El idioma español y la babel catalana (Ensayo) -7-
Publicado en Jan 17, 2013
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Una vez totalmente demostrado, en base al conocimiento profundo y cultural, y no en base a habladurías de ignorantes sin sentido alguno, que las tribus o pueblos que se habían asentado en territorios catalanes formaban parte de la familia lingüística de los íberos (o iberos) que, junto con las familias lingüísticas de los celtas y los celtíberos, ocupaban toda la Península Ibérica (o Iberia como se la conocía en aquellos tiempos), ¿qué se encontraron los romanos cuando conquistaron todo este extenso territorio? Se encontraron con un enorme puzzle de tribus o pueblos que no poseían un idioma unificado sino que cada uno de ellos tenía su propio lenguaje y, por supuesto, ninguno era un Estado, ni una Nación, ni un Reino, ni tan siquiera un País; así que, cuando los romanos invadieron y conquistaron Iberia casi por completo (salvo algunos puntos muy aislados que no se asimilaron a su dominio), a la Península Ibérica (Iberia), la cambiaron de nombre y la llamaron Hispania (que luego evolucionaría hacia el nombre de España) y la dividieron en 3 Provincias del Imperio Romano (y observamos que no eran ni Estados, ni Naciones, ni Reinos, ni tan siquiera Países, sino solamente Provincias). ¿Y qué eran las Provincias dentro del Imperio Romano? Voy a ser los más simplificador y sencillo que pueda para poder abreviarlo al máximo y explicarlo con claridad.
 
La administración Provincial Romana surgió cuando la Primera Guerra Púnica que enfrentó a Roma contra los cartagineses que habían instalado, al igual que griegos y fenicios, algunas colonias en Iberia. El triunfo de los romanos trajo consigo la extensión del territorio de Roma. Al principio se nombraron 2 cónsules, que tenían la responsabilidad de la administración de las Provincias (el cónsul era anual y colegiado, eligiéndose a 2 cónsules cada año entre los sabios ciudadanos mayores de 42 años de edad). El cometido de los cónsules era la dirección del Estado Romano y, especialmente, del ejército en campaña. Sin embargo, tras el establecimiento del Imperio, los cónsules fueron una figura meramente representativa de la herencia de la Roma Republicana, ostentando ya muy poco poder y autoridad, ya que el emperador actuaba como ser supremo. Los cuestores itálicos (nueva figura administrativa) eran considerados auxiliares de los cónsules (en las islas de Cerdeña, Córcega y Sicilia, se establecieron cuestores particulares dependientes de los cónsules), pero el sistema no funcionó y apareció la nueva figura del procónsul. El procónsul era, a la vez, general, administrador y jefe supremo en su Provincia, y reunía en sus manos todas las funciones que antiguamente habían tenido los cónsules y que ahora estaban repartidas entre los cónsules, el pretor, el censor, los ediles curules, los tres viri nocturni, los tribunos del pueblo y el jefe de caballeria. Únicamente las cuestiones financieras de la Provincia escapaban a su "imperium", ya que eran llevadas a cabo por la figura del cuestor provincial o procuestor, que dependia directamente del Senado. A los procónsules se les exigía sobriedad y probidad. 
 
