Luz Celeste (Novela - Cómic - Guión Cine) -117-
Publicado en Jan 14, 2013
En Coca...
Son las 3 de la madrugada. Leda Melo de Carvalho, tomando su último café negro bien cargado, está medio dormida; pero sigue vigilando, continuamente, su correo privado de internet, por ver si le envían ya, desde el "New York Times", el aviso de su cese definitivo como colaboradora de sus páginas de opinión. Entonces es cuando se encuentra con la gran sorpresa... - ¡¡Dios mío!! ¡¡Es Jota Jota!! Y es que el texto comienza por: "Feliz Día, Leda, soy Jota Jota"... Después, absorta y sorprendida, cada vez más, por todo lo que está descubriendo, comienza a leer el reportaje completo. - ¡¡Lo sabía!! ¡¡Por supuesto que sabía que Jota Jota no me iba a fallar!! ¡¡Esto lo envío, de inmediato y todo completo, a Míster Ronaldson!! Una vez finalizado el texto completo, Jota Jota, se despide: "Que tengas un feliz ingreso en la nómina del "New Yor Times", Leda". - Ya parece que está todo terminado... Después de sacar una copia para ella misma, Leda reenvía el reportaje completo a Míster Ronaldson, quien lo recibe en el mismo instante en que estaba ya dispuesto a dar de baja a Leda Melo de Carvalho de su nómina de colaboradores. - ¡¡Ostras!! ¡Esto lo publico yo ahora mismo! ¡Voy a dar la orden de que ocupe la portada del diario de mañana y que, en las páginas centrales se imprima un especial con todo el reportaje completo! El título lo pondré yo mismo y será "¡¡¡Salvados!""". Leda Melo de Carvalho recibe una llamada a su móvil. - ¡Hola! ¡Estoy muy cansada así que abrevie usted, sea quien sea, por favor! - ¡Okey, Leda! ¡Te ha salvado la campana! ¡Has triunfado! ¡Tu reportaje ocupará las páginas centrales del "New York Times" mañana mimso y en un Suplemento Especial! ¡¡Ya eres periodista fija en mi plantilla de redactores privilegiados!! Leda Melo de Carvalho llora de alegría... - Gracias, Jota Jota... - ¿Qué te sucede, Leda? ¿Quién es Jota Jota? - Alguien muy especial, Míster Ronaldson, alguien muy especial. - ¿Alguno de tus ligues por tierras latinoamericanas? - Qué más quisiera yo que fuese alguno de mis ligues... - Entonces... ¿quién diantres es ese tal Jota Jota? - Digamos que un chaval genial de tan sólo 18 años de edad... - ¿Alquien que tiene algo que ver contigo? - Alguien que tiene que ver con el mundo entero. - No te comprendo, Leda... - A veces no es necesario comprender, Míster Ronaldson, sino solamente dejarnos llevar por los impulsos del corazón. - ¡No me digas que estás enamorada de un chaval de tan solo 18 años de edad! - Si fuese por decisión mía no lo dudaría ni un instante. - No tengo ni idea de lo que me quieres decir... - Entonces digamos que solamente es un sueño imposible. - ¿Un sueño imposible para una mujer como tú? ¡¡No me lo creo!! - Si usted le hubiera conocido personalmente se lo creería. Es el chaval más fiel que he conocido. - ¡Te estás contradiciendo a ti misma, Leda! - Escuche, Míster Ronaldson, también las mujeres hermosas tenemos sueños imposibles. - Si tú lo dices... - ¿Estoy o no estoy incluída en la plantilla de los redactores fijos del "New York Times"? - Yo nunca gasto bromas a estas horas de la madrugada. Estás totalmente incluída en la plantilla de mis periodistas privilegiados. - Pues eso es lo único que debe importar saber sobre todo este asunto. - Lo que no me explico es que hayas conseguido este reportaje tú sola y con tanta información sorprendente. - Señor Ronaldson... usted limítese solamente a publicarlo todo entero... porque ha de saber, como buen periodista que es, que no es nuestra obligación tener que informar sobre nuestras fuentes cuando sirven para hacer un bien a la humanidad. - Sí. Eso es cierto. Lo recoge el Derecho de la Información de los periodistas. - Pues ya que eso es cierto... no me puede pedir más... - De acuerdo. ¿Ahora qué vas a hacer? ¿Cuándo vienes para Nueva York? - Me voy a tomar todo el día de mañana para descansar porque estoy agotada. Pasado mañana estaré en Nueva York. Leda corta la comunicación, toma la copia que ha sacado para ella misma y la envía, por fax, al Destacamento del Cuartel Militar Ecuatoriano en Coca, indicando "Para conocimiento del General Maldonado Feito". Después comienza a escribir un nuevo comentario para su ya conseguida columna de opinión fija. - Un país sin cultura es un país que no existe. A través de la gracia de un chaval que tiene algo que extrae desde el hombre que lleva dentro, he aprendido lo rotundo de este adagio universal. Hoy reclamo que callar es sinónimo de no ser. Hamlet, con sus dudas, puede ser el ejemplo. La cultura no es el silencio aunque el silencio forme parte importante de la cultura. Pero es que, para ser un buen ciudadano, debemos activar el conocimiento de nuestra sociedad. Cuando escuchamos la voz que nos dice la verdad de un solo tirón, nos damos cuenta de que estamos destrozando el teatro de la vida si no aprendemos a hablar a su debido tiempo. Alguien que es capaz de originar un nuevo mundo con sus sueños es quien me alienta para poder contar las verdades que nos produce el corazón. Llamamos razón a todo lo que vemos pero, muchas veces, no vemos lo que vale una persona porque sólo nos fijamos en lo que aparentan las personas. Tener cultura es mucho más que considerarnos personas cultas porque hemos aprendido a saber quién fue Segismundo o qué es lo que sucedía en los tiempos de Sófocles. Renunciar al éxito propio para regalárselo a otra persona quizás tenga que ver con el mundo de esta profesión con que intentamos llevar la cultura más allá de nuestros propios afanes. Afirmarse en querer ser poderosos no es el verdadero camino si menospreciamos a los demás. El verdadero camino es inculcar pensamientos que contengan valores para todos los habitantes que buscan el Bien. La importancia de la solidaridad y otros valores de la misma magnitud son la base primordial de un ser humano culto; dedicado a rescatar, del teatro de la vida, la verdad... esa verdad que nos quita el veneno de la envidia, el veneno de la insidia, el veneno de la ambición a costa de cualquier precio. Suena a paranormal y, sin embargo, debería ser lo más normal de esta vida. Lo que hacemos, muchas veces más de las que pensamos, es construír mentiras; pero quizás la imaginación de un joven de tan sólo 18 años de edad, sea mucho más que una simple fantasía. Hemos devaluado mucho a la imaginación... sin darnos cuenta de que hay que tener mcuhas dosis de imaginación para aprender que lo irrenunciable de todo asunto patrimonial es el amor. Si los poderosos supieran lo que es verdaderamente ser cultos en base al amor se darían cuenta, por fin, de que el amor de un chaval de tan sólo 18 años de edad puede ser el que nos convierta en profesionales capaces de distinguir lo que de verdad vale como conocimiento de los seres humanos y lo que de verdad debe ser eliminado porque sólo produce avaricia. Si guardamos silencio ante todo esto es que somos partícipes de la mentira. La voz de nuestras conciencias es, siempre, el origen de esa cultura que nos salva de la indiferencia.
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