Cuando sumamos los años que Cuba ha sido libre no me salen las cuentas, como dicen los niños en la escuela.
Entre la España colonizadora, que comenzó a forjar las primeras riquezas y después las continuas guerras para lograr la independencia se fueron cuatro siglos y un poco.
Luego del Tratado de Paris, comprendieron pronto los norteamericanos que los próximos combatidos serian ellos si no se largaban, nació entonces la Republica de Cuba, llave hermosa que cuida cual verde lagarto la entrada del golfo de México, iniciamos excedidos de patriotas un nuevo siglo, para la primera década el azúcar nos hacia amargamente ricos y desproporcionadamente injustos en la repartición a medias de la renta nacional.
No es que naciera entonces la ambición, se hizo potente, junto a nuevas avenidas y barrios influyentes, el campo donde brotaba dinero a puños era pobre. Entre reclamos y desigualdades avanzábamos, un rato a pan otro rato a agua, plan de machete y caridad católica, por las calles pregonaban vendedores y mujeres sus divisas enseñaban.
Cuando la esperanza comenzaba a tomar forma, el hombre fuerte tiro por tierra lo ya ganado por la ambición. Las manos llenas y aún van por más.
Un grupo de jóvenes reclama para sí la nueva ruta de restituir con sangre si era preciso la constitución del 40.
Pero los sueños engendran incautos que suman filas y después cuando se abren los ojos no sabe el bueno para que sea bueno y vive al lado del malo y no se ha dado cuenta.
Entonces como una ecuación matemática perfecta, fueron a mitad de cuentas quitados unos para plantar otros que a la postre resultaron peores por malos economistas y hacer las cuentas a sus favores.
Y la libertad jamás llega, la gente empobrecida huye arriesgando la vida cruzando el mar, buscando otro horizonte de oportunidades para poder ser feliz y nadie cuenta los días, ni las horas, en que acabe esta triste época infernal.
Si logro sacar la cuenta, entre época colonial, semirrepublica y dictadura, no saben en la isla de Cuba que cosa es la libertad.