En todo este entramado de Provincias Romanas... ¿existió alguna vez una Provincia llamada Cataluña? Totalmente falso. No existió ninguna Provincia Romana llamada Cataluña porque los romanos dividieron a Hispania en 3 Provincias llamadas Tarraconensis (que era a la que pertenecían todas las tierras catalanas junto con todas las tierras castellanas y otras muchas más), la Lusitania y la Baetica. Las ciudades principales en la Provincia Tarraconense (del latín Hispania Citerior Tarraconensis) que es la que nos interesa explicar en este estudio o ensayo, fueron Lucus Augusti, Iria Flavia, Bracara, Asturiae, Clunia, Segovia, Toletum, Cartago Nova, Saguntun, César Augusta, Pompacio y las que se encontraban en tierras catalanas y que eran Gerueda, Barcino y Tarraco que son las actuales Gerona, Barcelona y Tarragona. Vemos con total claridad y sin duda de ninguna clase que los terrenos catalanes forman parte de una Provincia junto con terrenos gallegos, asturianos, leoneses, castellanos, riojanos, navarros, valencianos y aragoneses. No existía, por lo tanto, ninguna Cataluña como Provincia ni, mucho menos, ninguna Cataluña independiente. Toda Hispania formaba parte, y dependía, del Imperio Romano y estaban bajo el poder del emperador de Roma. Hablemos un poco más de la Provincia Tarraconense; pero antes hemos de señalar que los romanos hicieron una nueva división y de 3 Provincias pasaron a ser 6 Porovincias, con los nombres de Tarraconensis, Lusitania, Baetica y las nuevas Gallaecia, Carthaginensis y Beleárica. Sigue sin aparecer, para nada, una Provincia llamada Cataluña ni nada parecido; cuando menos aún un Estado, una Nación, un Reino o tan siquiera un País, llamado Cataluña. 
 
La nueva Tarraconensis fue una Provincia romana y después una Provincia visigoda. La capital, en tiempos del Imperio Romano, fue la Colonia Julia Urbs Triumphalis Tarraco, la actual Tarragona (ni Barcelona ni Zaragoza como algunos creen por ignorancia), de la cual tomaba su nombre. La Provincia (nada de Estado, ni Nación, ni Reino ni tan siquiera País sino solamente Provincia), en su momento de mayor extensión abarcaba unas dos terceras partes de la Península Ibérica (antes llamada Iberia y ahora llamada Hispania, de donde deriva el nombre de España), y que comprendía las regiones al norte y sur del río Ebro desde los Pirineos al norte hasta Sagunto al sur; el valle del río Duero, excepto la zona de su orilla meridional entre el río Tormes y la desembocadura del río Cale (la actual Oporto de Portugal); los valles de los ríos Tajo y Guadiana hasta los límites con la Lusitania y el extremo oriental de Andalucía, al este de la frontera de la Baetica que discurre desde Cástulo (actual Linares), pasando por Aeci (actual Guadix) hasta la bahía de Almería, quedando estas zonas (que durante mucho tiempo pertenecieron a la Baetica) en territorio tarraconense (quizás de ahí provenga el origen de la canción que dice "Hay quien dice de Jaén que no es tierra andaluza y otros afirmarían que es de Castilla la Nueva con tal de llevar razón"); al este limitaba con el Mare Nostrum (nombre que los imperialistas romanos dieron al Mar Mediterráneo); al oeste con el Océano Atlántico; y al norte con el Mar Cantábrico, la Cordillera de los Pirineos (que la separaba del sur de Galia, es decir de las Provincias Romans de Aquitania y Galia Norbonense). De la Tarraconensis fueron escindidas, posteriormente, Gallaecia (la actual Galicia más el norte de Portugal) y Carthaginensis; por orden  del emperador Diocleciano a finales del siglo III; y a finales del siglo IV la Baleárica se escinde de la Carthaginensis, siendo transformadas también en Provincias (jamás Estados, ni Naciones, ni Reinos, ni tan siquiera Países sino solamente Provincias Romanas). Seguimos sin ver, por ningún lado un  Estado, una Nación, un Reino ni tan siquiera un País llamado Cataluña.
 
Nota Adjunta.- Como se está comprobando ya está super demostrado que los orígenes de Cataluña son conjuntos de tierras con muy diferentes y variados dialectos que, ahora, se unifican con las demás tierras del resto de Hispania a través del latín, de manera general el latín vulgar porque el latín culto sólo lo conocián poquísimas personas cultas. La inmensa mayoría de toda España (incluídos los catalanes y catalanas) era, con perdón, formada por analfabetos y analfabetas.  
 
 
 
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Ensayo de carácter social e histórico sobre el idioma español y los muy diversos y diferentes dialectos catalanes.

Palabras Clave: Comunicación Divulgación Ensayo Análisis Lengua Sociedad Historia Conocimiento Realidad Verdad.

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Análisis



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