Luz Celeste (Novela - Cómic - Guión Cine) -92-
Publicado en Dec 10, 2012
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Comienza a llover torrencialmente y Jota Jota se refugia bajo la pequeña marquesina de mampostería dorada del palacio donde reside el dios blanco. Desde allí, mojándose parcialmente, observa el bosque compacto de los alrededores y el cercano grupo de igapos, árboles de más de 20 metros de altura, que forman un sotobosque dificultando, incluso, la penetración fluvial y con un gran número de lianas a manera de puentes colgantes. Hay también árboles de caoba, cestarios y palisandros. Un grupo de mariquitas está trepando por una pequeña orquídea de color anaranjado y una pareja de tucanes se arrullan amorosamente. A su memoria llegan las imágenes de las chozas, los palafitos, las casas colectivas que ha conocido... hasta que llama a la puerta, con gran estrépito, al golpear con una aldaba que sirve de llamador y que es la figura de un grifo. Está quieto, sin darse cuenta de que se está ya casi mojando del todo, memorizando sus conocimientos sobre los grifos mitológicos estudiados en el Curso Preuniversitario que tuvo que cumplir antes de llegar a la Universidad.

- El grifo, en sus representaciones de distintos pueblos antiguos, adquirió diversas formas. Así en Caldea conserva el cuerpo de león alado, pero las patas traseras y la cola son de águila, y el animal se representa siempre con las fauces abiertas en actitud de ataque. En Asiria se representa, a veces, con cabeza de águila y con una cresta, si bien lo normal es que aparezca con cabeza de león. Las primeras de las representaciones de los grifos aparecen en la mitología mesopotámica, en el segundo milenio antes de Jesucristo, pasando después, a través de Palestina y Chipre, al arte occidental (Creta y Grecia) y al arte etrusco y bizantino. En la Edad Media alcanzó gran difusión en la escultura románica. También es figura de blasón. Es un ser fabuloso de cabeza y alas de águila, cuerpo de león y, a veces, de serpiente, según la mitología griega. Habitaba en el país de los Hiperbóreos protegiendo el tesoro de Apolo. Enemigo de los caballos, los grifos arrastraban el carro del sol. Animal fabuloso, de medio cuerpo arriba águila y de medio cuerpo abajo león. Animal mitológico con cabeza y alas de pájaro y cuerpo de león o serpiente. Deriva de las antiguas civilizaciones orientales (Mesopotamia, Siria, Egipto), las cuales lo transmitieron al arte minoico y micénico (sellos cretenses y puñales de Micenas). Creación mítica de origen oriental que figura en numerosos monumentos antiguos de Persia, Siria, Grecia, etcétera. En la Edad Media constituyó un importante motivo decorativo en la arquitectura religiosa. Este animal fantástico se presenta de diversos modos en los varios pueblos antiguos y su mito ha tenido también varias formas... según el temperamento, grado de civilización y otras circunstancias de los mismos. Caldea dio al grifo la forma de león alado, con las patas traseras y cola de águila, casi siempre apoyado en ellas y con las fauces abiertas en actitud de ataque. Posiblemente la representación del demonio malhechor y hostil a la divinidad. En Asiria tuvo también este significado demoníaco, ya que se le representa muchas veces peleando con los dioses y sometido a éstos; aunque allí tenía, casi siempre, cabeza de león a veces, y otras veces de águila y con una cresta. El tipo de grifo con cabeza de león cornudo pasó más tarde al arte persa y al griego, pero durante el arcaísmo griego prevaleció el de la cabeza de águila, siendo ésta la forma más propagada en el arte helénico. Furtwaengler vio en esta forma una creación de la civilización hitita y colocó su prototipo en Siria del Norte, siendo probable que hubiese pasado a Egipto, en donde no se conoció más que el grifo de cabeza de águila sobremontada por una cresta. En Micenas, la analogía con este último tipo es notable puesto que en aquella localidad era, a menudo, un animal carnicero, muy ágil y que alternaba con el león. En el arte fenicio, el grifo toma forma de animal de presa y de guarda. El período arcaico del arte griego calcó el grifo del modelo de Siria del Norte, o sea con un cuerpo y patas de león y cabeza de águila, pero con algunas particularidades adicionales, debidas a otros tipos similares y en parte, también, por la iniciativa hélenica. Los rizos que bajan a lo largo del cuello proceden de Egipto, por conducto de Fenicia, y la primera idea del adorno enrollado en forma de bóveda que se desprende de la cabeza por detrás, hay que buscarlo en Siria y en Chipre; en cambio no aparece en absoluto la cresta, pero las orejas, derechas y agudas, están netamente detalladas como en los ejemplares de arte sirio, la enorme boca siempre abierta y las alas enroscadas por delante, motivo de decoración que se halla, asimismo, en los tipos helenizados de las Artemisas persas, las esfinges, las harpías, etcétera. En Grecia el grifo no tiene, antes del siglo sexto anterior a Jesucristo, el carácter de espíritu malhechor que lo tenía en Persia y en Mesopotamia; ni siquiera de animal salvaje en lucha contra el hombre. En los vasos antiguos rodios se le ve ya aislado y en actitud de escucha, el cuerpo apoyado en las patas anteriores, ya frontalmente alineado en un friso con otro animal. Los humanistas dijeron que Aristeo de Preconeso introdujo el grifo en la fábula de los Arimaspes. Herodoto refiere, utilizando las diversas narraciones de Aristeo, que los grifos disputaron a los arimaspes el oro que había en las regiones septentrionales de Europa, entre los montes Hiperbóreos y los Arimaspes, y se constituyeron en custodios del precioso metal. Estos guardianes estaban en relación con Apolo Hiperbóreo, a quien presentaban la luz dorada y por eso no es extraño ver al grifo en la plástica antigua constituyendo muchas veces el cisne que acompaña al padre de las Musas. Su representación, frecuente en la India, Persia y Egipto, abundó sobre todo en Grecia, en las acroteras de sus templos y otros lugares. En Tracia figuró en sus monedas. En Roma figuró en el Capitolio, de donde pasó al arte bizantino y, después, al gótico, adoptando el simbolismo cristiano, pero representando unas veces al demonio y otras veces a la avaricia. Figuró también en los yelmos de algunos guerreros de la Edad Media, en el blasón (por ejemplo en los escudos de Livonia, Pyritz, etcétera), en las sillerías corales ("Catálogo de Toledo", "Rendición de Gurará", etcétera) y en otros lugares análogos (por ejemplo en los relieves de la puerta de San Ivo en la catedral de Barcelona). Ya en este tiempo era figura de nuevo adorno y aplicación frecuente en el estilo del Renacimiento, junto a la Quimera.

