As comenz "El Jabato"... (Tebeo).
Publicado en Jan 10, 2013
Nuestra historia empieza años después de la crucifixión de N.S.Jesucristo, cuando, por extenderse el cristianismo y constituir un peligro para los abusos y la crueldad del poder romano, comenzaron los seguidores del Señor a ser ferozmente perseguidos...
Aquella mañana, una centuria romana avanzaba por un camino de la montañesa Iberia... ... dando escolta a una litera en la que viajaba una hermosa dama... - ¿Por qué has hecho adelantarse a un explorador, noble Marco? ¿Teméis una emboscada? - ¡Oh, no!... Te lo explicaré. - Mis superiores me han encargado que te diera escolta hasta la costa... Y yo, como sabes bien, desempeño esta misión con gusto. Supongo que a ti, bella Claudia, no te importará que al mismo tiempo trate de acrecentar un poco mi fortuna... - No entiendo qué tiene que ver lo del explorador con tu fortuna... - Pronto lo comprenderás... ahí vuelve ya... - ¿Qué, encontraste lo que buscamos?... - Sí, general... más allá de aquellas peñas... ¡Justo lo que querías! Momentos más tarde, al otro lado de las mencionadas montañas. - ¡Amigos!... ¡Se acercan soldados romanos!... - ¿Romanos?... Amigos, será mejor que huyamos o que nos preparemos a luchar... - Eres demasiado impulsivo, Ildir... si nada les hemos hecho, nada hemos de temer... porque somos cristianos, hombres de paz... Las palabras de aquel muchacho, al que sus compañeros llamaban El Jabato, por su valor y fuerza, parecieron irritar a Ildir... - ¡Tú no conoces a los romanos, Jabato, yo sí... He remado, prisionero, en sus grandes trirremes... ¡Y nos odian precisamente por ser cristianos!... - ¡Ahí llegan!... - ¡Salve iberos!... Preparaos para acompañarnos... De ahora en adelante ya no seréis destripaterrones, sino luchadores... Mi amigo Favio, el maestro de gladiadores, pagará un buen precio por vosotros... - ¡Nuestra vida está aquí y aquí nos quedaremos! ¡Nos negamos a servir de espectáculo circense para los ciudadanos romanos! - ¿Cómo osas?... - Nadie replica así a un general de Roma!... - ¡Ildir!... ¡Oh, Dios mío!... ¡Le ha matado!... - ¡Ten cuidado Jabato!... ¡Es mejor ceder!... - ¡Dejadme!... Ildir era el hombre más bueno y más honesto de la Tierra... ¡Y ese romano le ha matado!... - ¡Pagarás tu crimen, miserable!... - ¡Ja, ja, ja!... ¡Detenedle, legionarios!... Pero la noble sangre ibera del Jabato arde de indignación. - ¡Aparta, canalla!... ... Y su fuerza prodigiosa le impulsa hacia adelante con ímpetu arrollador. - ¡Ven aquí!... Ya ves que paro tu golpe... - ¡Nunca vi nada igual!... ¡Un luchador así, no tiene precio! - ¡Ni la libertad tampoco, y no quiero perderla!... ¡A mí, iberos!... ¡Ah, si mi amigo Taurus estviera aquí!...
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