IMPRECIONES MATERNAS
Publicado en Jan 26, 2013
Helena a vivido durante casi toda su vida en Atenas, siempre respetando las buenas costumbres, gozando una posición bastante acomodada al ser esposa de uno de los miembros mas acomodados del parlamento. Por esta razón se sorprendió cuando al nacer su primogénito, dudaron de su palabra y la acusaron de adulterio. Para apoyar sus palabras la partera le trajo al recién nacido para mostrarle que este era moreno como el carbón, cuando ella y su marido eran blancos como la seda virgen. Su esposo le grito, la repudio y exigió que fuera llevada ante un tribunal de notables, para que estos decidieran la suerte de la mujer. Se contemplo el umbral de un día para que la mujer se recuperase del parto y que esta pudiese alimentar al niño recién nacido quien después de todo no tenia la culpa de nada, también podría significar un buen resarcimiento económico para el supuesto padre cuando tuviese la edad de ser vendido como esclavo. La mujer fue llevada junto con su hijo frente al tribunal. Para que estos pudiesen constatar el delito se procedió a colocar a la singular familia uno al lado del otro, quedando el recién nacido en medio de los padres. Los jueces advirtieron que los progenitores lucían un blanco pálido en sus pieles mientras que el niño era marrón como un viejo labriego expuesto durante décadas a los rallos de Apolo. Para darle un mayor marco de legalidad se procedió a llamar un especialista en el estudio del cuerpo humano, al por entonces incipiente Hipócrates quien realizo un profundo estudio de la situación. El estudio de Hipócrates contó en no solo un análisis físico de las personas implicadas, sino que sumo la investigación del entorno de las mismas. Curiosamente el resultado dio que la mujer era inocente de adulterio, pues la pigmentación atípica del niño se debía a un retrato de un moro, el cual se encontraba en la misma habitación de la joven madre. Sorprendidos por el nuevo concepto acuñado por Hipócrates, el de impresiones maternas por el cual el no nato adquiere características de aquello que provoque un cierto impacto en la madre, el tribunal dictamino la inocencia de la mujer. Por su parte la mujer habiendo sido salvada de ser lapidada le agradeció a Hipócrates con 20 monedas de oro. El marido la agradeció por haberle devuelto la honradez a su familia, con 30 monedas de oro. Por su parte el moro del retrato dio las gracias por las 10 monedas de oro, que Hipócrates le pago y jamás fue vuelto a ver por Atenas. Fin Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|