MINUCIOSIDADES DEL OFICIO DE ESCRIBIR CUENTOS
Publicado en Jan 20, 2013
Iniciar el cuento con esta pintura: Decenas de gallinazos hambreados volando en torno a la torre de la iglesia. Trece palabras. Las releo y hago el primer cambio: Decenas de gallinazos hambreados vuelan alrededor del campanario de la iglesia. Reduje la oración a 11 palabras. La torre se transformó en campanario. El verbo se conjuga en presente. Nueva lectura del texto. Dudas sobre la cantidad de gallinazos. Podría poner 20 o 45, por ejemplo, sin exagerar la cantidad. Un sitio donde pululan gallinazos. La responsabilidad literaria para escribir un dato fidedigno, ajustado a la realidad de dicha especie en un hábitat específico. ¿Buscar un informe concreto, relacionado con dichas aves, donde se mencione la cantidad de estas cuando vuelan en grupo? Para efectos narrativos dentro del cuento, veo más de un centenar de gallinazos y así deseo escribirlo, pero lo considero ilógico dentro de la naturalidad del texto. No escribo: Un centenar de gallinazos. Reduzco la imagen a varias decenas nada más y con este hecho infrinjo algo del proceso personal de escritura. Pienso en el lector. Hipotéticos lectores sin importancia en este momento. Lectores que nunca tendré. No viven en este momento, donde la existencia es la del cuento en proceso de escritura. Me contradigo. Iniciándolo y ya mi cuento presenta dificultades en el aspecto cuantitativo de los gallinazos. ¿Qué sucederá más adelante, durante el desarrollo del mismo? Cada palabra, un obstáculo. Cada frase se transforma impidiéndole avanzar al cuento. En la primera frase detuve el flujo de eventos. Todavía no afronto inconvenientes y exigencias de la puntuación. Ni las palabras con su orden sintáctico y su musicalidad, fundamentales para mí. Dos posibles maneras de puntuar la frase inicial: Decenas de gallinazos, hambreados, volando en torno a la torre de la iglesia. Con esta forma de puntuar, resalto el aspecto del hambre. Enfatizo el adjetivo hambreados, imprimiéndole un ritmo lento a la oración. La segunda: Decenas de gallinazos hambreados, volando en torno a la torre de la iglesia. Preponderancia del verbo volar. La releo y su ritmo me atrae más. Es ágil. El movimiento de los zopilotes se apropia del espacio narrativo. La acción de los gallinazos, destacando su vuelo, se describe con mayor dinamismo. El vuelo puede incluir el hambre. Si escribo hambreados, en la mente y ojos del lector surgen ideas diferentes a mi visión del cuento. ¿Cuál puntuación selecciono? Con solo 13 palabras escritas, son heterogéneos los problemas de escritura y desarrollo del cuento: a. Puntuación b. Uso de verbos y su tiempo c. Cantidad lógica de gallinazos en vuelo d. Elección arquitectónica: torre o campanario e. Ritmo para imprimirle al texto Dejo sin definir la cantidad de gallinazos. ¿Algún lector imaginará más de cien? ¿Circunscribo al lector cuando enuncio una cantidad determinada de aquellos? Algo nuevo me inquieta dentro de la frase inicial: la altura de la torre debe estar de acuerdo con las decenas de gallinazos volando en torno a ella. Algunos sobrevuelan tal lugar a mayor altura que otros, para no estrellarse entre ellos. Tal vez lo mejor es no escribir el cuento. Pensaba en un microrrelato pero los problemas se multiplican. Este género narrativo lo considero refinado en su expresión y estructura. ¿Qué sucede cuando es una novela? La irresponsabilidad del escritor no tiene límites. En la realidad, es imposible escribir una novela porque cada frase para relatar las posibilidades de otras situaciones y eventos, origina centenares de oraciones más. O el escritor se decide a contarlo de manera tosca, por transparente que parezca el estilo, por claro que parezca el desarrollo de la novela. Hay entre líneas otras novelas, otros personajes, nuevas posibilidades de acontecimientos no relatados pero presentes allí, esperando una leve corrección para darle otro sentido a cuanto pensaba expresar el narrador. Dejaré el cuento, definitivamente, así: Decenas de rinocerontes hambreados vuelan en torno a la torre de ajedrez.
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Gabriel Zamora Melndez
silvana pressacco
si lo que quieres es cubrir la torre, lo lograste!!!!
Me encantaron todas las bifurcaciones en el camino, los retrocesos y avances extraños. Sin dudas, eres uno de los que más leo y no entiendo a muchos otros, incluso a los que comentan indicando qué bonito o ¡eres una maravilla!.
Sé que lo que me gusta a mi no tiene por qué gustar a otros, pero últimamente no encuentro mucho. En tu página me pierdo, me encanta. Saludos!!!
Moises David Hernandez
hambrientos y volando
sobre una torre
giovanna robinson rangel