! ¿Cómo se té ocurre? En las cortinas nunca nadie ha puesto nada.
-¡Yo sí!- dice Fani. –como la cosa más natural del mundo.
Se le nota contenta.
-A la  señora no le va ha gustar, deberías quitar esas flores. Dice su madre
-¡Vale!- si no le gusta que me lo diga. Las quitaré en un momento.
Sin dar más explicaciones, sale al jardín y después se dirige al río.
 
A Fani le encanta el río, es maravilloso. El agua corre limpia y alegre sobre un lecho de piedras y canta. Por lo menos eso es lo que le parece a ella. Además también la escucha, por eso Fani pasa muchas tardes sentada a la orilla viendo transcurrir el agua y escuchando su cantar.
La muchacha pasa mucho tiempo en el caserío algunas veces ayuda a su madre y otras revolotea como un pajarillo por los alrededores de la casa.
Antes, cuando era más pequeña solía jugar con Alba, pero ahora alba estaba en un colegio de la cuidad y venia pocas veces.
Pero ella tiene un amigo que nunca la abandona ni se escapa, ese es el río que además también es su confidente.
A él le cuenta sus proyectos, sus alegrías y sus penas, pero sobre todo le habla de Juan José, su ilusión perpetua su secreto y su amor platónico.
¡Sí! su amor, por que Fani sueñas con los ojos de miel de Juan José.
Sabe que ese amor es imposible, sobre todo porque Juan José tiene novia.
Una novia estirada y muy moderna que según Fani tiene “Cara de tuvo” Además es una antipática.
Hace casi tres meses que Juan José no viene al caserío y Fani sueña con el momento del baile. Él ha prometido que bailará con todas las damas del pueblo, jóvenes y viejas.
Juanjo es maravilloso, no se le caen los anillos por nada.
-¡No sé como puede aguantar a esa novia tan sosa y estirada- piensa Fani.
Mira al río y sonríe al tiempo que le pregunta:
- ¿No me negarás que tú piensas lo mismo que yo?
El río debe de haberla contestado afirmativamente, por que Fani sonríe con dulzura y dice:
- ¡Lo que yo te decía!
Se ha levantado y camina por la orilla. Sus pensamientos siguen en Juan José y sus maravillosos ojos.
Antes de que él se fuera, llevaba una temporada que cada vez que se cruzaba con ella, la miraba de una manera algo rara, incluso le había dicho algún piropo.
Fani se había sentido feliz, pero también sabe que él es muy amable con todo el mundo.
-Lo dirá por cumplir- piensa en voz alta y mirando al río
Se para un momento recoge una rama y luego sigue su dialogo con el río:
-Si a lo mejor lo dice por cumplir. Será por eso-
Ahora no habla está pensando: La ultima vez que lo vio, ella estaba como ahora en el río, pero jugaba en medio de la corriente y tenía la falda remangada.
Juanjo, paseaba a caballo por los alrededores y la vio.
Ella sintió el trote del caballo pero ni se inmutó y siguió caminando por el agua disfrutando de la suavidad de las piedras al contacto con sus pies.
Juanjo se bajó del caballo y se acercó a la orilla-
-¿Pero que haces? -¡ Vas a pillar una pulmonía!
Ella por  toda explicación dice:
 -¡Me gusta!
Fani siempre mira a los ojos cuando habla, y le ha parecido que los de Juanjo tenían una luz especial.
Él le extendió una mano para ayudarla a salir.
Fani sabía que podía hacerlo sola, pero lo que no podía era dejar pasar la oportunidad de tocar sus manos.
Juanjo la miró fijamente y le dijo:
-¿Sabes?¡ Té estas convirtiendo en una mujer preciosa! Me gusta tu pelo, tiene un color extraño y un brillo...
Ella había soltado la mano del muchacho y echado a correr, sabía que estaba roja como una amapola.
-No puedo consentir que sepa lo que me gusta- había pensado
Ahora ya habla de nuevo con el río.
-La verdad es que me gusta mucho, tú lo sabes.
-No puedo dejar que se de cuenta de  eso. Solo tu yo lo sabemos mi querido amigo.
La  verdad es que más que evitar que Juanjo, se de cuenta  lo que hace es huir de él, incluso se pasa de la raya.
Un día Ella estaba sentada en las escaleras del  al jardín, Juan José se acerco y le dijo:
-¿Cómo se puede ser tan guapa?
Ella levantándose como un rayo, le había contestado:
- ¡A ti que te importa!
Lo único que había logrado es que Juanjo soltara una estrepitosa carcajada.
Él seguía piropeándola pero Fani sabía que ella jamás sería su novia, para eso ya estaba  Puri, ¡Y bien que presumía él de su brazo!
 
Hoy como  aquel día y muchos otros, Fani  también se  ha metido en el río.
Las piedras están resbaladizas y Fani acaba cayendo en medio de la corriente.
El resultado es el lógico, acaba empapada hasta los huesos.
Se levanta riéndose y retorciendo el vestido y sale del río.
-¡Mi madre me mata! ¿Dónde voy yo con estás pintas?- Se mira y vuelve a reír mientras sigue retorciendo el vestido.
El sol de mediodía calienta, ya está la primavera muy avanzada. Se tiende en el suelo detrás  de unas rocas.
 –El sol secará mí vestido,- piensa.
-¡Huí¡ que bien se está aquí!- dice mirando hacía el río.
El confidente de Fani seguro que la mira embelesado y luego le canta una nana, por que la muchacha no tarda ni dos minutos en dormirse como un tronco.
Alguien ha estado espiando todos y cada uno de los movimientos de Fani y ahora se acerca con sumo cuidado para no ser visto.
Detrás de las rocas que protegen a Fani, Juan José la observa con los ojos entornados.
- ¡Es preciosa, parece una  “Siana” – piensa el joven.
El vestido empapado pegado a su cuerpo joven y terso, deja al descubierto todas las incipientes formas de la muchacha. Juanjo, tiene que apartar de su mente un pensamiento bastante atrevido.
La observa con atención, es todavía una niña pero será una gran belleza el día de mañana – piensa Juan José mientras se aleja.
Desearía haberla despertado con un beso, pero sabe que la respuesta sería una gran bofetada. Él conocía bien a Fani.
 
En la casa la señora está dando el último repaso a los preparativos de la fiesta. Juanjo está con ella cuando llega al amplio comedor.
Lo primero que ven son las cortinas adornadas.
Saben que Fani es la encargada de adornar la casa con flores, y  Elvira quiere verla.
No la encuentran por ninguna parte.
¿Has visto a Fani?
Por supuesto el joven se hace el loco.
-No, no la he visto por ninguna parte, -miente descaradamente.
Elvira se dirige a la cocina en busca de Adela, ella seguro que sabe por donde anda la muchacha.
-Buenos días Adela, ¿Tienes idea donde está Fani?  He visto las cortinas...
Adela no la deja seguir, azarada dice:
-Perdón señora. Ya se lo dije yo, pero está hija mía es muy terca. No se donde se habrá metido. Pero no se preocupe yo dejare las cortinas como estaban.
-Tranquilízate Adela- dice Elvira a la cocinera que está nerviosísima.
-Es que esta hija es indomable señora.
-Mejor así Adela, de esa forma nadie se aprovechará de ella, ya sabes como está la vida. Además lo que le quería decir es que ha tenido una idea excelente. El comedor esta mucho más alegre.
-Y más juvenil- dice Juan José.
Adela no se lo puede creer y sigue en sus trece:
-¡Gracias señora! Saldré a buscarla, no tengo ni idea donde se ha metido- dice mirando al reloj de la cocina que marca las dos de la tarde.
Ahora el Elvira la que interviene:
-Seguro que estará por el monte o en el río.  Ya sabes que esas cosas para ella son imprescindibles, pero no te preocupes estará al llegar.
-¡Hay Dios! ¿Por qué no habrá nacido chico?- reza Adela  por lo bajo.
Juanjo no ha querido decir que el lo sabe y se sorprende a si mismo diciendo:
-No te preocupes Adela, yo la buscaré.
Es su madre la que mira ahora el viejo reloj que pende de la pared.
-¡Pero hijo son las dos...!
-Ya lo sé mamá, - dice mientras sale por la puerta de la cocina.
 En sus labios hay una sonrisa picarona. Le voy a dar un susto de muerte, pero tendré  que andar vivo por que es muy capaz de emprenderla a pedradas conmigo. 
Por el camino que lleva al río Juanjo va pensando:
-Valla carácter el de esta niña. ¡Me gusta su carácter, si señor! Luego continúa pensado:
- ¡Bueno su carácter y todo lo demás! ¡Cuidadín, cuidadín, Juanjo que tienes novia! La verdad no sé ni por que tengo esa novia- piensa. Es bonita sí y además de buena familia, pero es solo un cuerpo. Pero cualquiera se lo dice a mi padre con las ganas que tiene de emparentar con los Valdés.-Sonríe como si la cosa no fuera con él.
Un cuerpo precisamente y mucho más bonito es lo que mira entusiasmado el joven.
Fani ajena al mundo entero duerme placidamente al sol. Los cabellos de la muchacha brillan como hebras de cobre, las mejillas sonrosadas por el calor del Sol dan a su piel un tono cálido y tierno.
-¡Un ángel dormido! –piensa Juan José.
Sabe que tiene que despertarla pero quisiera mirarla toda la vida, es como una obsesión, la trenza color fuego y todo su ser es para el muchacho como la fruta del árbol prohibido.
Mira su reloj de pulsera, no  puede esperar más, su novia llegará pronto.
-¡Mí novia! Mi novia, es tan aburrida...
Coge una ramita de hierva y empieza a molestarla. La nariz, los ojos, la boca.
- ¡Dios mío que boca!- murmura.
Fani se revuelve inquieta y luego abre los ojos. Como un relámpago se ha puesto de pie y mira al muchacho interrogante.
-Té habías dormido- dice a modo de explicación. Luego continúa:
-Son más de las dos de la tarde- le dice clavando la mirada en los ojos de Fani.
Esta petrificada no sabe muy bien si está despierta o es un sueño.
Juan José la saca del sopor cuando le dice: 
-¿Vamos?
Fani no contesta. Sale corriendo como una exhalación y se pierde por entre los manzanos en flor.
Juan José sonríe.
-Todavía no está despierta- se dice.
Fani entra en la cocina y luego se para en seco.
Su madre la mira espantada.
-¡Valla pinta! ¿De dónde vienes?
-Me caí en el río – dice Fani intentando alisar la falda de su vestido.
-¡Pues tienes la ropa como para ir al baile!...
Fani no escucha a su madre, el vestido arrugado no puede hacerla olvidar la imagen de Juanjo, sobre todo sus ojos.
-¿Habrá llegado ya su novia?- se pregunta Fani envidiando a Puri. Claro que solo la envidia por que es la novia de Juan José.
En esos momentos el claxon de un coche suena estrepitosamente.
Ahí está-se dice Fani a la vez que piensa que hasta el claxon de su coche es tan ridículo como ella.
Mira por la ventana. En esos momentos Juan José se aproxima al coche y muy ceremonioso tiende la mano a su novia para ayudarla a salir de este. Ella tan estirada como siempre y con una postura estudiada sale del coche.
Muy a pesar de Fani, hoy Puri está muy bonita y también muy elegante.
Lleva un vestido de seda tableado desde la cintura, es blanquísimo lo mismo que los zapatos de un interminable tacón que le hacen mucho más alta. En su mano un pequeño bolso también  blanco. Lleva el pelo recogido en un aristocrático moño que la favorece bastante.
Cogida del brazo de Juan José camina hacia la casa orgullosa.
Fani los mira sin apenas pestañear y piensa:
-Así cualquiera. ¡Si tuvieses el vestido como yo ya te diría lo guapa que ibas ha estar!
Puri es un rival imbatible, pero lo que no puede hacer la novia de Juanjo es que Fani sueñe.
-¡Hoy bailaré con él! Lo ha prometido. –piensa mientras acaricia su interminable trenza. ¡Yo también puedo hacerme un moño, o dejarlo suelto! Mi pelo es más bonito que el de ella.
Su madre la saca de ese mundo tan solo suyo.
-¡Fani hija!  Ayúdame con esto, van ha venir a buscarlo.
En efecto, dos camareras vestidas de negro con un delantal y cofia blanca entran en la cocina en esos instantes.
Son dos mozas del pueblo pero ¡Cualquiera lo diría! Además están preciosas con los uniformes.
Adela les entrega las bandejas con los entremeses y las chicas muy tiesas y en su papel se disponen a salir.
En ese momento, Sultán, entra como un rayo persiguiendo a  uno delos muchos gatos que merodean por la casa.
No se sabe si Dios o el Diablo los envía, el caso es que el gran perro y el gato se cruzan entre las dos jóvenes y les hace caer al suelo.
Las bandejas y los entremeses salen volando por los aires.
Adela, asustadísima las ayuda a levantarse, mientras Fani recoge los embutidos esparcidos por el suelo.
-Pueden servir, el suelo está limpio y no hay  tiempo para preparar otros- Piensa Fani.
Una de las chicas se sacude el vestido, está bien pero la otra no puede levantarse debe de tener el tobillo dislocado.
La pobre cocinera descolorida clama al cielo:
-¡Dios mío y los señores ya están en la mesa! ¿Ahora que hago yo? Una sola no puede servir el comedor.
Fani mira a la chica que está en el suelo. Tiene más o menos el mismo cuerpo que ella. Quizás un poco más alta y delgada pero eso lo arregla ella en un momento.
-¡Yo serviré la mesa madre!
Adela echa las manos a la cabeza.
-¡Dios que fregao, ! -  dice.
No hay tiempo, así es que Fani se pone la ropa de la camarera lesionada que sigue quejándose en el suelo, por el dolor y de su mala suerte. ¡ Con lo ilusionada que estaba por servir la mesa...!
La ayudan a ponerse la ropa de Fani mientras y esta se pone el uniforme.
El cambio en Fani es como poco asombroso. El vestido negro le hace un poco mayor, le queda un poco apretado y eso acentúa aún más su figura, la trenza rojiza cae sobre el pechero del delantal blanco y la cofia descansa sobre la cabeza erguida y desafiante.
Los zapatos le quedan un poco apretados, pero podrá soportarlo.
Fani no se ha mirado al espejo pero el cambio es total. Está preciosa.
Tan preciosa que Adela siente en su interior sin saber por que un miedo incontrolable.
-¡Hay Dios! ¿Por qué té llevaste a su padre! – dice en voz alta.
Fani, ni siquiera la ha oído. Solo piensa en solucionar el problema.
Ahora si mira a su madre y al verla tan compungida le  dice:
-¡No te preocupes madre! Lo haré bien, he visto como ensayaban ellas estos días.
-¡Que Dios te ayude hija!.-dice su madre mientras se santigua y empieza a rezar una oración.
Los entremeses vuelven a estar en las bandejas y Fani está preparada para lanzarse al comedor.
-Ni siquiera está nerviosa. Carmen la mira con envidia, además de guapa está tan tranquila...-piensa la muchacha sintiendo que la envidia.
Es cierto, Fani está de lo más tranquilo, todo lo contrario que su amiga Carmen que aunque la cosa no va mucho con ella está asustadísima, incluso se ha puesto a llorar.
Fani estira el delantal, se recoloca la cofia y camina segura. Cualquiera diría al verla que lleva muchos años haciendo ese trabajo.
Su madre está orgullosa, pero sigue teniendo mucho miedo.
La entrada en el comedor es triunfal.
Las dos muchachas han entrado en el comedor al mismo tiempo, pero todos los ojos están fijos en Fani, más que por lo inesperado por que está deslumbrante.
Su amiga Alba le ha dirigido un guiño cómplice que Fani contesta con una sonrisa.
Marta ha dicho en voz alta;
-¡Qué guapa estás Fani!
Luis,  el hijo más pequeño de los señores, se levanta de la mesa y  corre a darle un beso como siempre que la ve.
Fani le adora, ¡Es un cielo! Él dice que es su novio, ella le sigue la corriente y el niño es feliz.
Elvira la ha mirado interrogante, por lo que Fani se acerca y le dice bajito:
-¡Conchita se ha roto una pata!
Elvira contiene la risa. La cosa es preocupante pero la respuesta de Fani es tan graciosa...
Juanjo se ha quedado con la copa de vino en la mano y no sabe ni donde se encuentra. -¿Cómo puede ser posible? ¡Valla cambio! ¡Dios que mujer! Sin darse cuenta ha vuelto la mirada hacía su novia que le sonríe amablemente.  A Juanjo le ha parecido que pone cara de boba.
-Ni siquiera su sonrisa es natural- piensa y vuelve a mirara a Fani que camina segura y muy seria bajo la mirada de algunos invitados.
Elvira no quiere creer lo que está viendo en la mirada de su hijo- ¡Hay Dios, este también no! ya tengo bastantes problemas con Alba- piensa Elvira, aunque en el  fondo, muy en el fondo, no le disgusta tanto la idea.
-Bueno se pondría su padre con las ganas que tiene de emparentar con los Valdés.- Piensa.
Fani ha servido la mesa imperturbable  a pesar de la mirada de Juanjo que no se apartaba de ella, y la  de Puri que no perdía de vista a su novio.
 
