Evangelio de amor.
Publicado en Feb 17, 2009
La noche cómplice se vistió de gala, se alfombro el espíritu, la Serpiente Emplumada esta de vuelta, esta vez para conquistar los corazones que unidos y sensibles esperan al poeta.
El hermoso y majestuoso Palacio Municipal de la capital Potosina, en el corazón de México, fue escenario de lujo para escuchar al poeta Ernesto Cardenal, un viaje magistral por la historia prehispánica y colonial de este imponente país, sencillo y acogedor. Quetzalcoalt apareció recreado en su voz, clara y fuerte, en ese retorno triunfal a la infancia inteligente que lo acerca apresuradamente a la inocencia de los invictos. Ahora comprendo por que su mente intacta y clara quiere ser encarcelada por los mediocres que hurtan a la tierra de Darío los sueños de amor y libertad que tiñeron de sangre el final de los 70as. Y antes se frustraran en sueños del General de hombres libres. La noche se ilumino con el blanco contraste de los cabellos ilustres del poeta, cura, guerrillero, para hacer verdad la mística del Cristo al venir a darnos su palabra combativa , difícil de aceptar por aquellos esclavos de los dogmas, impuestos hacia fuera, como cínicos burladores que atan las alas de los pueblos en beneficios personales dejando atrás las gotas rojas de sudor, del mártir del Gólgota Granadino, en su poesía de la vida esparcida en brisa refrescante, a los muchos que aún sufren adyectos mordiscos de los Judas, que olvidaron el supremo deber de servir al pueblo para el cual fueron un día enaltecidos por el Dios verdadero. Años de vida, nadie sabe calcular cuantos, pero esta en la lucha sin descanso, con la palabra en ristre, con la boina como escudo, recordatorio de alguien que murió por sus ideas. Cardenal después de Darío acaricia la faz de los jóvenes que aspiran a amar la libertad por encima de los vicios, hastiados, libres las palabras, desenfrenadas y al viento expuestas, tibias como alas de palomas, vueltas pluma, combativa y lucida, escarnecedora.
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