Shhhh
Publicado en Jan 02, 2013
Tendría que contarlo. Después de todo, para algo estoy haciendo esto, digo, lo de escribir. Aunque tal vez sea mejor dejar las cosas como están, total ya tienen un culpable ¿por qué darles otro?. La situación es difícil de explicar, ni les cuento lo que seria entender lo que hice o porque lo hice. Prefiero que estas líneas queden como los desvaríos de un loco. Pero también esta la posibilidad de que me crean, incluso también lleguen a entenderme. El ultimo punto seria peor para ustedes, imagínencen, entender y apoyar e una persona como yo. Por favor, les voy a contar todo, solo les pido un favor no vayan directo al final. Oigan todo los que voy a decirles… mejor dicho lean toda la historia. Después hagan lo que deban hacer. Tengan en cuenta, solo intento explicarles el por que, no pretendo justificarme, mucho menos arrepentirme. Se que esta mal hacerlo. Sin embargo fue la única solución que encontré en ese momento. Bueno, empiezo a contarles. Todo empezó una mañana, no tenía que ir ha trabajar me encontraba de franco. La noche anterior había decidido despertarme temprano, para poder dedicarme a escribir algo para subir al blog. Como todas las mañanas el despertador sonó y yo lo ignore, como todas las mañanas. Molesto, cansado por una mala noche de sueño. A pesar del frió matinal, mí cuerpo había tomado la mala costumbre de producir un desmedido calor, supongo que algún día de estos debería ir al medico. La cuestión es que me encontraba con la computadora encendida, aspirando aire helado y ardiendo por dentro. La cuestión es que estaba sentado con mi mejor cara de idiota, mirando el monitor de la PC. Lo cierto es que no me pasaba, una puta idea por la cabeza. En una intensiva búsqueda de inspiración, mire por la ventana que da a la calle, allí vi en la vereda a una de mis vecinas barrer. En defensa de ella puedo decir que a simple vista parece una persona simpática. Cuando la llegabas a conocer descubres, a una persona resentida que barre la calle en contra del viento para ahogar en tierra a toda persona desprevenida con la suficiente osadía de pasar frente a su casa. Es curioso pero al verla barrer las hojas, una chispa de inspiración surgió en mi cabeza. Describí minuciosamente lo que ella hacia, resulto en un párrafo de seiscientas palabras bastantes prometedoras, pero me hacia falta algo de pimienta. Cuando la divise intentando entrar a su casa, la vivienda intentaba a toda costa evitarle el ingreso. Era evidente que ni su propia casa aguantaba la terrible cara de culo, de este hediondo vejestorio. Tome un destornillador y salí a ofrecer mi desinteresada ayuda, de mala gana acepto. Mientras forzaba la cerradura, sentía la mirada del viejo cardo. Cuando conseguí abrir la puerta hice un ademán exagerado, como si hubiese ganado el premio mayor. La vieja me empujo de un codazo, ni gracias me dijo. Abrió la puerta de par en par e ingreso a su casa. Yo mire, para atrás, nadie me prestaba atención. A los gritos agradeciendo una invitación que nunca existió, me mande adentro de la casa. Peche a la vieja adentro, la hice caer al piso. Es curioso como afecta el organismo a los ancianos, por efecto del golpe la mujer no pudo esgrimir grito alguno solo abría y cerraba la boca, asiendo un ruido ronco. Aprovechando el momento de impotencia de mi victima, le pise la mano izquierda. Hace un tiempo alguien me comento que los huesos de los ancianos de cierta edad, tienen la misma densidad de las cáscaras de huevos, y la verdad quería probar si era cierto. Era cierto, las falanges de la mano del vejestorio se deshicieron debajo de mi pie, la sensación fue increíble. Perdón, debo obviar cualquier sentimiento. Curiosamente la mujer ya no intento gritar, solo lloraba. Debe ser por eso de que los viejos esperan la muerte, pero cuando le hundí el destornillador en la garganta, podría jurar que me lo agradeció. Estuve un rato viendo haber que mas podía hacer. Me adelante, le clave demasiado pronto el destornillador en una zona letal. Les aseguro que para las siguientes corregí ese detalle. Bueno, me estoy yendo por las ramas. La historia es la de la vieja cara de culo. Después que se desangro descubrí, que no sabia como salir de ese lugar. No tarde en encontrar la solución al problema. Metódicamente busque una silla senté a la señora en ella, por cierto estaba bastante bien comida pues su peso era considerable, la senté en un rincón para que no se caiga la apoye contra una de las paredes. Luego eche agua con lavandina y detergente, el vapor provocado por la mezcla me produjo nauseas casi me descompongo. No estoy seguro de que mi limpieza borrase alguna huella, solo lo hice para poder pechar el charco de sangre así el patio interno de la propiedad. Luego corrí a la vieja con silla y todo hasta dejarla frente a la puerta de salida, coloque una lámpara con pantalla detrás de ella y apague cualquier otra luz. Así pude cubrirme si cuando yo habría la puerta alguien miraba adentro, esa persona solo vería la silueta de la mujer sentada despidiéndose de su benefactor, es decir yo. Lleve a cabo la huida. Curioso nadie intento mirar adentro o siquiera notaron que yo salía de la casa. Increíble, pero les juro que si yo no llamaba a la policía. Llamada anónima obviamente. Pero sino llamaba diciendo que de la casa de la vieja salía mal olor, nadie se enteraba de que la momia se había muerto. Patético lo de esta sociedad. Hablemos de mí, después de que volví a sentarme frente al monitor descubrí una inspiración única. Comencé a subir historias diarias al Log, llegue incluso a publicar tres libros de un éxito decente. Ahora, ustedes se preguntara por que cuento esto, fácil estoy por publicar un cuarto libro y necesitaba un final. ¿Qué les párese esté? Se que al principio parecía tener una intención de buscar una aceptación por parte de ustedes. Pero solo era eso, un principio. Un tibio principio para un gran final. ¿Y, qué les párese? Fin. Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
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