Después de comer comenzará el baile, los músicos ya están en el gran entoldado preparado para la ocasión.
Toda la gente del pueblo vestida con sus mejores galas espera al homenajeado.
Todos menos Fani y Carmen que están en la cocina protestando por que Conchita se ha llevado la ropa de Fani.
Adela intenta calmar a su hija, pero ella insiste y quiere ir a la casa de la muchacha a recoger su ropa, el problema es que a Conchita se la han llevado al hospital con la ropa de Fani puesta.
-¡Maldita sea! Pues yo no me pierdo el baile. ¡Eso si que no! –grita más que habla Fani.
Decidida desata el delantal y se quita la cofia.
Carmen en el colmo de la bondad le dice:
-Yo té dejo mi ropa, somos casi iguales y a mí no me importa no ir al baile.
Fani se enfurece:
-¡Tú eres tónta! ¡Voy así!- dice estirando el vestido hacía abajo.
-¿Cómo vas a ir al baile  con el uniforme?- dice la pobre Adela.
Está asustadísima, sabe que si su hija ha decidido ir con el uniforme irá.
-¡Venga vamos!- dice Fani tirando de Carmen sin ninguna contemplación.
Adela suspira y piensa:
- ¡Que sea lo que Dios quiera!
 
Él día había amanecido precioso, pero es primavera y un montón de nubes negras amenazan con estallar.
Elvira, mira al cielo preocupada.
-Se va ha armar una buena, menos mal que con la carpa no hay problema.
El baile comienza y Juanjo saca a bailar a su madre con la que inaugura el baile, después a su novia como corresponde.
Ya ha bailado con casi todas las hembras del pueblo e intenta bailar con Fani, la muchacha se escurre continuamente bailando con todo el mundo.
Como Elvira se temía, la tormenta ha estallado, es especialmente fuerte y los truenos se oyen perfectamente a pesar de la música.
Juan José piensa:- Es igual, la tormenta no acabará con mi fiesta, ¡No hasta que yo baile con Fani!
Sus padres le han regalado una preciosa yegua blanca, saben que siente debilidad por los caballos.
Pero hoy a pesar de que su regalo le vuelve loco solo tiene ojos para mirar a Fani que baila alegremente, de vez en cuando le dirige una mirada disimulada, pero procura no bailar con él.
-Tengo que bailar con ella como sea- piensa Juanjo.
Decidido se acerca hacía la muchacha que ahora está bailando con un guapo chico de pueblo.
Juanjo muy educado se acerca al joven y le dice:
-¿Me permites, por favor? Es la única chica que no ha bailado conmigo y  hoy es mí cumpleaños- dice a modo de disculpa mientras la toma en sus brazos para bailar.
Eso es justo lo que se temía Fani.
-Se va a dar cuenta de que estoy coladísima por él y eso no puede pasar-  está pensando, Fani  nota que la tiemblan las piernas.
Eso no debería pasar pero pasó. Él se dio cuenta que Fani temblaba entre sus brazos, pero también sabía que Fani no era su novia.
A pesar de los pesares, el momento era suyo. Fani en sus brazos bailaba entregada muy a pesar también de ella, el bolero que sonaba mezclado con el olor del cuerpo de Juanjo quedaría para siempre en su cerebro como algo maravilloso que no olvidaría jamás.
Sus ojos se cruzaban y las manos de ambos parecían estar selladas a fuego.
 En un momento del baile, Juanjo se ha olvidada de que tiene un compromiso, de que es su fiesta y hasta de que el mundo es mundo, la oprime contra su pecho y le dice al oído: - ¡Déjame que té quiera!
Fani siente su rostro pegado al de Juanjo y se asusta, quiere apartarse pero él se lo impide y el baile une sus corazones. En ese momento ninguno de los dos piensa en que es un amor imposible, los dos  lo  saben como también saben que un amor así no terminará con aquel bolero.
El estruendo de un trueno coincide  con el  finde la música, su hechizo se ha roto, al mismo tiempo que les saca de aquel embeleso y todo vuelve a la realidad.
Fani liberada muy a su pesar del maravilloso abrazo ha salido a ver como llueve. Su cuerpo sigue temblando y añorando aquel calor que jamás olvidará.
La tormenta es especialmente fuerte, es impresionante, llueve a mares, además está arrasando toda la nieve que aún queda en las montañas más altas.
El río crece escandalosamente y los troncos y las piedras bajando por él producen un ruido que se escucha incluso en el entoldado.
Son las ocho de la tarde cuando por fin deja de llover.
Fani ha salido fuera del entoldado, todavía esta en las nueves a consecuencia del baile con Juanjo. Quiere estar sola para recordar, aun siente el brazo del  joven en su cintura.
Varios niños también han salido y juegan. Se están poniendo perdidos pero lo están pasando en grande.
Fani los mira sonriendo y la dan ganas de revolcarse entre el barro con ellos.
Entre los niños Está Luis que la ha visto y viene a darle un beso.
-¡Hola Fani! ¿Sigues siendo mí novia?
-¡Pues claro!- dice Fani acariciándole los rubios cabellos.
El niño feliz la besa y sale corriendo como hace siempre, pero en vez de volver a jugar con los niños corre a toda velocidad camino del río.
--¡Dios mío!- dice Fani y sale corriendo detrás de él. El río baja muy crecido y Fani sabe que es muy peligroso.
Varios de los asistentes también se han dado cuenta y van detrás de la muchacha y del niño.
Luis ha llegado a la orilla y ha subido a un pequeño saliente para admirar el espectáculo.
Fani, corre como un gamo y está llegando junto al niño.
En ese instante el saliente se desploma en el río y el pequeño queda a merced de las vertiginosa aguas.
Fani se tira tras él sin pensarlo ni un segundo. La corriente es muy fuerte y arrastra al niño y a Fani.
La suerte ha querido que unos metros más abajo los troncos y las ramas arrastrados hayan formado una débil pared pero lo suficientemente fuerte para que Fani y el niño frenen su carrera. No es un sitio seguro, en cualquier momento la barrera puede ser eliminada por la fuera de la corriente.
Fani lucha por sujetar a Luis que ha perdido el conocimiento, ha logrado colocarlo en uno de los troncos que queda fuera del agua y lo sujeta como puede. El niño ha quedado fuera del agua, pero Fani tiene un pie enredado entre las ramas y no puede sacarlo.
Ha sido todo tan rápido que no ha dado tiempo a nada.
Todos miran espantados, Elvira es sujetada por los vecinos mientras el padre del niño intenta  adentrarse en río.
En esos momentos, suena los cascos de un caballo y Juanjo aparece con unas cuerdas en su mano. En menos de nada lanza un lazo a Fani que inmediatamente queda sujeta al caballo, luego logra sacar a su hermanito del río, está inconsciente pero está bien. Después arrea al caballo con la intención de sacar a la muchacha,  pero Fani está atrapada entre las ramas.
La muchacha lanza un grito de dolor y dice:
-¡No tires, estoy atrapada!
Juanjo hace retroceder al caballo.
Tengo que salvarla, piensa rápido mientras se acerca hacia la corriente. Está atado `por otra cuerda que también sujeta el caballo.
Todos observan aterrorizados, pero Fani ha metido los dos brazos en el agua y logra soltarse.
-¡Ya está, tira!- grita desesperada.
Juanjo retrocede arrea al caballo y Fani entumecida es envuelta en una manta.
El niño había recobrado el conocimiento y lloraba a su lado envuelto en otra manta. Su padre lo llevaba hacía la casa.
Fani sigue con la mirada al niño.
-¡Gracias Dios mío! –dice en voz alta
Juanjo apresuradamente envuelve a Fani en una manta que alguien le ofrece y con ella en los brazos los sigue.
El medico del pueblo ya está en camino.
Un baño caliente y la cama de Alba hicieron el milagro y Fani se recupero enseguida.
 
