Luz Celeste (Novela - Cómic - Guión Cine) -116-
Publicado en Jan 14, 2013
- ¡Lo siento, gran dios blanco! ¡Siento haberle dejado, por un momento, solo! ¡Pero alégrese usted porque ya estoy otra vez a su lado!
- ¡¡¡No!!! ¡¡¡Más hostias no, por favor!!! - ¡Vaya obsesión que tiene usted con lo de las hostias! ¿Y las que les daba usted a las Vírgenes del Sol? ¿No cuenta usted las hostias que les daba a ellas cuando las ataba a los árboles? ¿Ha perdido usted ya la memoria del número que les daba? No se preocupe tanto. Yo estoy a su lado para ayudar a nuestro amado Pueblo Puka. - ¿Qué vas a hacer ahora? -A usted ya nada más siempre que se mantenga a mucha distancia de Ella. ¿La sigue odiando muchísimo? Pues ya ve cómo yo no la odio nada de nada sino que la amo del todo. La amo porque forma parte del Pueblo Puka, gran dios blanco. Si tanto ama usted a su pueblo... ¿por qué no ama a la más bella, la más guapa y la más sexy de las lindas mujeres de su amado pueblo, grans dios blanco? ¡Eso sí que es otra incoherencia total a no ser que usted, además de machista, sea también racista y hasta xenófobo... aparte de julandrón por supuesto! Jota Jota descubre una soga y, con rápidos movimientos, vuelve a reforzar las ataduras de los brazos de Franck Louis Reynolds Black... - ¿Por qué tantas ataduras, joven? - Porque más vale prevenir que lamentar. - Pero si ya no me lamento... - Pero la prevención es buena cuando el pensamiento es malo. - ¿Cómo sabes que estoy pensando mal? - No hace falta más que ver la cara de mil demonios que tiene. Y ahora vamos a ver qué hay aquí oculto bajo esta X pintada sobre la lona. ¿Es cosa de ocultismo? Porque si es cosa de ocultismo no me va a servir para nada... así que yo creo que debe ser algo que sirva para algo más que para nada... ¿verdad que es cierto, señor Diamond? - El ocultimo sirve para... - ¡Para! ¡Para! ¡Para, so burro! No siga usted, por favor, porque me va a dar mucho miedo. Al levantar la lona con la X grabada sobre ella, lo que hay debajo, bien oculto, es todo un arsenal completísimo de armas modernísimas y una enorme cantidad de materiales explosivos. - ¡¡Ostras!! Toda esta porquería... ¿para qué sirve, gran dios blanco? Esto es mucho peor que un cuento de brujos. ¿Para qué quería usted todo esto? Si le suelto yo ahora un par de hostias bien dadas se va a creer usted que yo soy un arzobispo dándoselas después de que usted haya comulgado. Viendo todo esto que hay aquí tengo el derecho de estar dándoles hostias en beneficio de toda la humanidad. ¿Sabe usted cómo confesamos los verdaderos cristianos? - ¡¡¡No!!! ¡¡¡Más hostias no, por favor!!! Te lo diré todo bajo secreto de confesión. - Perdone, dios blanco, pero cuando yo confieso no soy confuso ni tengo por qué confundir a nadie. Mi abuela dice que las cuentas tienen que estar claras y el chocolate debe ser espeso. Cuente usted con total claridad porque si no lo hace con total claridad le doy yo chocolate espeso con porras. Nada de secreto de confesión porque yo no soy católico y estoy pensando que las porras podrían ser ahora muy necesarias. Por lo de dar porrazos. - ¡¡¡No!!! ¡¡¡Más porrazos no, por favor!!! - Insisto en que unas buenas porras vendrían muy bien para medirles a todos ustedes, brujos y compañías, muy bien sus espaldas. Así que no me venga usted ahora con chorradas de secretos de confesión y no mienta usted porque ya veo que tiene una nariz tan superlativa, de tanto mentir, que Cyrano de Bergerac es solamente un chato comparado con sus narices. ¿Le siguen gustando los chistes españoles? ¿Tiene o no tiene gracia el humor español? Cuente ya... porque yo voy a contar solamente hasta tres antes de entrar en acción de sesión continua como sucedía antes con el cine. Uno... dos... Ante el temor de recibir otra ensalada de golpes, Franck Louis Reynolds Black se decide a hablar... - Seré claro porque no me