Mis Memorias.- Le han prendido fuego a la lluvia.
Publicado en Dec 14, 2012
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 Le han prendido fuego a la lluvia.
 
Le han prendido fuego a la lluvia, salpicones de agua pringan y se pierden en la lava, magma gelatinosa, después de ser un dura roca.
El cielo se agrieta, y de su enorme bisagra, se abre la vasta llave que derrama, el gran cántaro de líquido que inunda sus manos.
El frio hielo cae tropezándose con la cumbre, de un monstruo que cenizas arroja, que surte al oasis de rayos y relámpagos, auge suenan como el pecho de Zeus.
“Abierto el corazón con una voz de radio, con una realidad de periódico barato”.
Respuesta poco ortodoxa, a la mierda le hacemos un trono.
 “Han tumbado a un santo de su altar, le han alzado la falda a una monja, le han         arrebatado el juguete de navidad a un niño”.
Le han prendido fuego a la lluvia. Las gotas vi caer, las dejaron caer.
Los pies descalzos saltan entre la alegría y el ardor, finalmente llueve, no hay calor, solo brazas que tropiezan en nuestras frentes, humedeciendo nuestros hombros; las páginas mojadas se deshacen como arcaicos trapos.
Granos de arena que empañan vidrios, gotas de agua sucias, hacen un llanto muy transparente, palmadas de gimoteo hacen un inusitado velorio. Entonces; -¿Han diseminado combustible en el agua, o nuestras manos transpiran aceite?-
Se desnuda, va desnuda aquella alma, que sube a los cielos en forma de efigie, y, se calcina, se calcina al bajar a los infiernos, tallada en hacha.
-Porque, le ha prendido fuego a la lluvia-.
La sangre, se impregna como el oscuro polvillo del carbón, porque los ángeles, atormentan a cientos de demonios, que murieron de sed, y, cuyas migadas pugnan voces atormentadas que se quejan en el inframundo.
Suenan instrumentos, en lo oscuro de una habitación, se divisan las hojas con la luz de una lámpara, al lado de un sillón; Montones de arengas se derrumban como ciudades en un viernes de crucifixión.
Le han prendido fuego a la lluvia.
Tal vez, los rayos del sol se han distanciado, y, su ingenio hundido, quizá la musa inspiradora ha percibido un aliento bipolar y movible.
Un magazine actualmente ignorado, hace de la existencia, un artículo más, en esta Memoria mencionado.
Seremos autores de unos anillos siniestros, que se sumergen en la tierra de  Ades, un averno lleno de purgados, que pagan por haber prendido fuego a la lluvia.
Participes de una atmosfera, que tira torrentes de tintas en lapidas poesías; ardiente arrogancia, que quema y arrastra, la piel de un mártir ostentoso, y deseoso de cubrir su bello rostro, con una ridícula mascara de odio.
Dejarla caer, es como contener el llanto en un alba casi tarde, al que aludan medio día. Sublime nota se empaña, en una no tan agradable noticia. Ha sido mencionado por un sabio, y escrito por un novato; Puede que sea agomado, pero jamás un pellizco alejado.
La muchedumbre se cambia de color, y, manotea navajas, como lucir el ultimo articulo de moda, nos inmolamos con nuestros propios ojos, en un orbe que cada que gira le enciende fuego a la lluvia.
-Quien como ese antecesor que se marcho faltando solo tres meses de creación-. 
-“Pan pal huevo”-
Se acumulan piedras de tamaño hormonal, en patas tan débiles y torcidas como el andar de un cangrejo, como el tambaleo de una centolla.
-Asomada en su ventana, mira a lo lejos un alma malograda, su piel se torna rústica y húmeda, como un peñasco sumergido,  sus poros se abren como el caer de una alcancía, su entorno tenebroso, como en los tiempos del holocausto.
Aquella alma escindida, serena su cabello como cortezas de un árbol bicentenario, pero su orbe se mana, en el tic tac de un reloj; su tegumento se hace nada entre el orvallo hecho fuego, sus ojos se descongelan, y, se convierten en esperma, de una vela deshecha en una noche sin luz, en una madrugada desértica, que derrocha letras de versos antiguos, que pasan a la historia con solo una leída.
Sus pies se quebrantan como ramas secas, los arboles se hace monstruosos, en un pintoresco cuadro nada elegante.
Camina hacia la puerta, pero se derrumba en el camino, una masa muy solida se desvanece, por la brisa fuerte y tenue a la que su techo ha deshojado-.
“Solo se cortan las rosas para alimentar el vicio, y darle paso, a una lagrima precedida de un absurdo llanto”.
A donde se ha ido ese vistazo descuidado, que distraído en su vanidad, omite el sonido de una araña, que despojaba del todo la vida de una mosca; Que curioso es nuestro esquema.
“Le han robado el anillo de bodas a un muerto, le han quitado la chapa a un anciano, le han dado droga a un adicto”.
Le han prendido fuego a la lluvia.
-Lagrimas de dolor y desconsuelo, bajan por las mejillas curtidas de un churumbel, su único consuelo, una madre, una figura perdida, se marcha como el humo, se siente tibia como una taza de leche caliente, su pelo brilla, al son del enfoque de una cámara amarillista, harapos viejos se pierden entre una moda anticuada, y una actualidad mundana; Supongo que la pobreza no es amiga de la moda, tan extraño, mas valen unos filamentos caros, tejidos por un forastero, mano morada de los golpes, son el sustento de una palmada dada a la rabia, posa a mi óculo para dejarse escribir, para dejarse plasmar, para exclamar que alguien, si, alguien, le han prendido fuego a la lluvia-.
 D’.’S.
 09/12/2012

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Foto del autor Dawrin Saumet
Textos Publicados: 16
Miembro desde: Nov 22, 2012
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Descripción

Palabras Clave: lluvia

Categoría: Poesa

Subcategoría: Romntica



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