Adela no se había enterado a pesar del alboroto. Andaba traficando detrás de la cena y el río esta bastante lejos de la cocina.
Cuando la señora se lo cuenta, casi se desmaya.
-¡Dios mío, pero si no sabe nadar!  -
Desde luego, su hija era especial.¡De eso estaba segura!
Al niño y a Fani el incidente les costó un buen catarro. Pero las medicinas del doctor y  la fortaleza de ambos lo solucionaron pronto.
Fani había salvado al niño y Juanjo a Fani.
La muchacha ahora además de estar enamorada hasta los huesos de Juanjo le debía la vida.
A los padres de Luis, no se les quitaba el susto del cuerpo. Ese día pudo haber sido catastrófico si no es por la valentía de Fani.
 
Los señores estaban tan agradecidos que no encontraban la forma de pagar tal favor a la muchacha. Nada les parecía suficiente.
El señor había pensado regalarle la casita del jardín o abrirle una cuenta en el banco para cuando fuese mayor, pero conociendo a la muchacha dudaban que ella lo aceptara.
Juanjo les dio a sus padres una idea:
-Yo creo que dado que es muy especial y además bastante terca, lo mejor es que le consultéis con ella. Seguro que no quiere nada pero...
Dos días más tarde los padres de Luis se presentaron en  la humilde casa que Adela compartía con su hija.
Adela al abrir la puerta no salía de su asombro al ver a los “Señores” en su casa.
La sorpresa de la de la mujer fue mayúscula. Avergonzada los invitó a entrar y compartir el fuego con ellas.
Fani los miraba en el colmo de la extrañeza y sin pronunciar palabra.
-Seguro que vienen a ofrecerme el trabajo, con el jaleo del río los trabajos quedaron sin repartir- piensa.
-¿Qué les trae a mí humilde casa?- pregunta Adela, que piensa lo mismo que su hija.
-Veras Adela-comienza diciendo Miguel.
Fani ha salvado la vida de nuestro hijo. Sabemos que jamás podremos pagar eso, pero sí queremos hacerla un buen regalo.
Fani está apunto de decir algo pero es señor le impone silencio con la mirada y un dedo en los labios, luego continúa:
-Hemos estado hablando, Elvira quiere que te regalemos la casita del jardín, pero yo creo que sería mejor una cuenta con dinero en el banco para que cuando seas mayor lo inviertas en lo que te parezca bien.
Sin embargo Juan José ha insistido en que te lo preguntemos a ti y a tú madre, él dice que tú tienes unos gustos muy especiales, así es que deberías decirnos que es lo que más deseas.
Fani se ha quedado pensando.
-Lo que más deseo no está a mí alcance- piensa.
Después de unos minutos en los que todos esperan impacientes Fani se levanta y dice:
-Lo primero, no tienen que agradecerme nada, no lo hice adrede, ni siquiera lo pensé. además, su hijo me salvo a mí. Estamos en paz.
Su madre la mira esta vez  está orgullosa de su hija.
Elvira insiste en lo del regalo.
-¡Vamos Fani! Cuéntanos que sería tú mayor ilusión. ¿Quién sabe?  a lo mejor...
 La mayoría de las cosas se logran si de verdad se quieren...
Fani ahora titubea. Cosa no muy normal en ella. Le da un poco de vergüenza, sabe que es mucho lo que quiere.
-¡Venga suéltalo ya!- Le dice la señora.
-Bueno vale- dice Fani y traga saliva- luego espeta-:
¡Me gustaría ser maestra!
Adela que estaba de pie se sienta tapándose la cara con las manos. Después le dice:
-¡Pero niña! Tu no sabes lo que dices.
-Sí madre se que nosotras no podemos, pero si los señores me ayudan cuando yo gane dinero se lo devolveré.
-¡Pero hija, para eso hay que vivir en la ciudad- dice la pobre Adela a punto de desmayarse espantada por la salida de su hija.
-¡Bueno me han preguntado por mi mayor ilusión!  ¿No? Pues esa es mi mayor ilusión, además yo les pagaría el dinero.- Dice terca.
Ahora es Miguel quien se ha levantado.  La sonrisa de su esposa le anima para que hable.
-¡Muy bien Fani!¡ Si quieres ser maestra lo serás! Eres muy inteligente. Nosotros nos ocuparemos de todos los gastos. Iras a un buen colegio en la ciudad, te costará unos cuantos años fuera del pueblo pero cuando vuelvas estoy seguro que serás ¡La señora Maestra!
-¿De verdad?- dice Fani con los ojos abiertos como platos.
-¡De verdad!  Y para mí será un orgullo poder ayudarte.
Fani sin acordarse de que es el señor le da dos sonoros besos al tiempo que dice:
-Gracias, gracias- grita mientras sigue saltando entusiasmada.
Adela muerta de Vergüenza no sabe donde meterse-
-¿Qué té pasa Adela?- Pregunta el señor.
-No te asustes mujer. ¡Ojalá hubiese muchas chicas como ella! El mundo sería diferente, la mayoría en lo único que piensan es divertirse y presumir.
A Elvira lo primero que se le viene a la cabeza es su futura nuera.
 
Fani Estos días anda muy nerviosa entre unas cosas y otras. Pero hoy está hablando con el río.
 La riada a desaparecido y el río lleva su cauce normal, Fani sentada en la orilla con los pies en el agua le dice:
-¡Ya te vale! Casi  nos matas. He venido a contarte muchas cosas aunque había pensado no hablar más contigo. ¡Ya te vale ¡-repite.
-¿Sabes? Los señores me pagaran la carrera para que sea maestra, pero tendré que irme a vivir a la ciudad, ¡Hay cuanto té voy a echar de menos! y al monte, y los pájaros. ¿Sabes? Creo que en la ciudad casi no hay pájaros. Luego se queda pensativa y continúa: Pero bueno, cuando vuelva seré la maestra de el pueblo. ¡El señor me lo ha prometido!
-Cuando sea maestra té sentirás orgulloso de mí, -le cuenta y luego prosigue:
- ¡ Ahora que lo pienso!
-¿A que al final voy a tener que agradecerte la faena que me armaste?
Si no hubiese sido por eso yo nunca podría ser maestra y tú sabes mejor que nadie que eso es lo más quiero en el mundo, bueno lo que más no, ya sabes que lo que más me gusta es él pero eso si que es imposible, ¿O no?
-A lo mejor cuando sea maestra...
Espera, espera, no té he contado lo mejor:
-Yo no quería bailar con él ¡Me daba un miedo terrible!¡Dios, estaba segura que se daría cuenta que estoy coladísima! Prefería no bailar, y eso que me  moría de ganas,  pero ¿Sabes? ¡ Él me robó! Yo estaba bailando con Carlos. ¡Hay Dios! Tú no sabes lo que sentí, las piernas no parecían mías, las manos chorreaban sudor, tuve que limpiarlas al vestido dos veces, quería que el tiempo se parara para seguir en sus brazos. Era un bolero, jamás olvidaré esa canción. Él me abrazaba fuerte, muy fuerte tanto que sentía su respiración en mí oreja y  ¡Hay Dios mío! ¿Sabes lo que me dijo al oído suave muy suave?  ¡Me  dijo!  ¡Déjame que té quiera! ¡Dios mío! ¡Que le deje que me quiera! ¡Y me lo dice a mí, a mí que estoy enamorada de él hasta el tuétano!. Creí me iba a desmayar. Bueno si la música sigue un poco más me desmayo allí mismo. Sé que es un amor imposible pero ese recuerdo no me lo puede quitar nadie,  lo recordaré toda mí vida. Será solo mí secreto, bueno y el tuyo.
Sigue contando sus cosas al río y sigue gesticulando, cualquiera diría  que está loca, pero a Fani no le importa en absoluto lo que piensen los demás.
 
