carta de una madre
Publicado en Dec 21, 2012
Lloro por ti sangre mía
Te fuiste de la noche al día Para jamás volver Te despediste de mi vida Con una última mirada Apagaste mi mundo Y desvaneciste tu alegría Me dejaste enredada En un mar de llanto Me siento flotando Tu sonrisa de niño La recuerdo tanto Como con dolor llegaste Así te fuiste Mi retoño a la distancia Mi corazón flechaste. -Angie Cadena
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Umberto Senegal
Hay dolor en tu poema, experiencia ajena o propia, que retratas con palabras sencillas pero de sentimientos palpables. Vivencia traumática, tal vez, pero de la cual se sale adelante, indemne, más llena de amor y con las palabras, con los versos como ayudas interiores para señalar a otras mujeres tal lugar de encanto y desencanto por el cual pueden pasar.
Bien, Angie, muy bien. Comienza por esas vivencias diarias. Habla de ti. Habla de quienes te rodean. Deja que la poesía vaya creciendo en tu interior, pero recuerda que es necesario leer a muchas mujeres que escriben bellos y doloridos poemas. Conócelas. Aprende el lenguaje en que ellas transmiten el alma de la mujer, el espíritu femenino, por sobre toda convención machista, por sobre los prejuicios masculinos.
Como a otras amigas en Textale, creo que vale la pena recomendarte leer en Internet la poesía de María Calcaño. Te gustará. La biografía de esta importante poetisa venezolana va a conmoverte y a estimular tu pensamiento de mujer, de escritora. Busca sus poemas. Lee, por ejemplo, este rebelde poema de María, para que indagues sobre ella:
Cómo van a verme buena
si me truena
la vida en las venas.
¡Si toda canción
se me enreda como una llamarada!,
y vengo sin Dios
y sin miedo…
¡Si tengo sangre insubordinada
y no puedo mostrarme
dócil como una criada,
mientras tenga
un recuerdo de horizonte,
un retazo de cielo
y una cresta de monte!
Ni tú ni el cielo
ni nada
podrán con mi grito indomable.
lourdes aquino