"Tío Pepe" (Diario)
Publicado en Dec 22, 2012
Dia cualquiera el mes cualquiera del otoño de 1968. Voy con las manos metidas en los bolsillos de mi pantalón, ya vaquero por aquel entonces, camino de la O.P. He bajado del autobús y aligero el paso para no recibir la enésima bronca del señor Follente. ¡Fabuloso año el de 1968 para mis andanzas por la Puerta del Sol de Madrid! Levanto la cabeza y veo al "Tío Pepe" aflamencado, como siempre, con su sombrero cordobés y su guitarra del cante "jondo". En las "jonduras" dsistingo ya a la Plaza de Canalejas. Pienso que en Barcelona exite Canaletas pero en Madrid tenemos Canalejas. Entre la Canaletas barcelonesa y la Canalejas madrileña yo prefiero quedarme observando, por unos segundos, al famoso Oso intentando subir a la copa del Madroño. Es otoño y es mejor reciclar los recuerdos de la infancia. ¡Famoso año este de 1968 en mis caminares por la Puerta del Sol de Madrid! Lhardy todavía no ha abierto sus puertas, pero recuerdo las tazas de los desayunos con Cola Cao que me hicieron crecer hasta el 1'80. Por un centímetro más o por un centímetro menos no pienso discutir con nadie. Centímetro a centímetro voy caminando por la Puerta del Sol de Madrid. El sol comienza a hacer clarear la mañana; mientras el inmisericorde reloj me va informando que de la bronca del señor Follente no me salvo tampoco esta vez. Asi que como las broncas van a seguir y en el informe van a continuar poniendo que llego un segundo más tarde de lo permitido, me resigno a que me sigan descontanto, mes tras mes, unos míseros y miserables céntimos de mi sueldo. Por un segundo más o por un segundo menos me repito a mí mismo que no pienso discutir con nadie; porque, en realidad, no soy el segundo sino el tercero si contamos a Isabel. Y como yo no soy ningún machista ni nada parecido a un machista resulta que soy el tercero de los cinco. Para ser el hijo sanduche bastante tengo yo con preocuparme de no ser el último en esto de descubrir chavalillas muy guapas en los Negociados de la O.P. Lo de la O.P. me suena a Obras Públicas. Y es que siempre hay alguna obra pública que me señala que tengo que tener cuidado con las calzadas. ¿Se refieren a las chavalillas de los buenos zapatos o a las de las zapatillas de tenis? Voy pensando si algún día tengo suertecila y aparezco por la O.P. con blancas, blancas, blanquísimas zapatillas de tenis aunque a mi madre le de el "telele". En la tele salen los anuncios de las Nike, las Puma, las Kelme y otras marcas de zapatillas de tenis fuera del alcance de mi bolsillo. Levanto la mirada y veo al aflamencado "Tío Pepe" pronunciando un olé. Debo tener cuidado para no equivocarme de acera y llegar sano y salvo a la O.P. no vaya a ser que, además de recibir la consabida bronca del señor Follente por llegar un segundo más tarde de lo estipulado por el Reglamento de Régimen Interno (y de verdad que parece que todos somos internos en esta grisácea O.P.) de este laberinto banario... te pongan el letrero de "dudoso". Sin duda alguna yo estoy libre de "sospechas" proque muchos ven, y se lo callan por supuesto debido a la envidia, que voy descubriendo a las chavalillas más guapas en mis andanzas por los diversos Negociados o aprovechando el tumulto que se arma en el patio de operaciones cuando suena la hora de comenzar la huelga. Nunca dejo de mirar al cielo cuando aparezco por la Puerta del Sol observando al "Tío Pepe" pronunciando un olé y olé. Mi madre comprueba, mes tras mes, que nunca cobro el mismo sueldo que sería lo más normal. Y es que de eso se encarga el señor Follente informando de los segundos de más que tardo en hacer entrada triunfal por la ciclópea puerta de la O.P. ¡Cualquiera le dice a mi madre que es por culpa del autobús o, lo que es peor, por entretenerme unos segundos mirando al cielo para contemplar al "Tío Pepe" de González Byass en el Hotel París. Yo, mientras tanto, quisiera algún día visitar París en alguna ocasión. Espero que algún año de estos no me descuenten los céntimos que me faltan para conseguir comprar el billete de ida y vuelta. Y el "Tío Pepe" me saluda pronunciando olé, olé y olé.
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