Con el incidente del río el asunto de escoger el nuevo personal para trabajar en “El Palacio” se tuvo que posponer y Juan José los fue llamando al caserío para comunicárselo, dado que cuando empezó el esperado baile ya lo tenía todo decidido.
Carmen como esperaba no había sido elegida y también como Fani esperaba le habían dado el trabajo, sería la ayudante de su madre en la cocina.
Con el proyecto de “Los Señores” hacia Fani el puesto quedaría libre.
Fani haciendo gala de su atrevimiento un día le pregunto a señora:
-¿Qué va a pasar con mí puesto? Se lo podían dar a Carmen, ella guisa muy bien.
Elvira la mira divertida y contesta:
-Eso se lo tendréis que preguntar a Juan José.
-Bien se lo preguntare yo- dice saliendo decidida en busca de Carmen.
Elvira sonríe y piensa: ¡Tiene razón Adela, es terrible! Pero me gusta como es esta chilquilla, será una gran mujer el día de mañana.
Fani lleva a rastras a Carmen que se resiste, caminan deprisa por el jardín, van camino de los establos. Son las ocho de la tarde, Fani sabe que a esa hora Juan José cuida de los caballos.
de pronto frena en seco su carrera y después dando la vuelta hacia su amiga se pone en jarras y se pregunta:
-¿Pero por que se lo tengo que pedir yo? ¿Seré tónta? Se lo preguntarás tú si no nunca aprenderás!
Dicho esto se  queda plantada y empuja a su amiga que se resiste.
Carmen retrocede asustadísima y Fani le dice:
-Pero bueno ¿Tú no querías trabajar en “El Palacio?
-Sí pero...
Fani se esta poniendo nerviosa  se da cuenta que de nuevo verá a Juanjo y eso le asusta.      
-Sí pero, sí pero, ¡Cómo no te espabiles té comerán las sopas rica! El trabajo que era para mí esta vacante, pero lo tienes que pedir.
Yo ayudaré a mí madre hasta que me lleven a la ciudad, pero si no espabilas se lo darán a otra.
-Pero es que no me atrevo, ya quisiera yo ser tan decidida como tú,- dice Carmen cada vez mas compungida.
-Pues como no lo seas te vas a quedar sin trabajo. ¡Tú veras!... Yo iré contigo pero me quedaré en la puerta y no abriré la boca, te lo advierto, así es que venga.
-¡Que no Fani que ya me tiemblan las piernas solo de pensar en el señorito.
-¡El señorito, el señorito! Venga déjate de historias,
Le ha dado un empujón y luego tirando de su mano la  obliga a entran en las cuadras sin más contemplaciones.
Carmen arrastrada por su amiga se ve obligada a seguir a su amiga y en un segundo las dos están en la puerta del establo en el que Juan José está cepillando  a un caballo negro como el azabache.
-¿Se puede pasar? – Pregunta Fani.
Juan José vuelve la cabeza asombrado.
El cuadro es digno de un retrato. Fani erguida y desafiante. A su lado Carmen encogida como pillada en falta, está a punto de llorar.
-Se puede, se puede. ¿Qué les trae por aquí a las señoras?. – pregunta Juan José divertido contemplando la escena.
Carmen  no sabe donde mirar, pero la mirada de Fani se dirige directamente a los ojos de Juan José.
Juanjo, siente un escalofrío. Los ojos de Fani siempre le dan vértigo, son preciosos y hablan, hoy  hablan tanto que el joven tiene que apartar los suyos.
Sacude la cabeza, no quiere pensar.
-Bueno, bueno, haber ¿Qué queríais decirme?
Es Fani la que contesta en actitud desafiante:
-Yo nada, es Carmen que quiere pedirte trabajo.
Ah, pero ¿No sabe Carmen hablar? – pregunta  Juanjo intentando no reírse.
-Sí pero no se atreve, ¡Es idiota! – contesta Fani de lo más indignada.
Lo a dicho con tanta rabia... ella no quería hablar.
Juan José intenta contener la risa pero Fani ya se a dado cuenta y nerviosa sale del establo a toda velocidad, dejando a Carmen frente a frente con Juan José que ahora lucha por no salir corriendo tras ella.
Luego el joven mira hacía Carmen. La verdad es que la muchacha está asustadísima, no puede ni moverse. A ella también la  gusta muchísimo Juan José pero no se atreve ni a mirarlo.
Juanjo, intenta ayudar a la pobre criatura que tiembla como una hoja.
-Bueno tranquila, ¿Qué querías decirme?
Carmen con un hilo de voz responde:
-Quería pedirle el trabajo de ayudante de la cocina, como Fani se va a marchar...
-Ha, ya- dice quedándose muy pensativo.
-Es verdad, la voy a echar de menos, - piensa.
Luego se dirige a la muchacha que no levanta la mirada del suelo:
-Esta bien, cuando Fani se valla a la ciudad el trabajo será tuyo.
Carmen le da unas tímidas gracias y sala de las cuadras. Está loca de contenta.
-¡Tengo que decírselo a Fani enseguida-  piensa mientras intenta adivinar por donde andará.
Juanjo, sale detrás de la muchacha, también tiene la idea de buscar a Fani, pero él al contrario de Carmen sabe donde encontrarla, está seguro que la encontrara paseando por la orilla del río.
El echo de recordar que Fani se ira a la ciudad  le a dejado un poco tocado, todavía están en verano pero cuando llegue el otoño Fani se ira y tardará mucho en volver.
- ¡Dios! Esa chiquilla se está convirtiendo en una obsesión- piensa.
Aun le parece sentir el calor y el perfume del cuerpo de la muchacha, cierra los ojos y piensa:
-Mejor así, si no la veo desaparecerá esta obsesión, se está convirtiendo en algo muy peligroso.
Tan peligroso que cuando besa los labios de Puri sueña con la boca de Fani.
-Solo es una niña, sé que no puedo pensar de esa forma en ella pero esto es más fuerte que yo, esos ojos y esos labios me obsesionan.
Juanjo sin darse apenas cuenta va camino del río.
Carmen sin embargo se dirige a la cocina donde Adela revuelve entre los fogones.
Fani ajena a todo chapotea en el agua.
Está sentada en una piedra y sus pies juegan con las cristalinas aguas.
_¿Sabes?- le cuenta al río, su eterno confidente:
¡Soy una idiota! No se porque no me puedo callar y por culpa de Carmen él se ha reído de mí. ¡ Huí que rabia!- dice mientras pisotea el agua con fuerza. 
Ahora sonríe y continúa:
-Pero... ¡  Dios mío que guapo estaba! ¿Sabes? ¡Es el chico más guapo del mundo!
Mientras la muchacha se sincera con el río, Juanjo un poco más allá la observa oculto entre la hierva.
Fani como siempre gesticula y habla en voz alta.
Juanjo daría algo valioso por saber que es lo que le cuenta al río.
De pronto Fani recuerda el cabello de Puri.
-Es bonito y va siempre tan bien peinada... –dice. Luego mira su trenza dorada y le pregunta a su confidente:
 -¿ A qué mí pelo es más bonito? Yo también lo puedo dejar suelto o recogerlo en uno de esos  moños tan elegantes de los tanto presume Puri.
Se le ocurre que probara. Suelta el pequeño lazo que sujeta su trenza y empieza  a liberar las doradas hebras de cobre que flotan sinuosas por la espalda y llegan hasta su cintura.  Sacude la cabeza con energía y las ondas de su pelo flotan al viento mientras la puesta de sol recorta su imagen erguida y desafiante.
Juan José no puede ni pestañear. Una puñalada atraviesa su corazón y en su mente rueda la idea de acercarse y  acariciar aquellos cabellos de fuego que abrasan su cuerpo.
En esos momentos  se pone en pié  y el reflejo de las aguas le devuelve una imagen que le recuerda lo bonita que es.
Fani satisfecha dice:
-¿Lo ves? ¡Té lo dije! ¿A que son más bonitos los míos?
Intenta sujetarlos hacia arriba  y  formar un moño  un como  el de Puri. Los cabellos se escapan revoltosos por entre sus manos, no lo consigue y se  dice en voz alta:
-¡Bueno y que, lo  dejare así!
Vuelve a meter los pies en el río y sigue  contándole:
-Cuando sea maestra conoceré a otros chicos, seguro que en la ciudad hay mozos muy guapos. Tendré un novio que me llevará al cine y a bailar. Nos casaremos y tendremos muchos hijos, por lo menos cuatro. Viviremos en una casa muy bonita.
-¿Sabes lo primero haré cuando gane dinero? Pues mandaré arreglar la casa de mí madre, le comprare una cocina de carbón tendremos agua en casa para que no tenga que venir a lavar la ropa y le compraré muebles y vestidos bonitos. ¿Tú té has fijado lo guapa que es mí madre? Mí padre debía de estar muy enamorado de ella.
Luego se que pensativa y se pregunta:
-¿Estaré yo enamora de Juan José? Bueno es igual, cuando baya a la ciudad se me pasará, aunque... Bueno, Ya veremos. Ahora voy a preguntar a Carmen si le han dado el trabajo.
Sacude de nuevo la cabeza y sale corriendo con el pelo suelto y descalza. Cruza a pocos pasos de Juanjo que se oculta entre la alta hierva para no ser visto.
Esa imagen de la muchacha con el pelo al viento sería a partir de ese día el sueño y el martirio de Juan José durante mucho tiempo.
 
 
Carmen ha ido derecha a contarle a la madre de Fani que cuando llegue el otoño será su ayudante.
Adela la escucha encantada. Carmen es una buena chica y además necesita el trabajo.
-¡Me alegro mucho Carmen! –le dice dándole un cariñoso abrazo.
 Fani  entra en la cocina y sin casi respirar pregunta:  
-¿Qué, té dio el trabajo?
-¡Sí, sí! ¡Estoy tan contenta!- responde Carmen dando saltos de alegría.
De pronto se queda como clavada en el suelo y dice:
-¡Dios tú pelo! ¿Qué has hecho!
-Me lo he soltado para que le dé el aire. ¿Té gusta?
-¡Ya lo creo, estas preciosa, de verdad! Pero se te enredará mucho.
-Bueno es igual, a lo mejor me lo corto.
Lo había dicho sin ningún interés, pero Adela siente un escalofrío y le increpa nerviosa:
-¡Ni se té ocurra! ¡Dios serás muy capaz!
-¿Y qué pasa madre? ¡Por qué no me lo puedo cortar?
La pregunta coge desprevenida a la pobre mujer que responde:
-¡Por que no! ¡Y ya está bien!
Fani sigue en sus trece :
-No se si lo cortare algún día  pero quiero saber por que no puedo hacer con mí pelo lo que me dé la gana.
Adela, por toda respuesta sale protestando de la cocina:
-¡Esta hija mía me volverá loca, estoy segura!
Fani sigue queriendo saber  cual es el problema y le pregunta a su amiga:
-¿Tú sabes por qué?
Pues no, pero todas tenemos el pelo largo-responde Carmen, con toda tranquilidad.
Fani la mira fijamente y como en un desafío le espeta:
-¡Pues mira, para que no seamos todas a lo  mejor me lo corto! -dice acariciando el precioso pelo rojo que galopa por sus espaldas. –Luego como hablando consigo misma continúa diciendo:
-Al fin y al cabo el pelo es mío y crece, no sé por que no me lo puedo cortar.
La cosa no llega a mayores, pero la rebeldía de Fani asusta tanto a su madre como a Carmen.
 
La primavera ha llenado los manzanos de flores que parecen  estar nevados y bañados de luna, la hierva está en su esplendor y todo es vida, el trino de los innumerables pájaros es incansable y las rosas regalan sus mejores aromas.
Fani sabe que cuando finalice el verano y se baya a la ciudad echará de menos todo aquello, pero lo que más le apena es separarse de su madre.
-Se quedará muy sola- piensa y siente que eso le dolerá mucho, solo la tiene a ella y al recuerdo de su padre.
Le escribiré todas las semanas.
 ¡Pero Dios, si mí madre no sabe leer!-Se dice Fani en voz alta frente al espejo que refleja toda la lozanía de su joven cuerpo.
Esta triste y sale de la casa pensativa.
Adela la observa sin tener idea de lo que le pasa.
Camina con la cabeza baja,  vuelve a llevar el cabello trenzado y no se ha vuelto a preocupar más de su peinado.
Mientras camina va dando patadas a cualquier cosa que  se cruza en el camino.
-¿Cómo le cuento yo a mí madre lo que hago en la cuidad?- ¡Vaya problema!
Tan ensimismada va en su problema que no levanta la vista del suelo.
-Se los puede leer la señora, pero yo no quiero. Además mí made no se lo pediría nunca.
El gran problema de Fani se iba a resolver inmediatamente.
Por el camino de tierra camina Carmen como siempre con la cabeza baja.
-¡Ya está! – exclama Fani.
-¿Ya está qué? – le pregunta su amiga intrigada.
Pues que acabas de resolver un problema muy grande que tenía.
-¿Yo?- pregunta Carmen sin entender nada.
Fani, le espeta un par de besos en las mejillas
-¡Pero bueno! ¿Qué  mosca te a picado? Estas rarísima.
-Hay es que tenía un problema tan grande...
Sabes que mí madre no sabe leer, ¿No?
-Si claro y la mía tampoco.¿ No estarás pensando que aprendan ahora?
¡Yo  te temo!
-No, pero no sería mala idea, lo que pasa  es que ya no me da tiempo.
-Bueno, te cuento:
- Tú puedes leerle las cartas a mí madre. Cuando este en la ciudad le escribiré todas las semanas, así no se sentirá tan sola.
¡Si quieres claro! – dice Fani a su amiga,
-¡ por supuesto! y así de paso me escribirás a mí contándome muchas cosas y yo te contaré como me  aburro sin ti.
-¡Pues es verdad! No había caído yo en eso.
¡Estupendo- dice Fani abrazando ahora a su amiga que recibe el abrazo feliz y entusiasmada con el asunto.
 
Adela se cruza con ellas. Viene de lavar en el río y el balde que contiene la ropa limpia reposa sobre su cabeza. Camina con gracia, como  si de una modelo se tratara, en una mano lleva la pastilla de jabón y la otra el  cajón que le sirve para arrodillarse al borde del río.
-¿Qué os traéis entre manos? – Pregunta la mujer.
-Estábamos arreglando un problema-contesta Fani muy animada.
¡Hay vuestros problemas!... – reza Adela sonriendo.
 
 
Adela a trabajado duro, pero cuando piensa en Fani no le importa. Con la ayuda de los señores, su hija será la maestra del pueblo y no tendrá que trabajar tan duro como ella. El día de mañana será una señorita, por que de lo está segura Adela es que su hija tiene muchos defectos, pero también muchas virtudes y está decidida a ser alguien en la vida.
Sonríe mientras se figura a su hija dirigiendo la escuela de Tielloso.
 