Ante el silencio absoluto que se produce como respuesta a su potente llamada, Jota Jota se entretiene, ahora, en observar, con sumo detalle, a este grifo de la puerta del Palacio de Oro del dios blanco.

- ¡Demonios! ¡Este tipo, además de un demonio, es todo un avaro! ¡Este grifo tiene la cabeza de yaguar, con las orejas de mono y el cuerpo de boa constrictor! ¡¡Atiza!! ¡¡Ahora comprendo por qué mi chavalilla estuvo a punto de ser violada por un mono, a punto de ser mortalmente herida por un yaguar y a punto de morir asfixiada por una boa constrictora!! ¡¡Se va a enterar este energúmeno y repugnante tipejo que parece un sapo partero con más de ocho meses de embarazo!! ¡¡Cabrito!! ¡¡Este asqueroso tipejo es un cabrito!! ¡¡Lo degüello vivo!! ¡¡Por supuesto que lo degüello vivo ahora mismo!!... pero... calma... no seamos imprudentes... le voy a moler a palos antes de rematarlo del todo.

Como nadie acude a abrir la puerta y se está ya mojando demasiado, Jota Jota se enfada de verdad y golpea de una manera estruendosa.

- ¡¡¡Abran ya de una vez o derribo la puerta de una patada a seguir!!!

La voz temblorosa y angustiada de Cuyabena se escucha desde el interior del Palacio Dorado.

- ¿Quién es usted? ¡Por favor... no nos derribe... la puerta!
- ¡Déjate ya de tonterías absurdas y abre de inmediato la puerta o soy capaz de derribar todo el palacio a patadas limpias y a ver si limpiáis la entrada porque está totalmente cubierta de hojarascas podridas por las lluvias! ¡En vez de tantos remilgos haz algo que merezca la pena como tener la entrada del palacio más limpia que los chorros de oro de la famosa fuente de La Cibeles de Madrid! ¡Abre ya, porque me estoy mojando demasiado y cuando me mojo demasiado soy capaz de llegar hsta dónde ni te lo imaginas y entonces me peleo hasta con la estatua del jinete con caballo de la Universidad Complutense de Madrid!
- Pero... ¿quién es usted?
- ¡Un emisario que quiere contarle algo muy interesante a ese tal llamado dios blanco!
- ¡Está bien... está bien... cálmese por favor!
- ¡Ni por favor ni por leches en vinagre! ¡¡Abre la puerta ya mismo y de una puñetera vez o verás por ti misma lo que soy capaz de hacer cuando alguien me cabrea y ya estás a punto de cabrearme del todo!!
- ¡Ya abro! ¡Ya abro! ¡Vaya manera más maleducada de pedir cobijo!
- ¡Yo no estoy pidiendo cobijo sino que estoy exigiendo entrar; que es otra cosa muy diferente y a ver si os entreténeis en algo más provechoso, como limpiar la entrada de este palacio, en lugar de hacer esas tonterías de ritos absurdos y ceremonias ridículas además de diabólicas! ¿Me has entendido ya o tengo que decírtelo en quechua?

