El habitado remanso de la vida.
Publicado en Dec 15, 2012
Después, mucho después de haber venido,
nos anclamos en la bahía del viaje y una paz de sernos como tierra nos arraiga en el centro de lo humano... y profundos... presencias del eco enamorado... limpiamos el remanso de la vida. Algo que se alumbra de materia y algo que se llena de alma como cuando, siendo niños, solamente seres por crecer, creemos en la paz de los romances. Sobre la causa de toda nuestra lucha la vida se nos abre como surcos labrados en este mirar la existencia con el tiempo vacíado de penurias y entonces, cual amantes de palabras, somos verbos sumando existencias. Descansamos al borde del espacio donde hemos dejado huellas sin olvido y, al nacer de nuevo hacia el futuro, la tarde se vuelve saber lo que buscamos. Al temblar las horas del camino un universo de sueños derramamos hacia las orillas, vigilias de los pasos, que susurran los versos que sentimos. ¿Escribimos besos entre líneas? Posiblemente sí. Quizás sí. Seguramente sí. Y el viento guía nuestro estar en este remanso de la vida. Lejos... muy lejos del violento afán por luchar con avaricia... decidimos sentarnos ante el mar y ver llegar esos silencios de olas, de aromas, de sirenas que nos llaman a ser de nuevo soñadores enloquecidos por el canto de la paz.
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