Carmen y Fani se han separado y cada una toma diferente camino.
la primera se dirige al monte a buscar leña. Fani camina hacía el río.
-Un día cuando yo sea maestra ganare mucho dinero, lo primero que haré será ponerle agua en la cocina a mí madre, así no tendrá que ir a lavar al río. Pasa tanto frío...- piensa. Yo ya no podré ayudarla  ni llevarle el vino caliente con azúcar. – sacude  la cabeza u dice en voz alta:- Se lo pediré también a Carmen. Ella es muy buena y además quiere mucho a mí madre, estoy segura que lo hará,
Ahora sus pensamientos están en ser maestra y le viene a la memora sus días en la escuela y la pobre profesora, ¡Cuánto la habían hecho sufrir! Pobrecita, ya estaba tan mayor..
Fani ya no va a la escuela pero la ve a menudo pasear por el pueblo, siempre impecable con los cabellos blancos recogidos en un moño y siempre vestida de negro.
-Yo nunca vestiré de negro, es un color horrible. Cuando sea la maestra de Tielloso vestiré colores alegres  y calzaré zapatos con tacones. ¡Seré tan elegante como Puri! – piensa mientras se quita las alpargatas sumamente gastadas y sumerge los pies en el agua  limpia y fría del río.
Frunce el entrecejo mientras dice:
-¡Puri, Puri! si no fuese por esos vestidos tan guapos...
-Bueno es  igual,  yo también voy a tener vestidos preciosos y seré más guapa y más joven que ella.
De pronto una voz a sus espaldas pregunta:
-¿Más guapa que quien?
A Fani no le hace falta darse la vuelta para  saber quien hace esa pregunta, reconocería esa voz entre un griterío de cientos de personas.
Está de pies en el río, su cuerpo envarado no se atreve a dar la vuelta está segura que  él descubrirá lo que estaba pensando.
Por fin reacciona como siempre  que Juanjo está cerca.
-¿Y a ti qué te importa?
-¡No, no,! Si no me importa  solo  era para dar mí opinión- dice el joven.
Fani sabe que él se esta riendo de ella, pero también sabe que el rojo de su cara no desaparece, tiene la impresión que arderá en cualquier momento y nerviosísima intenta escapar .
La mano de Juanjo se lo impide al tiempo que le dice:
-Espera mujer, ¿Se puede saber por que siempre reaccionas así?
-¿Reacciono cómo?- pregunta Fani que olvidando el rojo de su cara vuelve su rostro hacía él.
No se da cuenta que esta roja como una amapola, pero Juanjo la mira divertido; no dice nada sabe que al menor comentario saldrá corriendo como de costumbre.
El joven intentando no reírse contesta:
¡Pues así, cómo su yo fuese tú enemigo! ¿Porqué me tienes tanta manía?, Yo no creo que té haya hecho nada.
Fani apuradísima comprende que tiene razón y muy en contra de su voluntad contesta:
-Perdona, tienes razón. Es que me asustaste.
-Bueno eso ya  es otra cosa- luego continua: - ¡Té molesta que me siente aquí?.
-No, no a mí no, - contesta la muchacha que no sabe  donde mirar.
Juanjo procede a quitarse las botas y luego sumerge los pies en el río.
Son unos pies grandes que en el agua parecen más aun.
Fani también se a sentado de nuevo al borde de una roca y ensimismada compara sus pies con los del muchacho:
-¡Dios mío, qué pies tan grandes- dice Fani .
A él le hace gracia y sonríe divertido al tiempo que comenta:
-¡Es verdad! en cambio tu los tienes pequeñines y muy bonitos, mira el meñique casi ni se té ve – dice divertido.
A Fani le hace gracia y ríe con ganas. La risa de  Fani  es muy contagiosa y los dos acaban llorando de risa. Cuando se calma un poco secándose los ojos con el dorso de la mano le dice a la muchacha:
¿A qué es mejor así? ¿Somos amigos?
-Bueno- dice Fani limpiándose también las lágrimas.
-Vale, pues entonces prométeme  que no escaparas cada vez que aparezco.
-¡Prometido! –dice Fani levantando la mano derecha en señal de juramento.
-Bueno, creo que tengo que marcharme, tengo mucho trabajo por hacer-dice Juanjo- luego añade:
- ¡Mira el río a descansado mis pies! Vendré más a menudo por aquí.
Dicho esto y levantándose recoge su calzado y se aleja descalzo por entre la hierva.
Fani lo mira embelesada-
-Que fuerte y que guapo es Dios mío- Se dice Fani para sus adentros.
Piensa- Yo a su lado parezco una niña.
No quiere reconocer que todavía es una niña, una niña casi mujer, pero una niña.
Juanjo, ni siquiera a mirado hacía atrás, camina deprisa y decidido, no quiere detenerse, sabe que si se parara un segundo daría la vuelta y regresaría junto a ella.
Apenas a perdido de vista al joven cuando la muchacha comienza su dialogo con el río.
-¡Hay amigo como me tiemblan las piernas!-creo que él no lo a notado, eso espero... – ¡Lo he pasado fatal! pero, ¿Ves? ahora somos amigos.  Le he prometido no escaparme y se a puesto muy contento.  Lo que pasa es que cuando lo tengo junto a mí tiemblo de pies a cabeza y tengo miedo que él se de cuenta.
-¿Tú crees que estoy enamorada de él? –luego añade:- No no, no me contestes, ya se lo que vas a decir.
-¿Sabes?  Cuando valla a la ciudad voy estar muy sola y se que té echare de menos, no tendré a quien contar mis secretos. Tampoco veré a mí madre, pero tengo que estudiar, ¡Tengo que ser maestra!- Además el señor me ha prometido que cuando termine la carrera seré la maestra de Tielloso.
¡Será maravilloso!- con el dinero que gane, compraré muchas cosas a mí madre y seré una señorita, me compraré vestidos preciosos-
 Está pensativa unos instantes, luego muy contenta dice:
- ¡Ah y me  cortaré el pelo!.
¿Le gustaré a él con el pelo corto?. ¡Seguro que sí!
-Bueno, para entonces a lo mejor tengo novio y él no me gusta.
Lo ha dicho pero no está nada convencida de que eso ocurra.
Sale del río y le dice a modo de despedida:  Bueno de lo que estoy segura es de que nunca encontraré un amigo como tú.-  Luego se moja la cara y con ella húmeda se aleja.
 
 
 El verano a pasado muy deprisa y todo está preparado para que Fani comience su nueva vida.
Los señores se han encargado de todo, ellos mismos la llevaran a la muchacha a la ciudad para dejarla instalada en el colegio en el cual vivirá.
 
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A Fani le cuesta mucho despedirse de su madre, es la primera vez que se separan y Fani coge una pereta tremenda.
Adela le abraza angustiada.
-Hija no llores, verás que pronto pasa el tiempo y volvemos a estar juntas,
ya sabes el refrán. “Al que algo quiere, caro le cuesta”
Fani limpiándose los ojos con el  dorso de la mano deja de llorar y vuelve a abrazar a  su madre al tiempo que le dice:
Eso es verdad, ya veras que pronto tendrás una casa con cocina de carbón y con agua para que no tengas que ir a lavar al  río.
-Claro hija y tu serás una señorita y no tendrás que trabajar tan duro como yo, de eso estoy segura.
También se a despedido de Carmen que como es su costumbre a llorado como una Magdalena.
Ya está en el asiento trasero del coche cuando ve venir a Juan José.
Él se acerca y abriendo la puerta introduce la cabeza al tiempo que le tiende la mano y dice:
-Espero que no te olvides de nosotros.
Lo a dicho de tal manera que a Fani se le a puesto la carne de gallina y un escalofrío le sube de los pies a la cabeza.
La mano de Juanjo oprime la suya con fuerza. Tiene un calor especial,
tan especial como el brillo de sus ojos.
Fani soñaría a partir de entonces todas las noches con esa mirada.
Estaba segura que jamás olvidaría el color y el brillo de aquellos ojos que sin hablar le decían tantas cosas.
Cierra los suyos para así guardar aquel tesoro.
Todo a sido muy rápido y Fani solo a podido contestar un,”Claro que no” que a pronunciado sin apartar sus ojos de aquellos otros que la atraen como el más fuerte de los imanes.
La puerta con su sonido sordo al cerrarse termina con el encanto. El automóvil emprende el viaje mientras Fani pestañea sin cesar para que no se escape esa lágrima de sus ojos de color de la noche.
En el colegio su vida será completamente distinta.
Ya no podrá correr por los prados verdes cubiertos de hierva ni oler los deliciosos aromas de flores de los campos. Pero sobre todo lo que más añorará  será a su madre, a su madre, al río y por supuesto a Juanjo.
 
El día había comenzado bien, pero ahora Fani se sentía tan triste...
Solo el recuerdo de los ojos de Juanjo y el calor que aún retenía su mano podían mitigar la soledad inmensa que ahora sentía. 
Los señores conversaban en la parte delantera del automóvil y a ella le parece sentirse a cientos de kilómetros de ellos y de todo el mundo,.
Siente unas ganas enormes de llorar y gritar que le regresen al  pueblo que la lleven con su madre y con su querido río.
Ya es media tarde cuando el coche llega a la ciudad. Una niebla intensa y húmeda borra la mayoría de los edificios.
Las calles a pesar de todo bullen de gentes que caminan deprisa. No hacía mucho frío, pero ya empezaban asomar los primeros abrigos.
Una calle amplia y recta llena de escaparates llama la atención de Fani.
Seguro que en aquellas tiendas era donde compraba Puri esos vestidos tan vaporosos y aquellos zapatos de tacón alto que a ella tanto le gustaban.
Un poco después el automóvil dio por finalizado el  viaje y un edificio antiguo y triste apareció ante los ojos de Fani como si de un fantasma se tratara.
A la muchacha le parece horrible, aunque la verdad no lo es pero los ánimos de Fani y la niebla dominaban los sentimientos de la muchacha.
-¡Hemos llegado!- Dice Miguel aliviado.
Luego continua volviendo la cabeza hacía Fani:
-Bien muchacha, aquí comienza tu nueva vida y sobre todo tú futuro.
Fani sonríe y contesta:
-Gracias, no los defraudaré, seré maestra y les podré pagar todo lo que hacen por mí.  Esto debe de costar muchísimo dinero.
-Por  eso no te preocupes ya sabes que lo hacemos con mucho gusto, será un orgullo verte el día de mañana enseñando en la escuela de Tielloso, ese será el único pago que tienes que hacer –le dice Miguel a su esposa que sonríe con ternura.
-Así es Fani yo pienso lo mismo, para nosotros será un orgullo.
-Gracias- repite Fani mientras observa los chicos y chicas que deambulan por los alrededores. Visten diferente que los del pueblo, allí todo el mundo lleva zapatos y ropa al parecer de Fani, muy elegante.
Eso no es que le preocupe mucho, además a ella los señores le han comprado de todo y también usará zapatos todos los días, pero está segura que echará de menos sus queridas alpargatas de esparto.
Después de dejarla instalada en el colegio, los señores se han despedido de ella prometiéndole que estarán pendientes de sus estudios y asegurándole  que tienen mucha confianza.
El colegio es un edificio antiguo triste y sombrío
Fani siente una tristeza que amenaza con inundar sus preciosos ojos. Ese será su nuevo hogar
 
 
 
La vida es totalmente distinta a como lo era en su querido pueblo. Ya no tenía aquella libertad de la que disfrutaba allí todo el día.
Ahora se pasaba todo el tiempo encerrada en aquel triste edificio.
Los días son inmensamente largos.
De cualquier forma Fani no tiene mucho tiempo para desperdiciar, estudia sin descanso y el tiempo en que los libros no estaban en su cabeza es ocupada por los dulces recuerdos de Tielloso.
Los profesores le han dicho que es muy inteligente y que podría estudiar  cualquier carrera, pero ella solo quería ser maestra. ¡La maestra de Tielloso!
 