Chirrían los postigos de la puerta y, por fin, Jota Jota contempla a la guapisima Cuyabena que está con el rostro sobrecogido por el pánico.

- Haz el favor de tranquilizarte, chavala... que no tengo nada contra ti ni perteneces, para nada, a mi cultura general ni a mi historia personal. ¡Dime dónde se encuentra ese bello durmiente que le tengo que despertar del todo!
- ¿Te refieres al dios blanco?
- Me refiero a ese que se hace llamar dios blanco y que se va a volver negro en cuanto le ponga las manos encima. ¿Cómo te llamas tú?
- Cuyabena, señor... Cuyabena la buena para servirle a usted en todo lo que desee de mí.
- Nada de eso. Ya veo que estás buena, linda Cuyabena, pero yo prefiero el trigo a la avena y la comida a la cena. Nada de ti me interesa para nada. Sólo quiero saber dónde está durmiendo ese holgazán porque ya se me está haciendo tarde y hay chicas muy guapas que esperan que cumpla con mi palabra. ¿Qué significa Cuyabena?
- Algo así como una virgen mexicana pero que, en este caso, soy ecuatoriana. Soy la primera oficial de ceremonias de las reservas de las Vírgenes del Sol de los brujos del Pueblo Puka hasta que mi privilegiado lugar lo ocupe Pacha Qushi.
- Muy bien explicado. No me interesan, ahora, los problemas sucesorios en la escala de privilegios de las Virgenes del Sol que dejaron de ser vírgenes ni tampoco saber cuántas veces te ha tirado el Gran Brujo Jatun Layqa en contra de tu voluntad. ¿Dónde está ese dios?
- Sube al primer piso por la escalera del fondo de esta Gran Sala... pero está muy dormido y cuando se le despierta sin que él lo haya mandado... ¡se pone de muy mal genio y nos castiga!
- ¿Qué castigos os impone ese castigador de chicas guapas cuando le despertáis sin su permiso?
- No le despertamos nunca sin su permiso pero... cuando se despierta siempre lo hace de muy mal humor. Nunca le despertamos en contra de su voluntad pero siempre que se despierta parece como si le hubiesen poseído mil diablos y nos castiga. Cuando hacemos algún pequeño ruido y se despierta en contra de su voluntad los días en que no está tan borracho como hoy y por eso todavía no se ha despertado, se le hinchan las venas de su cuello, nos insulta gravemente, nos saca al exterior, nos desnuda dejándonas solamente en ropas interiores, nos ata a los árboles más cercanos, nos tira de nuestras largas cabelleras, nos da bofetadas en el rostro y nos azota con un látigo de caucho.
- No me cuentes nada más porque ya es bastante. Así que se despierta siempre con un genio de mil demonios el mamón ese. Ahora se va a enterar ese mandril de lo que es un látigo de caucho azotando sus costillas. ¿Puedes decirme dónde está ese látigo?
- En su habitación y junto a su cama; porque siempre lo tiene al alcance de su mano derecha.
- Perfecto. Nada más. Gracias por tu información porque así me hago una perfecta idea de qué clase de bestia es ese bicho. Seguid todas vosotras cumpliendo con vuestras tareas domésticas porque yo voy a cumplir con mi trabajo profesional de domesticar animales salvajes.
- Es muy peligroso subir...
- Me puedes llamar Jota Jota y sin el señor delante porque no necesito ser un señor para ser todo un caballero.
- Caballero Jota Jota... ¡es muy peligroso subir!
- ¡Más peligroso es bajar! ¡Y por supuesto que le voy a hacer bajar!

Jota Jota no dice nada más y se encamina hacia la escalera del fondo del Gran Salón.
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

novela, cómic y guión literario de cine al mismo tiempo.

Palabras Clave: Literatura Novela Relatos Narrativa Cómic Guión Cine.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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