No llores princesa mía,
no ves que verte así no puedo...
que al ver tus lágrimas niña,
me estoy muriendo por dentro.
 
Se que lloras por amor,
que mal pagaron tu afecto...
y crees que el mundo es cruel
y no vale la pena, el cielo...
 
Sabés que yo se de la vida,
que mucho he ido y vuelto...
Que transite mil caminos,
unos malos y otros buenos...
 
pero todos mis caminos,
me llevan a este momento,
donde todo lo aprehendido
tal vez, consuele tu pecho.
 
Ese joven por quien lloras,
tal vez, no es el correcto,
O todabía no lo sabe...
y lo sabrás, en su momento.
 
No todo es gris en la vida,
ni dolores, ni tormentos.
Luego de un cruel temporal,
el sol resurge de nuevo.
 
Allá afuera (estoy seguro),
alguien te espera inquieto,
alguien te ama y serás su mundo,
alguien para vos perfecto...
 
Alguien para quien tu serás,
 la mujer de sus sueños,
la princesa encantada,
que despertará con un beso.
 
Por eso, hija, no llores...
Tus lágrimas son de fuego
y me trapasan el alma
y estoy muriendo, en silencio.
 
Mejor sonríe, sé felíz,
que tus ojos brillen de nuevo...
Porque si existen las hadas...
Y la mágia de los cuentos.