queda otro remedio. - Me parece imposible que lo suyo tenga ya remedio; pero no se preocupe porque yo no soy quien le va a colgar. Sólo cuelgan las autoridades cuando no hay otro remedio y, en este caso, como se trata de armamento en gran escala supongo que tendrán que ser las autoridads militares quienes enjuicien al culpable. Alguien del ejército ecuatoriano le ha vendido todo este arsenal. ¿Quién le ha vendido a usted todas estas armas y todo este material de explosivos? - ¡Lo diré! ¡¡Lo dire!! ¡¡¡Pero más hostias no, por favor!!! Y quiero que sea bajo secreto de confesión. - Usted ya no está para querer nada porque lo que quiere es que nadie se entere y de esto se va a enterar todo el mundo. Discúlpeme si le parezco duro pero tenga en cuenta que hay otro mucho más duro que yo y se tiene que enterar de todo lo que aquí ha estado sucediendo. Jota Jota agarra por la pechera a Frank Louis y lo levanta como si fuese una pluma. - ¿Quién le ha vendido todo esto? - ¡¡El comandante Valdenebros!! - ¡Por fin! ¡Recordaré muy bien ese apellido para incluirlo en mi reportaje y darle mayor interés! ¿Recuerda usted algo más? - No me quedan ya mas recuerdos. Se lo juro. - Perfecto, gran dios blanco. No me importan sus falsos juramentos pero comprendo que el miedo le ha hecho hablar. Los demás recuerdos, si es que le quedan más recuerdos, cuénteselos al general que corresponda. Yo no cotilleo nada de las vidas privadas de nadie pero informo de la vida pública. Le sugiero que cuando quiera seguir confesando ya no lo haga a mí porque con usted ya he acabado. Le sigo sugiriendo que lo que tenga que seguir contando sobre este asunto lo haga a las autoridades militares pero, claro está, antes que ellos están las autoridades del Pueblo Puka. - ¿Quieres decir que el Pueblo Puka puede hacer justicia conmigo? - En el sentido en que ha sido el Pueblo Puka el perjudicado, supongo que sí... que será el Pueblo Puka el que tendrá que hacer justicia. - ¡¡¡No!!! ¡¡¡El Pueblo Puka no!!! - Lo siento de verdad. Ustedes no han tenido ni un sólo gramo de compasión con el Pueblo Puka y por eso será ahora el Pueblo Puka quien haga justicia... - ¡Vámonos ya, Jota Jota! - Sí, Luz Celeste. Aunque ha sido una faena digna de cortarle las dos orejas y el rabo no voy a cortarle ningún apéndice a este bicho; porque, en ese caso, quedaría más feo de lo que es y yo tengo un corazón noble hasta con los seres más diabólicos. Vamos a ver si el Pueblo Puka decide cortarle los apéndices antes de colgarlo. - ¡¡¡Quiero vivir!!! ¡¡¡Quiero vivir!!! ¡¡¡Quiero vivir!!! - Eso estarán gritando a su conciencia todos los inocentes y las inocentes que han sido, de manera vil, cruelmente asesinados y asesinadas por ustedes. Ahora aléjate de nosotros, Luz Celeste. ¡Deja todas tus últimas notas al lado de la computadora pero aléjate de nosotros porque, aunque lo tengo atado y bien atado, este burro es capaz de soltarte una coz! ¡Está tan salido... de sus casillas digo... que se parece al Asno de Buridán ante una yegua! Luz Celeste, aguantándose la risa, deja sus últimos apuntes sobre el teclado de la computadora y se sitúa junto a la puerta, a una distancia muy prudencial de los dos, mientras Jota Jota va empujando al maniatado Franck Louis. - ¡Ahora busca a todas las Vírgenes del Sol, Luz Celeste, y diles que estén preparadas! ¡Nos vamos de aquí muy pronto! Ella sale en búsqueda de la Vírgenes del Sol mientras que Jota Jota obliga a Franck Louis a sentarse frente a la máquina fotocopiadora. - ¿Estaba usted dispuesto a hacer volar a toda la Ciudad Oculta del Pueblo Puka? - Efectivamente. Con todo ese material explosivo yo tenía la idea de hacer volar no sólo a toda la Ciudad Oculta del Pueblo Puka sino también a los edificios públicos de Coca y, después, iría a volar otros objetivos de las ciudades de Ecuador. Las armas, por supuesto, nos servirían para dar