Para el escritor Luis Fernando Franco Ceballos, genovés del Quindío
 
 
De pronto, el tren que va para Auschwitz aparece en aquella  playa.

Extensa y solitaria playa con centenares de gaviotas caminando por la arena.

Ya no viene de ningún lugar ni mucho menos llegará a su destino. El tren, inmóvil para siempre en esta playa. Soldados y prisioneros miran incrédulos las olas golpeando  las metálicas y mohosas ruedas del tren.

Los soldados se alejan, caminando por la playa sin saber hacía dónde van. Los judíos siguen mirando el mar por las rendijas de los vagones.