Escribe muchas cartas a su querida amiga Carmen en las que le cuenta a su madre los pormenores de su vida en aquel lugar, también lo que la echa de menos y las ganas que tiene de volver a verla.
Aquel fue un invierno muy largo, pero cuando llegó la primavera ya tenía un montón de amigas y también algunos amigos, pocos por que ella tampoco daba demasiada confianza a los chicos.
Aquella mañana el ruido de la calle es sordo y el ambiente horriblemente húmedo, imprime en todo un alo de tristeza muy especial.
Abrió la ventana y asomándose miró hacía un lado y a otro, no se veía casi nada, solo los viejos muros del convento cercano.
-¡Que feo es por Dios! Como podrán vivir así – se dice.
Ella sabe que en él habitan monjas pero da la sensación que estuviese vacío, casi nunca abren  las ventanas y las rejas le hacen  parecer una cárcel.
De pronto recordó que era su cumpleaños.
-¡Ala, si es verdad, hoy cumplo diecisiete  años!
-Pues vaya día, encima no tengo a nadie que me lo recuerde. Mí madre se acordará y a lo mejor Carmen también, ¡Pero están tan lejos...!
A pesar  de que para ella debería ser un buen día está hoy muy triste.
Después de desayunar vuelve a la habitación, aún le queda tiempo repasará un poco los libros pero la verdad es que no tiene muchas ganas.
Vuelve a mirar hacía el exterior, el día sigue gris y ella tiene unas ganas terribles de llorar.
Mira la fotografía  de su madre que descansa sobre la mesita de noche.
No puede reprimir las lagrimas y rompe en sollozos.
-¡Cuánto té echo de menos madre! –dice en voz alta mientras abraza fuerte el portarretratos que descansaba sobre la mesita de noche.
Era necesario reponerse, Fani se lava la cara y saliendo de la habitación
se incorpora a las clases.
La mañana está tocando a su fin y Fani sigue triste, no tiene ganas de hablar con nadie.
Después de comer se dirige a la biblioteca, no le apetece nada más que estar sola.
Pero ese día su tristeza se evaporó al mismo tiempo que la niebla que reinaba en el exterior.
Uno de los profesores se le acerca y blandiendo alegremente un sobre en su mano al tiempo que le dice:
-¡Es para ti!
Fani lo recoge con alegría.
-Bueno por lo menos mí madre se acuerda de mí- piensa.
Mira el sobre con atención. Está dirigido a ella pero no es la letra de Carmen.
-¿Quién puede ser?- Se pregunta al tiempo que le  da la vuelta.
-Que raro, no tiene remite.- sigue pensando la muchacha cada vez más intrigada.
Se sienta en el banco del largo pasillo que conduce a la biblioteca y abre el sobre blanco que tiembla en sus manos.
Su asombro sigue en aumento el sobre parece estar vacío, pero no en una de las esquinas descansa una pequeña cartulina blanca.
Fani lo saca nerviosa y  sus ojos no pueden creer los que están viendo.
Pegadas a la cartulina hay dos margaritas. Debajo de ellas se puede leer en letras claras y perfectas ¡Felicidades!
Fani da la vuelta a la cartulina esperando encontrar  quien se lo envía. Su intriga sigue en aumento, la cartulina esta completamente en blanco.
El corazón de la muchacha parece un caballo desbocado.
-¿Quién puede habérselo enviado?
Allí nadie sabe que hoy es su cumpleaños.
Vuelve a mirar el sobre, nada.
De pronto un escalofrío recorre su cuerpo y una ola de calor hace que su rostro se  vuelva rojo como una amapola.
¡Dios mío Juanjo!
-  Pero no él tampoco sabe que es su cumpleaños.
-¿Se lo habrá dicho Carmen? – No, no,  Carmen no se atrevería ni él se lo preguntaría.  Sin embargo ...
¡Hay Dios, sería demasiado maravilloso! – dice.
-Frena, frena Fani que eso no puede ser - dice intentando no convencerse
a si misma.
Era maravilloso por que acaba de recordar que esas flores crecen a la orilla del río, de su río, y nadie más que él podía saber que ella las deshojaba sin cesar porque en más de una ocasión le había dicho:
-Ya estas  otra vez deshojando las margaritas. ¿Qué quieres que té digan?
Ella como siempre  salía  disparada sin contestar y Juanjo también como siempre, se reía de ella.
Besa la cartulina con amor,  ahora esta casi segura que el regalo es de Juanjo. Guarda con mimo la cartulina en el sobre y lo oprime contra su corazón al tiempo que  murmura como si de una oración se tratase ¡Gracias! Cierra los ojos y le parece sentir el calor de aquel cuerpo  de Juanjo y el perfume inconfundible de su piel, las mismas sensaciones que aquella tarde en el baile, incluso el susurro de un viento le dice:
¡Déjame que té quiera!
Esa tarde tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para concentrarse en los libros.
Ese trece de mayo, el día en que cumplía dieciséis años había amanecido muy triste y sin embargo se había convertido en un día maravilloso. Ya no tenía dudas, su corazón le decía que esas margaritas decían muchas cosas maravillosas que ella no se atrevía a creer.
La vida en el colegio seguía el mismo ritmo pero Fani tenía una ilusión renovada, también miedo por que las dudas algunos días  también eran más grandes.
-¿Y sí no fue él?
- No tiene que ser él, no puede ser nadie más.
De pronto se acuerda de Puri.
-Dios Fani, no puede ser tiene novia y además mucho dinero- piensa casi al mismo que dice en voz alta:
 -Pero las margaritas son mías, algo es algo.
 
Pronto llegaría el día de regresar a Tielloso, los estudios van maravillosamente bien y todos están orgullosos de ella.
En el libro de gramática, la tarjeta con las dos margaritas repleta de besos descansa justo en las paginas en que se conjuga el verbo amar. Ella sabe que Juanjo solo es su amigo pero su corazón, no.
 
En la ciudad ha conocido chicas y chicos en especial a un chico.
Se llama Jorge es muy simpático y muy guapo, es dos años mayor que ella y también estudia la carrera de maestro y no le quita los ojos de encima.
Jorge es fuerte y muy moreno, con unos ojos negrísimos que cuando miran a Fani brillan como dos estrellas.
Jorge la ayuda en los estudios, para Fani solo es un amigo pero para el muchacho Fani significa algo más.
Una tarde le había dicho:
-¿Té importaría que nos escribiésemos?- si quieres segur estudiando todo el verano yo té puedo ayudar.
A Fani le parece buena idea y acepta el ofrecimiento.
Ese joven moreno y atento ocuparía más tarde un lugar importante en su vida con el correr de los tiempos.
El joven no se atreve a decirle que le gusta y que quisiera ser algo más para ella,  esperará  y poco a poco se irán cogiendo confianza, si se lo dice ahora lo más seguro es que le diga que no.
Es mediodía, Jorge se le acerca y  sin más le pregunta:
-¿Té gustaría ir al cine conmigo?
Fani lo mira extrañada.
-¿No té gusta el cine? – le pregunta Jorge al ver la expresión del rostro de Fani.
La muchacha se le queda mirando fijamente y luego contesta:
-No sé, nunca he ido al cine.-
-Estupendo, pues podemos ir hoy, hay una sesión por la tarde y es una buena película, !Té gustará, yo te invito!- dice el joven entusiasmado.
Fani está tan sorprendida como indecisa, no sabe que hacer, deberá pedir permiso, pero además no sabe si está bien que salga con un chico.
-¿Qué me contestas? Anímate lo pasaremos muy bien y por lo menos meterás en esa linda cabecita algo que no sea un libro.
-Tendré que pedir permiso, no sé si podré ir.
-Por supuesto, yo me responsabilizo.
-Té devolveré al colegio sana y salva- dice Jorge sonriendo feliz.
-Iremos ahora mismo a pedir ese permiso y ya no tendrás disculpa.
Caminan por el pasillo que lleva al despacho de dirección del colegio.
Fani está nerviosa y además no sabe si de verdad quiere ir al cine con él.
Le gustaría poder comentarlo con alguien pero ahora no tiene con quien compartir sus dudas.
Por una parte la gustaría ir al cine pero por otra...
Sabe que sus amigas del colegio van al cine con chicos, pero ella esta muy indecisa.
-Ojalá no me den permiso- piensa mientras mira de reojo a Jorge que camina sonriente y decidido.
El permiso ha sido concedido sin ningún esfuerzo, eso sí a las ocho debe, regresar y pasar por el despacho de nuevo.
-¡No importa nos sobra tiempo! Había dicho él muchacho feliz.
Así es como Fani casi sin querer había concertado su primera cita con un chico.
 
Ese día escogió con esmero su vestuario. Una falda azul marino tableada, camisa blanca y una rebeca azul marino.
Lo mira atentamente. La verdad es que aquello más bien parece un uniforme.
-Demasiado triste, - piensa mientras examina el resultado.
Recuerda el último vestido que le regaló Elvira, era de Alba y es precioso, muy alegre de un estampado con rosas rojas.
-Este sí - se dice mientras coloca los frunces del vestido, con sus zapatos negros serán el complemento perfecto.
Luego mira su trenza.
-¿Y si me peino diferente?- Lo ha dicho en voz alta y se sorprende, ahora ya no habla sola tan a menudo.
Se hará una cola de caballo,  a su amiga Pili le queda muy bien.
Pili es una de sus mejores amigas en la ciudad, mas tarde también será muy importante en su vida.
Decidida deshace la trenza y una cascada de hondas resbala sobre su espalda.
-No, demasiado ondulado, lo lavaré y de esa forma se quitarán las hondas.
Ya vestida para la ocasión se mira al espejo. La cola quizás es demasiado larga pero no está mal.
La verdad es que está preciosa.
Ahora ya no está preocupada por si estará bien o mal, se siente bonita.
-Mañana se lo contaré a Carmen en la carta, se va ha quedar de piedra cuando sepa que he salido con un chico – piensa mientras sonríe al espejo imaginándola cara de su amiga.
Nerviosa da los últimos retoques a su atuendo.
La mirada de Fani de pronto brilla más.
-Que le parecería a Juan si me viera ahora? –piensa.
La muchacha sigue pensando todos los días en él y añora el momento de volver a verlo, tampoco pasa un día en que no recuerde el brillo de su mirada ni el calor de sus manos, es como una obsesión.
Ha quedado en encontrarse con su amigo a las puertas del colegio y espera que sea la hora.
-¿Cómo será el cine – se pregunta.
Ha oído hablar sobre eso pero no se lo puede imaginar.
En la calle, Jorge espera impaciente.
Fani solo es su amiga pero él quisiera algo más, es preciosa, además es tan sensata que parece tener más años. Sabe que ahora no debe decirle nada a la muchacha sobre sus sentimientos, está seguro que lo rechazaría y luego no querría ser su amiga.
De momento se conformaría con eso.
La aparición de Fani en la puerta corta de raíz los pensamientos de Jorge.
-¡Dios! cada día está más guapa,- piensa mientras se acerca a la muchacha que sonríe nerviosa como esperando el visto bueno del joven.
¡Estás preciosa!  Ha sido el saludo de Jorge.
Se ha puesto roja como la grana y eso acrecienta la hermosura de aquel rostro casi infantil.
Caminan decididos. De vez en cuando Jorge ladea la cabeza, la mira y sonríe orgulloso de poder pasearse con chica tan guapa.
No quiere hacerle muchos halagos, sabe que se pondrá nerviosa.
Un chico pasa junto a ellos y lanza un silbido de admiración.
Fani mira sorprendida a su amigo, en sus ojos hay una pregunta clara que él contesta  con un:
-¡Es que eres muy guapa Fani!
La muchacha sonríe y luego pregunta:
-¿y por eso silva?
-¡Claro, eso es un piropo!
Fani se siente halagada pero no dice nada.
El señor de la ventanilla entrega las entradas y Jorge toma de la mano a Fani y sin más se dirigen a las grandes puertas que dan paso a la sala.
Fani cada vez está más asombrada.
Mira hacía un lado y  a otro del gran vestíbulo. El suelo es de mármol blanco, unas lámparas de lágrimas que son enormes cuelgan del techo. Las paredes tapizadas en granate, estas  están adornadas con espejos y cuadros a los cuales  acompañan unos apliques de  luz sabiamente colocados. Las elegantes y amplias escaleras, también de mármol blanco presumen de unas enrevesadas barandillas de hierro forjado no menos elegantes que  por comienzan a ambos lados del impresionante vestíbulo conducen a la planta superior.
Fani no sale de su asombro, nunca había visto nada tan lujoso, ni siquiera en “El palacio”.
  Jorge es consciente de que la muchacha nunca ha visto una cosa así y se siente feliz de poder ser él quien le haya proporcionado ese placer.
Sí ese placer por que los ojos de Fani hablan por si solos.  Lo mira todo con avidez y su media sonrisa denota que ella también es feliz.
-¿Vamos a subir allí arriba: - Pregunta la muchacha.
-No, nosotros nos quedamos aquí abajo- le responde  Jorge y luego continua:
-Arriba hay otra sala pero es un poco menos elegante, lo llaman   “El gallinero”
Fani se ríe y muy extrañada por el nombrecito pregunta divertida:
-¿No me digas que las gallinas también vienen al cine?
El muchacho suelta una carcajada a la que Fani acompaña con la suya y los dos ríen felices
-¡Hay Dios Fani eres la monda! –Luego se explica:
-Verás, lo que pasa es que la sala de arriba es de menos categoría y  por lo tanto las entradas son más baratas, lo más normal es que se llene de chavalería y de crios que preparan un alboroto que té puedes imaginar. Por eso lo llaman “El  gallinero”
-Ya, ya ahora si me lo explico- dice Fani divertida.
Siguen investigando por el vestíbulo. Jorge le explica los pormenores:
-Mira, esa puerta es la de los lavabos de señoras, al otro lado esta el de los caballeros.
 Suena una especie de aviso, Jorge cogiendo a Fani de la mano le dice:
-Ya va a empezar la película, vamos.
-Fani mira a su acompañante y este  le invita a pasar hacia la sala de cine.
El nuevo recinto no tiene nada que envidiar al vestíbulo.
Ante los ojos atónitos de la muchacha dos anchas hileras de butacas tapizadas del mismo color que las paredes ocupan la gran sala. Al frente y custodiada por dos cortinas de terciopelo a juego con las butacas, lo que a Fani le parece una inmensa pared blanca.
No dice nada solo observa con admiración.
Jorge también en silencio está ensimismado mirando a la muchacha, sus ojos fijos en esa cara con la ilusión de una niña.
- Una niña muy mujer,- Piensa Jorge.
En ese momento un acomodador uniformado de verde acude solicito a recoger sus entradas e indicarles el lugar que les corresponde.
-Por aquí, por favor. – Dice el acomodador mientras camina por delante e ellos con seguridad conocedor de su oficio.
Después de indicarles el lugar que deben ocupar regresa a la puerta de la sala en espera de nuevas personas.
Las butacas son muy cómodas, le vuelven a recordar “el Palacio” y con ello por supuesto a Juanjo.
-Seguro que él habrá llevado montones de veces a Puri.- piensa.
¿Estas bien? –Pregunta Jorge sacándole de sus sombríos pensamientos.
Como pillada en falta responde presurosa:
¡Sí, sí muy bien!
En ese mismo instante se apaga la luz y ante los asombrados ojos de Fani aparece una gran pantalla en la que Fano pude leer. “ NODO”.
La muchacha no comenta nada, piensa que ese es el título de la película.
A continuación enormes fotografías en las que aparece el Generalísimo Franco, la bandera de España y poco más.
Fani no entiende mucho pero se da cuenta que eso no es la película y espera en silencio mirando de reojo a todo el mundo para ver como se comportan.
La película narra una maravillosa historia de amor, pero el final es tan triste...
Las lágrimas ruedan sin reparos sobre el bello rostro de la muchacha.
Jorge ya hacía un buen rato que no miraba a la pantalla. Embelesado observa a su compañera. Esta por el contrario está tan lejos del mundo real que no existe nada más que aquella preciosa historia.
Para Jorge  no existe más que aquella inocente muchacha de la cual ahora está seguro estará enamorado toda su vida.
Solícito ofrece su pañuelo  a Fani, ella lo coge distraída y enjuga sus lágrimas, después sin perder de vista la pantalla devuelve a Jorge el pañuelo.
El muchacho lo besa con devoción, luego lo dobla con cuidado y lo guarda con mimo.
Ese pañuelo será de ahora en adelante un tesoro para él.
Ha sido una tarde maravillosa para los dos. Sin embargo  para Jorge ha sido corta y desea con toda su alma que sea la primera de muchas otras tardes.
Fani por su parte esta feliz pero ella no espera ninguna otra tarde, ella ahora más que nunca quiere volver a Tielloso.
 