un golpe de Estado en cuanto hubiésemos captado mercenarios a cambio de pagarles con oro. - Ya no me cuente más. Acaba de dejar de funcionar mi cerebrito y ahora sólo me muevo a través de los instintos... racionales por supuesto... porque ahora tengo la obligación humana de concentrarme en sacar a todas las Vírgenes del Sol de aquí y, luego, ponernos todos a salvo de la gran explosión. - ¿De la gran explosión? ¿Qué quiere hacer usted? - Es muy buena señal de educación que usted empiece a llamarme también de usted a mï... a pesar de la enorme distancia que hay entre su edad y la mía. A pesar de dicha distancia, llamarme de usted es el principio fundamental de una buena educación y es una lástima que usted la haya aprendido tan tarde. Demasiado tarde. Pero lo que voy a hacer es muy coherente con lo que debo hacer, gran dios blanco. - ¿Qué piensa hacer usted, Jota Jota? - Como ya no es necesaria esta Pirámide de Cristal ni tampoco el Palacio de Oro, voy a hacer saltar todo esto por los aires, utilizando los explosivos que tanto dinero le han debido costar. ¡Pésima inversión, sir Reynolds Black, pésima inversión la suya! Es usted pésimo haciendo negocios. - Pero... ¡¡se van a perder todos mis productos!! - ¡Ah, sí! Se van a perder todos sus productos. Se me estaban olvidando las probetas preparadas para acabar con la Fase Terminal. ¡Qué lástima! ¡Qué lástima me da que haya perdido tanto tiempo experimentando, gran dios blanco! Pero como tenemos mucha memoria lo recordaremos siempre para poder olvidarnos de todos estos dichosos productos para poder vivir todos en paz. Así salvamos a nuestro amado Pueblo Puka y a todos los demás pueblos de la Amazonía que quería usted gobernar. Pero antes de eso tengo que hacer algo muy importante. - ¿Qué está queriéndome decir ahora? - Muy sencillo. Voy a hacer que usted duerma un poco más; porque está usted muy afectado de los nervios y no quiero que, por mi culpa, vaya usted a sufrir un paro cardíaco ya que aquí no tenemos Servicios Sanitarios de Urgencias. Quiero llevarlo vivo ante quienes tengan que enjuiciarle. Yo no juzgo más allá de lo que me corresponde porque sólo soy un chavalillo estudiante de Periodismo. Lo demás que lo juzgue el Pueblo Puka que para eso están. ¡Míreme de frente como hacen los hombres de verdad o por lo menos sea usted un hombre por una sola vez en su vida! ¡He dicho que me mire a los ojos directamente y piense que tiene mucho cansancio... mucha fatiga... mucho sueño... mucha modorra... muchas ganas de dormir... Jota Jota hace chasquear el dedo pulgar y el dedo corazón de su mano derecha ante los ojos desorbitados del enloquecido Franck Louis y éste queda dormido, de repente, mientras vuelve a entrar Luz Celeste. - ¡Vámonos ya, Jota Jota! - Espera un momento, Luz Celeste, porque tengo que hacer, todavía, dos cosas muy importantes. - ¿Qué vas a hacer ahora? - Mientras tú reúnes a las Siete Vírgenes del Sol atrapadas en el Palacio de Oro y les cuentas que ya no tendrán nada que temer y que se preparen para irnos todos de aquí... yo tengo, primero, que enviar un reportaje completo a una periodista brasileña que quiere tener puesto fijo en la plantilla de redactores del "New York Times". Se llama Leda Melo de Carvalho. Le tengo que enviar el reportaje único, inédito y original que le había prometido. Leda solamente es una amiga nada más. Voy a ser lo más rápido posible. Después tengo que hacer otra cosa que ya la verás con tus propios ojos. Dame solamente una hora. Dentro de una hora exacta nos vamos de aquí. Luz Celeste sale, nuevamente, del Salón-Laboratorio de la Pirámide de Cristal y totalmente convencida de que Jota Jota nunca la va a traicionar con nadie, absolutamente con nadie, porque ya ha descubierto que Ella es la única que le interesa en realidad... y lo único que le importa...
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