La clave es imponer el ritmo (Reflexiones)
Publicado en Jan 24, 2013
Muchos se preguntan cómo se puede escribir bien lo que llevamos dentro del pensamiento. No es esa la pregunta que se debe uno plantear a la hora de enfrentarse ante una hoja en blanco. La verdadera pregunta es cómo escribir bien lo que llevamos dentro del alma. Y la respuesta más sencilla es que la clave es imponer el ritmo. Cambiar el ritmo no supone romper tu esquema. Cambiar el ritmo, como hace un buen deportista, es, dentro de la Literatura, combinar la idea con el sentimiento. Si compones una frase que te sale del alma estás manejando el ritmo de acuerdo con el momento. Y eso es primordial para saber escribir bien. Hay que tener la suficiente capacidad para comprender y entender que la clave es imponer el ritmo según sea la secuencia. ¿Y qué son las secuencias literarias dentro de un texto? Lo importante, si quieres experimentarlo, es empezar a hacerlo, Muchos se asustan ante este dilema. Pero el dilema no existe tal como ellos piensan. El dilema no es pensar sino sentir. Y si sientes resulta que el asunto ya no es complicado sino natural. Muchos deciden escribir algo sobresaliente sin darse cuenta de que lo sobresaliente te va surgiendo a medida que vas sintiendo los latidos de tu corazón. Es entonces cuando puedes escribir bien. Cuando sabes que los latidos de tu corazón están de acorde con el ritmo que impones a la escritura que te surge del alma. Justo antes de comenzar sólo es necesario una actitud: la confianza. Si escribes tal como te dicta el interés ajeno es que no tienes confianza en ti mismo o tú misma. Si escribes tal como le va a agradar a quien te publica es que no tienes confianza en ti mismo. A falta de unos segundos de comenzar a escribir tienes que ser como ese deportista que se olvida de las experiencias ajenas (por mucho que admire a alguien que le precedió) y desmitifica el momento para mitificar la experiencia. Si escribes con la intención de mitificar tu experiencia es porque te has olvidado de mitificar lo ajeno. Y ese es el verdadero camino para ser tú mismo o tú misma. No es el género literario lo que te debe imponer. Todos los géneros literarios son solamente fórmulas nada más y lo que te debe importar, a la hora de poder escribir bien, es mucho más que el género literario. Es la confianza. Esa confianza sólo nace en el alma, circula por dentro de tu corazón y se expresa a través del esfuerzo de ser tú mismo o tú misma. Antes de empezar a escribir determina claramente cual es el ritmo que vas a imponer al texto. Debes empezar, como hacen los buenos deportistas, por acumular el suficiente interés propio -nunca el interés ajeno- sin que te asusten las críticas que te vayan a hacer. Eres un buen escritor o una buena escritora cuando, como sucede con los buenos deportistas, no te entra el miedo escénico. No te detengas ante lo que te digan fuera de ti mismo o fuera de ti misma. Ves imponiendo el ritmo tú y no consientas que el ritmo te lo impongan otras circunstancias salvo tu propia decisión. Cuando ya te has introducido en el texto, los ataques de los críticos no tienen la menor importancia (normalmente los críticos no saben escribir como tú estás sintiendo) y tan sólo permite que entre en tus pensamientos todo aquello que sueñas para contar, Tras la vuelta llega el premio. En definitiva, después de haber escrito con el ritmo que has ido aplicando desde el interior del alma, logras el triunfo de haberte demostrado a ti mismo o a ti misma que has escrito un gran texto sea cual sea el género. Hablando de géneros los genes de los buenos y grandes escritores y los genes de las buenas y grandes escritoras sólo están dentro de tu alma.
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