Por fin llegó el día, se ha despedido de sus amigas y de sus profesores.
Ahora se despide de Jorge.
- Espero que no té olvides de escribirme, me lo has prometido, recuerda- le dice
- Por supuesto, no lo olvidaré, además necesitare tus apuntes, pienso estudiar todo el verano...
-¿Estas segura que no me olvidará? le dice mirándola a los ojos con ternura.
-Claro que estoy segura hombre no te preocupes, voy a contarte todo lo que pasa por allí - luego continua:
-Aunque te parezca mentira mí pueblo es muy divertido, además tiene  un río precioso.
Se que pensativa y sigue diciendo con énfasis:
- ¡ Es mí mejor amigo, bueno, pensaras que estoy un poco chiflada, pero es verdad, incluso hablo con él.
Jorge la mira ensimismado, esa muchacha es un encanto y está pensando que le gustaría mucho saber que es lo que le contará  a ese río.
-Quiera Dios que le hable de mí eso significaría que no me a olvidado- piensa.
Como si  ella leyera sus pensamientos le espeta:
-Le hablaré de ti incluso le contaré que me has llevado al cine.
Jorge creé ver un brillo algo especial en la mirada de Fani y una sonrisa de dibuja en su boca, luego dice:
¡Gracias Fani ¡ eso es suficiente para mí,- de momento, añade.
Fani no entiende la indirecta pero le sonríe al tiempo que se aleja hacía el autocar.
Ella piensa en  Tielloso, Jorge en el día que vuelva a verla.
 
