Dulce niebla negra irradian tus ojos blancos, se deslizan en ella tanta amargura, desolación y gloria! Que mas que mirar nada puedo hacer, desencadena una corrientes de verdad pura que corroe el suelo, haciéndome volar entre nubes en lo más alto del cielo. Me acorrala, me encanta, prisionero eterno de tu fugaz mirada. Orgullosa, mi malévolo ángel, desnudaste ante mi toda mi debilidad febril, cuando justo agarraba mi cuello entre sus venosas y frágiles manos para cortar de vez el fino hilo de mi respiración. Ángel salvador, de sueños en sueños te reencuentro cuando viertes en mi el bálsamo de tu mirar. Bálsamo exótico y preciado, que besa mi cuerpo en cada lugar escondido, cada hueco profundo, cada pedazo de piel. Tu voz como la mas fina de las telas, reviste todo lo pútrido del mundo transformándolo en lo mas celestial antes visto, tu voz es la llave perfecta de los secretos de la humanidad. Gracias, gracias y gracias, mi ángel eterno y salvaje, criatura de la naturaleza.
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