La vacua esquizofrenia del glamur (Reflexiones)
Publicado en Dec 11, 2012
Se esconde en la coreografía de los vestuarios de las grandes pasarelas sociales. La vacua esquizofrenia en el vestir es un bodrio sin predicativos ni paliativo alguno. Mi amigo Andrés entendía y me hacía saber que si una de sus chicas acudían a la cita vestida de manera estrambótica él tenía el mismo e idéntico derecho de presentarse a la cita vestido de payaso. Andrés llevaba su gran parte de razón.
El dinero nos puede convertir en poderosos sin talante alguno; en otras palabras, en burdos arlequines de la escenografía barriobajera. Hoy en día abundan los perifostios de la vacua esquizofrenia del glamur que se convierten en héroes de la horterada con tales palpitaciones que, si escribiésemos una metáfora para definirlo, podríamos decir "el tiralíneas de tu cuerpo es el espejismo de un desierto mental". Mejor es ir desnudo que con tantas gasas de colorines chillones -y mira que chillan ciertos colorines- que, por ejemplo, a mi amigo Andrés le hacían rechinar las muelas del juicio. Y eso que mi amigo Andrés no tenía demasiado juicio que digamos. Se acumulan las sensaciones del ridículo cuando desarrollamos el argumento de que "es la moda y tiene mucho glamur". A algunas, y también a algunos de los que acaban de salir de los armarios, se les podría aplicar la ley de "si tú me pones en ridículo yo te avergüenzo", como decía mi buen amigo Andrés. La vacua esquizofrenia del glamur de comprarlo todo es una excelente forma de bailar pero con menos talento que el lorito Jeremías de La familia Cebolleta. Por poner sólo un ejemplo ilustrativo, los sombreros pajareros terminados en una abubilla completa son excelentes para un baile de espantapájaros pero no para amadrinar una boda...
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