A veces siento que me haces falta, a veces siento que te extraño, y es un espejismo, una ilusión, es el vapor de la arena que se divisa en el desierto, A veces siento que te amo, y, es solo un acto desesperado de un egocéntrico que no define su bipolaridad.
A veces te anhelo, y son solo pataletas de un huérfano pidiendo por una madre adoptiva, a veces cuento las horas, y se me hacen segundos en unos eternos minutos.
A veces quiero alejarme, pero el suave olor de la colcha me hala a tus sueños, a veces quisiera bailar contigo, pero en el cuento de hadas que personifican nuestros dones, tus zapatillas se desgastan y mis tenis se resbalan.
A veces grito para desahogarme, pero los cantaros de agua bendita, terminan sumergiéndome en tus lagrimas y ahogándome  en tus besos.
“A veces la musa se desnuda y me hace el amor como nunca”.
A veces se despierta y se marchita como la huida sin avenida.
A veces escribo memorias y riman como canciones, quizá sea una loco que se tapa y se encierra en un libro para narrar y componer mil poesías.
A veces miro en la cama los extremos que se adelgazan entre mis brazos y miro dos mundos que luchan por ocupar su lugar.
A veces miro hacia el horizonte y veo manadas de jirafas paseándose por su safari, mirando a lo alto queriendo alcanzar algo.
“A veces oprimo las teclas en árabe para escribir pergaminos en clave”.
Hay veces en las que despierto y me toca algo tibio, es el sol de la mañana que ebulliciona como el café en una tasa.
A veces vuelo alto y me lanzo al vacio, derrapando en el rompimiento de las nubes artificiales, de algodones decorativos. En tiempo de sequia, me baño en tierra fina, y me acostumbro, como la transformación de una momia sin sentir lo sucio de las gazas, que adoran a un liquido paralizante pero andante que fluye sin detónate.
A veces desmemoriado, un pensamiento se hace tortuoso, a veces hermoso, a veces,  se torna dudoso y tal vez lanoso.
Me calmo y me desespero, al oler tu fragancia que se escabulle con el viento, que se aplasta en tu piel, muy claro como el talco, y atrapa tu ombligo, como trampa en hierro de araña, y se moldea con un cincel.
A veces la percibo en mi cuello, y, se toma en unas notas que leen pensamientos, divisan obras de arte exhibidas en pinturas de acuarela, y, firman con la fecha de una publicación que cuenta recuerdos de portadas; Autogeneradas manchan leguminas que destilan la época de una eterna escritura, de una eterna composición.
A veces corro para sudar tus lágrimas; Tristes me besan y desaparecen en mi rostro, cepillan mi alma y me lanzan a una caldera, que tonto ha sido el ilusionismo, que adornan nuestras almas, que marcan en la caldera, el nombre de la tensa calma y toma de los faros la luz de su vida.  A veces, A veces.
D’.’S.   
 15/10/2012