En el autocar hace un calor impresionante. Fani mira por la ventanilla  y ve a su amigo este le saluda con la mano y ella corresponde de la misma forma, luego el vehículo se pone en movimiento y desaparece de la vista de Jorge.
-La voy a echar mucho de menos, espero que ella se acuerde de mí- se dice con algo de pena, es como si pensará que el mundo de la muchacha no tenía que ver nada con el suyo.
En realidad así era por que el mundo de Fani era solamente de ella.
El calor sigue aumentando a medida que el autocar se llena de gente, ya no coge un alfiler, la gente esta apretujada en el pasillo y aquello parece un horno.
La muchacha sentada junto a la ventanilla observa el paisaje. A ella le parece mentira que en tan poco trayecto todo cambie  tanto.
Sigue siendo la misma pero no está muy segura de que cuando llegue a Tielloso todo  vuelva a ser como cuando ella se fue.
La ciudad a quedado atrás, los montes de castaños dan escoltan a la enrevesada carretera llena de baches, los viajeros hablan a voces, un niño llora, el humo de los cigarros forma una atmósfera cargada, el olor es desagradable y denso a pesar de que las ventanillas están abierta, sin embargo, Fani se siente feliz. Desea con toda su alma abrazar a su madre, también a su amiga, pero lo que más le ronda por la cabeza
es su encuentro con Juanjo.
Se lo a imaginado miles de veces pero ahora que lo ve tan cerca siente miedo, un miedo que le produce un pequeño escalofrío.
Pestañea nerviosa mientras se pregunta:
¿Y sino ha sido él? –piensa al recordar el regalo de su cumpleaños.
-Bueno Fani no seas tónta, no puede ser nadie más.
De pronto una idea cruza por su cabeza: ¿Y si a sido Jorge?.
-No, no, él no sabe que día es mí cumpleaños, además en la ciudad casi no hay Margaritas.
A pesar de todo la duda queda en su mente.
-Esperaré  a ver si él me dice algo.
En el fondo sabe que será muy difícil que no sea ella la primera en hablar cuando lo tenga delante.
Lo primero que haré, será ir a ver a los señores para darles las gracias, luego iré al río. ¡Dios mío el río, mi río! Que ganas tengo de chapotear en él y de contarle todas mis cosas. Seguro que él sabe quien cortó las margaritas.
El calor sigue aumentando, una señora a su lado se abanica con un papel, otra amamanta a su hijito.
Piensa que diferentes son las gentes del campo y de la ciudad.
La mujer que está sentada frente a ella a pesar del calor sofocante lleva un pañuelo atado en la  cabeza, un vestido oscuro de manga larga y casi hasta los pies,  atado a la cintura un delantal de pequeñas florecíllas blancas, zapatillas de fieltro y medias negras. Debería en  opinión de Fani estar incomoda, pero al contrario, su mirada es alegre y de vez en cuando su rostro se ilumina de una forma especial, como si recordara algo muy agradable. Fani le nota que es feliz.
Fani sigue observando.
La señora que da de mamar a su hijo cubre pudorosamente su pecho con un pañuelo.
De vez en cuando acaricia el rostro del pequeño y el bebé eleva sus inocentes ojitos
hacía los de su madre. Fani se fija en la mirada de la mujer, irradia tal ternura que la muchacha nunca a vista una mirada igual.
-Debe de ser maravilloso ser madre- piensa mientras siente unas ganas enormes de abrazar a la suya.
Los ojos de Fani siguen inspeccionando el autocar. Un hombre con cara de pocos amigos no para de protestar. Un chiquillo asoma la cabeza por la ventanilla abierta y saluda a no se sabe que. Otra mujer sostiene milagrosamente un cesto lleno de verduras en la cabeza.
 El autocar a pesar de estar lleno sigue parando en cada pueblo y los viajeros acaban acoplándose en la vaca del vehículo. Entre los bultos y la gente más bien parece un mercado.
El bebé con su estomaguito satisfecho se a quedado dormido y su madre también, el pañuelo que le cubría el pecho se a caído al suelo. El hombre que no dejaba de protestar no aparta los ojos del seno de la mujer. Fani siente verdadero asco hacía él
y le lanza una mirada de desprecio a la vez que cubre el pecho de la mujer que sigue dormida. El hombre en vez de avergonzarse sonríe con  descaro, Fani no puede aguantar más y le llama asqueroso.
Los demás viajeros están impasibles, sin embargo la señora del pañuelo en la cabeza la da las gracias al tiempo que le dice:
-No te molestes todos los hombres son iguales.
Fani no contesta, ella está segura que ni Juanjo ni Jorge son así.
El viaje prosigue pero el autocar se ha ido desocupando y se respira mejor, ya falta poco para que Fani vuelva a pisar Tielloso y eso acelera el corazón de la muchacha hasta tal punto que teme que en cualquier momento se le escape.
Adela espera impaciente, a su lado Carmen no pierde de vista la curva por donde aparecerá el autocar.
Por fin lo divisa y grita:
-¡Ya está aquí!
Apenas frena el autocar Fani se baja y corre hacía su madre.
-Que ganas tenía de verte le dice mientras la abraza hasta quedarla sin respiración.
Mientras Fani besa y abraza a su madre Carmen se hace cargo de las maletas.
El mismo conductor ha subido las escaleras que llevan hasta la vaca del vehículo donde descansan los equipajes,  luego se las entrega a la muchacha y comenta:
-Dios esta maleta debe de estar llena piedras, pesa como un demonio.
-No son piedras, son libros,- le explica Carmen.
El hombre la mira extrañado, no asimila “libros y mujer” y pone una cara muy rara, Carmen le explica:
-Es que está estudiando en la ciudad. ¡Va a ser maestra!
El conductor se encoge de hombros pero sigue extrañado.
Fani ahora abraza a su amiga que como siempre se emociona y rompe a llorar.
-¡Oye si quieres me voy otra vez! –bromea.
Las tres mujeres se ríen y después se funden en un abrazo. Fani se siente feliz hace mucho tiempo que necesitaba esos abrazos.
El pueblo ahora le parece más pequeño pero mucho más bonito.
El aire huele a limpio y fresco y se mete en los pulmones de la muchacha.
Fani abre los brazos en cruz y dice mientras de vueltas sobre si misma:
-¡Por fin, por fin, que guapo es mí pueblo!
Lo asimila todo despacio como si fuese la primera vez que está en ese lugar.
El pueblo rodeado de espesos bosques de castaños y fallas, sus casas pequeñas, la fuente, las pomaradas...
Una mujer pasa junto a ellas, lleva un caldero lleno de agua en la cabeza y otro en la mano. Se para y saluda:
-¡Hola! ¿Ya volviste de la ciudad?- luego continua:
-Estas muy guapa Fani, hasta creo que estas un poco más gordita.
La mujer habla sin cesar, el caldero de la cabeza sigue en perfecto equilibrio apoyado en el rodillo de trapo, en uno de sus brazos cuelga el otro caldero que la mujer ni siquiera intentar poner en el suelo, con la mano que le queda libre se recompone el pañuelo  del cuello.
A Fani no le extraña en absoluto ya que ella y su madre como todas las mujeres del pueblo han acarreado el agua a sus casas de esa forma.
Un carro tirado por dos bacas se acerca. El carretero al ver el grupo se para un momento saluda, hace un comentario sobre el tiempo y luego arrea a las bacas y se aleja con el carro cargado de olorosa  hierva.
Fani siente unos deseos incontrolables y sin pensarlo dos veces echa a correr y se zambulle entre la hierva fresca.
Todos ríen felices mientras Adela piensa:
-¡Sigue siendo la misma, nunca cambiará!
Fani por su parte es muy feliz, su madre, su gente, su pueblo. En la ciudad nadie saluda, nadie se conoce, ni siquiera los niños se comportan igual, siempre van cogidos de la mano y controlados, todo  lo contrario que en el pueblo.
En Tielloso los niños corren a su antojo se suben a los árboles investigan por el monte hacen travesuras y se bañan en el río.
El recuerdo del río provoca una sonrisa en rostro de la muchacha.
-¡Este es mi sitio! –dice Fani en voz alta mientras vuelve a abrazar a su madre.
Carmen mira a Fani entusiasmada. Ya esta en el pueblo su amiga del alma.
Tiene otras amigas, es más, en el pueblo todas son amigas, forman una piña y van juntas a todas partes, a misa, a por leña al monte y por supuestos a las fiestas de los pueblos cercanos.
Carmen tiene ganas de estar a solas con su amiga, tienen que hablar de tantas cosas...
-Vente a  comer con nosotras – dice Alela a la muchacha mientras la coge cariñosamente del brazo.
Todo es natural, la mujer está feliz, de nuevo tiene a su hija en casa.
Todo este tiempo se había sentido muy sola, pero sabía que niña no perdería el tiempo
y el día de mañana sería la maestra de Tielloso. Eso nunca se lo podía haber imaginado.
Recordaba lo dura que había sido su vida pero en esos tiempos es lo normal muy pocas mujeres pueden optar a otra clase de vida.
Los ojos de Adela ahora están llenos de lágrimas, acaba de recordar a su esposo fallecido.
-Que orgulloso se sentiría tu padre si te viera- dice la  mujer en viera- dice Adela mirando embelesada a su hija.
-¡Seguro que me está viendo madre! –responde Fani mirando hacía el cielo.
Adela sigue mirando a su hija, cada día se parece más a su padre, y es su mayor tesoro. El único tesoro que tiene, pero para ella es más que suficiente.
Recordaba lo que el señor le había dicho cierto día en el que ella estaba especialmente triste.
No te preocupes Adela,  tu hija es muy responsable, los profesores me tienen al corriente de los progresos de Fani y según ellos tu hija es un prodigio, tiene una mente privilegiada, acabará la carrera muy pronto, después como le prometí será la maestra de Tielloso.
 La pobre Alicia ya no puede aguantar mucho dando clase  pero me ha prometido que aguantará hasta que Fani ocupe su lugar
La vieja maestra también aprecia mucho a Fani, en realidad a todos los alumno los considera hijos suyos. 
Justo en ese momento pasan junto a la escuela.
-Que buenos recuerdos de la escuela – dice Fani mirando a su amiga.
-¿Recuerdas cuando nos quemaba los cromos doña Alicia?
-Sí, los cromos y las mariquitas – responde carmen riendo.
-Cuantas maldiciones tengo echado yo a esa estufa glotona- comenta Fani riendo también. y continua:
¿Sabes de lo que más me acuerdo? de cuando nos castigaba sin comer y nos escapábamos por el corredor.
-Pobre mujer, ni se daba cuenta, desde luego que revoltosos éramos - dice Carmen y  continúa:
- Sobre todo tu Fani, eras el demonio.
¿Recuerdas el día que tapaste el tuvo de la chimenea de la estufa?
-Si lo que quería era que no ardiera para que no nos chamuscara las mariquitas, pero vaya la que se armó, por poco nos ahogamos todos.
Ríen con ganas, Adela se siente muy feliz y también se lo está pasando en grande.
Adela mira a su hija, esta noche había soñado que Fani era y a la maestra de Tielloso, se había cortado el pelo y era una señora.
Esta orgullosa, la trenza de Fani sigue donde estaba, está preciosa y sigue siendo la misma chiquilla revoltosa. Eso sí su cuerpo ya no  es el de una niña y eso a la pobre madre le da bastante miedo.
Ya han llegado a la casa. El fuego está encendido.
Fani clava la mirada en fuego del hogar.
-¡Dios mío tengo que darme prisa en acabar la carrera para sacar a mi madre de esto.
Le gusta el fuego y su casa pero sabe que su madre trabaja demasiado.
-¡ La sacaré pronto de aquí! –dice en  voz alta.
-¿A quien¿ Pregunta Carme.
-¡A mí madre. Te juro que cuando yo gane dinero mi madre vivirá como una señora.
-Vale, vale, pero ahora vamos a comer.
Lo a dicho con tanta fuerza que a su madre se le han puesto los pelos de punta.
Veras hija tampoco vivo tan mal, tengo una casa, pobre si pero es nuestra, tengo salud, y sobre todo tengo un hija maravillosa, rebelde como un demonio, eso sí pero maravillosa.
Lo ha dicho con un gran orgullo, luego continua:
-¡Ala a comer!
El pote de hierro humea sobre  las ascuas de la leña que con su chisporreteo parecen darle también la bienvenida a la muchacha.
 Adela descuelga de las pregancias el pote de hierro con la soltura que da la experiencia de tantos años haciendo la misma tarea una y otra vez.
En la mesa tres platos de porcelana blanca sobre una mesa limpísima y gastada, Adela no sabría decir los años que tiene así como tampoco las veces que la a fregado con el estropajo y la arena.
El sabroso guiso huele que alimenta.
Fani lo prueba:
-Hummm. ¡ De aquí al cielo!- Exclama con un gracioso gesto mientras mira las ahumadas vigas de madera que cubren el techo.
Se siente feliz
De pronto recuerda el río. Su otro amigo y una amplia sonrisa ilumina su rostro
juvenil y ahora lleno de ternura.
-¿Qué estas pensando Fani¿ pones una cara... -Le pregunta su amiga Carmen.
-En el río, me voy a meter con ropa y todo.
-¡No! – grita, Carmen,- ¿No meterás esos zapatos en el agua?
-No,  queva. Estos me los  quito ahora mismo y los guardaré hasta que vuelva a la ciudad. No sabes lo que he echado de menos mis alpargatas.
Después del pote Adela les sirve un riquísimo arroz con leche el cual es devorado por las muchachas tal cual no hubiesen comido en su vida.
Fani se cambia de ropa y de calzado, juraría que las alpargatas han menguado, la ropa también le queda más ajustada.
Se mira al espejo y dice:
-Bueno ahora ya vuelvo a ser Fani.
Contenta baja las escaleras de castaño, que eso si, siguen oliendo como siempre,
Ahora vuelve a pensar en el río, su río y con el recuerdo del río vuelve el de Juan José, su otro amigo.
Arde en deseos de verle, pero eso es algo que no dirá a nadie y menos a su madre claro está.
También tiene prisa por saludar a los señores, lo hará enseguida, pero teme que este con ellos Juanjo. Pide a Dios que él no  se encuentre en la casa,
Su madre como si leyese sus pensamientos le ayuda.
-Todo está muy bien pero yo tengo que volver al Palacio- dice recolocándose las orquillas del moño que es su peinado eterno.
-Estupendo madre,  yo también voy, tengo que entregar a los señores la carta que el director me a dado para ellos.
-¿Vienes Carmen? – pregunta Fani.
-Claro, yo también tengo que ir al Palacio, recuerda que trabajo allí- dice su amiga.
-Es verdad, - ríe Fani y añade- ya no me acordaba.
Juntas y cogidas del brazo caminan hacía el caserío.
Las orillas del camino están llenas de flores silvestres. El camino de tierra y piedras le parece a la muchacha un maravilloso colchón de espuma y el olor de las flores le trae a la mente el sobre que sigue guardado en uno de sus libros.
-¿Seguirá siendo mi amigo? – se pregunta.
 -Mientras tanto Juan José lleva todo el día pensando en Fani, sabe que ya a regresado y eso a su pesar le inquieta muchísimo.
-¿Habrá cambiado algo?- Ojalá que  no.
Juan José no se refiere al físico sino a su manera de ser, en el físico él sigue teniendo en su mente la última imagen de ella cuando se despidió en el coche y todavía recuerda el calor de aquella pequeña mano que temblaba guardada en la suya, eso es algo que él no podrá borrar de su mente en toda la vida.
Pensando y pensando sin saber porque a llegado al río. Últimamente Juanjo pasa mucho tiempo junto al río, se sienta sobre una piedra de la orilla y como muchas otras tardes sumerge los pies en él.
El contacto con las cristalinas aguas le produce un escalofrío especia. Al contacto de sus pies con el agua se forman unos círculos a su alrededor y sus pies parecen diferentes.
No podría decir las veces que a repetido este ritual  desde aquella tarde en que los pies de Fani estaban junto a los suyos.
Juan José tiene miedo de pensar en Fani.  Ahora mira pensativo al río, las olas espumosas que forma la corriente de las frías y cristalina aguas le recuerda sin cesar aquella otra tarde en la cual la muchacha ceremoniosa y alegre le había prometido ser su amiga.
-Seguirá siendo mi amiga, no puede ser otra cosa. - ¿O Si?
–Se le ha escapado la frase sin querer.
Se siente inquieto, el sabe que su destino es Puri y a pesar de que a veces se siente un cobarde sigue con su novia de siempre.
Fani, mientras tanto revolotea por el pueblo, quiere verlo todo de nuevo.
-¿Sabes?- Creí que no llegaría el día de volver – le dice a su amiga que no se separa de ella.
¡Hay Carmen tengo tantas cosas que contarte...!
-El otro día Jorge me llevó el cine.
-¿Al cine? Cuenta, cuéntame – le dice Carmen nerviosa mientras oprime con fuerza el brazo de su amiga.- Luego se queda pensativa y más nerviosa aun prosigue:
-Espera, espera. ¿Jorge es tu novio? -¡Hay dime, dime como es el cine y como es Jorge, y como...
-Para, para, para.- Le contesta Fani muerta de risa.
-Veras, Jorge no es mí novio, es solo un chico que estudia como yo. Que por cierto es muy guapo, pero no es mi novio.- Se ha quedado pensativo y añade:
-Yo nunca tendré novio.
-¡Si hombre con lo guapa que ere!-  luego sigue queriendo saber.
 ¿Y el cine, dime como es el cine!
-Huf,  yo hasta me asusté.
-Es grandísimo,  y muy elegante, hay cuadros en la entrada y unas lámparas enormes de cristales pequeños que brillan como estrellas.
 
-          
 
    
 
 
 
                                                                                                                                        
 
 
 
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Descripción

Novela de amor y recuerdos de los aos 50

Palabras Clave: amor risas rio costumbres

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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MARIA VALLEJO D.

Hola Antonia.
Inicio de una historia de amor, de todo un poco,
que me está gustando, espero continue amiga.
Buen volumen, hay para rato . . .
Abrazos
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November 20, 2013
 

antonia rico mendez

Llegara no te preocupes y te gustará por que se basa mucho en una historia real y ademas meto muchas de las costumbres de aquellos años cincuenta UN abrazo desde Asturias
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December 17, 2012
 

anaid

esperando la segunda parte.....
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December 17, 2012
 

antonia rico mendez

Muchas gracias espero leer yo alguno de los tuyos UN saludo desde Asturias
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December 15, 2012
 

anaid

sencillamente espectacular felicitaciones
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December 15, 2012
 

anaid

sigo esperando la segunda parte
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November 20, 2013

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busy