Dos pistolas escarlatas (Novela y Guin literario para Cine) -10-
Publicado en Feb 07, 2013
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En su estudio de trabajo, efectivamente, se encuentra Joe Atienza Arteche y Argoitia, más conocido como "Triple A", escribiendo en unas hojas...
 
- Yo sé que en algún lugar, bajo la luna y las estrellas, tú estás presente. Y sé que muy pronto sabré de tu existencia. Y te veo a mi lado. Y puedo besarte sin permiso de nadie más que gracias a tu libre decisión de ser besada por mí. Yo sé que en algún lugar, bajo este mismo cielo, tú estás. Tu existencia está ya muy cerca de mí.
 
Es entonces cuando suenan unos fuertes golpes en la puerta.
 
- ¿Quién eres?
- Soy yo, Joe. Soy José Luis.
- Te dije que nadie me molestara en estos momentos.
- Lo que sucede es urgente. André me ha contado que es algo que debe comentar contigo y que sólo tú puedes saberlo.
- Si lo puedo saber yo, también lo puedes y debes saber tú porque eres mi amigo. Pasad los dos y quédate con nosotros, José Luis.
 
José Luis y André pasan dentro y cierran firmemente la puerta
 
- Joe, él no debe estar presente. Es algo que sólo te interesa a ti.
- Escucha bien André y nunca lo olvides. El día en que tenga que ocultar algún asunto a mis amigos ya os lo diré a tiempo. La amistad no es amistad cuando ocultamos cosas que no tenemos por qué ocultar. ¿O es algo que tienes tú que ocultarme?
- No es eso, Joe. Es mucho más trágico que eso.
- Entonces habla y déjate de ceremonias innecesarias, porque lo innecesario no me interesa para nada. Ya sé que hasta tú dudaste, en algún momento, de mi verdadera hombría y te lo tuve que demostrar a pesar de que me considerabas más que un amigo algo así como un hermano para ti.
- Perdona, Joe. No sabía lo que hacía. Hice caso a las malas lenguas.
- Pues procura no volver a dudar más de mi hombría o dejas de ser hombre para siempre. Te puedes quedar escuchando, José Luis... y no detrás de la puerta como a veces haces... sino de forma presencial y bien presentes los tres. Que os vea yo a los dos sin ninguna clase de ocultación como a veces hacéis. ¿Habéis comprendido ya o es necesario que os demuestre otra vez más mi hombría?
- Está bien, Joe. Perdón.
- Yo ya no perdono nada. Para perdonar está Dios pero no yo.
- Yo creo que José Luis no debería escucharlo... porque es un asunto que sólo te pertenece a ti. Una cosa solo para ti.
- ¿Qué sucede? ¿Qué asunto o cosa es esa que solo me pertenece a mí?
- Perdona si hablo tan mal. No es una cosa. Es una persona que viene a por ti.
- ¡Habla ya o me levanto de la silla y os enteráis los dos de quién soy yo cuando me entra la ira! ¿Qué ocurre?
 
Los dos amigos de Joe no tienen otro remedio que hablar sin ocultar nada.
 
- Sucede que "Escarlata" Jara viene a por ti.
- ¿Qué quiere decir eso, André?
- Que viene dispuesta a matarte.
- ¿Por qué me mataría "Escarlata" Jara a mí si jamás hemos tenido ningún conflicto entre los dos ya que ni tan siquiera nos conocemos personalmente?
- No lo sé. Creo que debe estar celosa porque muchos son los que dicen que tú eres el más rápido... mucho más rápido que ella y sus famosas pistolas escarlatas. Viene a matarte para demostrar que son también muchos los que dicen que la más rápida es ella.
- ¿Tú crees que eso es verdad, José Luis?
- Yo creo que sí. Creo que André lleva razón y está diciendo la verdad.
- ¿Qué es la verdad para tí, José Luis? ¿Te he pedido yo alguna vez que me ayudes a salir de algún peligro? ¿Te he pedido alguna vez, por ejemplo, que me dieses de comer?
- Perdona, Joe.
- ¡Entonces cállate y guarda silencio! ¡Habla tú, André!
- Yo creo que es muy peligrosa
- ¡También te digo yo a ti lo mismo! ¿Te he pedido alguna vez que me ayudaras a salir de algún peligro? ¿Te he pedido alguna vez, por ejemplo, que me dieses de comer?
- No. Perdona.
- De paso se lo decís también a la bruja de Ana Fernández de Sevilla y Bobadilla por si queda alguna duda.
- A esa bruja no tengo nada que decirle. Me engañó como a un pardillo. 
- ¡Entonces habla y espero que no digas ni tú ni José Luis más tonterías! ¿Cuántas veces me habéis ayudado a salir de algún peligro? Mucho antes de conoceros a vosotros dos y a esa bruja de la Bobadilla ya me defendía yo solo en medio de esta vida del duro Oeste. ¿Me habéis entendido?
- Joe, ella vendrá muy pronto aquí. Te lo advierto para que estés preparado.
- Sólo me interesa una cosa de esa tal "Escarlata". ¿Es tan bonita como la hemos imaginado cuando hablábamos de ella? 
- ¡Mucho más, Joe, mucho más! ¡¡Es más bonita, atractiva y sexy de lo que tú te puedes imaginar!! Yo sólo la he visto vestida de cowboy, pero es más que suficiente para decirte que no he visto a ninguna chavala más bella que ella.
- Entonces será bienvenida a mi rancho cuando ella llegue.
- ¡Pero Joe! ¿Estás loco?
- ¿Tú crees que yo estoy loco, André? ¿De verdad crees que yo estoy loco?
- No. Perdona. 
- ¡Te repito que yo ya no perdono nada! ¡Si crees que estás trabajando para un loco puedes coger la puerta y largarte definitivamente de mi lado! 
- ¡Pero Joe! ¡Es la persona más rápida que he visto yo usando las pistolas! ¡En breves minutos despachó para el otro barrio a los dos pistoleros más rápidos del Oeste, después de ti por supuesto, que tuvieron la desgracia de tropezar con ella!
- ¿Quiénes eran esos dos?
- Nada más y nada menos que Charles Carrington y Luis Mayo "El Líter". ¡Con sólo unos minutos de diferencia ha eliminado, con total limpieza y sin darles motivo alguno, sino en defensa propia. a los dos pistoleros más rápidos del Oeste después de ti, por supuestísimo!
- ¿También hablas tú de supuestísimo como el cobarde de Alphonse Pére Ginestá de Macarrois, ese macarra francés que huyó de Phoenix cuando supo que le tenía ya bajo el punto de mira de mis pistolas?
- Perdón. Quise decir por supuesto.
- Eso está mucho mejor. Por supuesto que lo de supuestísimo es sólo palabrería de cobardes.
- Está totalmente claro y aclarado, Joe.
- Entonces sigue contándome cosas sobre esa belleza que viene a matarme.
- ¡Existe un cincuenta por ciento de posibilidades de que te mate ella a ti o de que tú la mates a ella... pero algunos opinan, después de verla, que existe un noventa y nueve por ciento a favor de ella! ¡Es mejor que, cuando llegue, le tendamos una trampa mortal!
- ¿Qué has dicho, André? ¿Puedes repetir lo que has dicho si te consideras un hombre?
- Perdona, Joe...
- ¿Cuándo me has visto a mí tender trampas contra alguno de mis rivales?
- ¡Nunca! ¡Jamás! ¡Siempre los has liquidado dándoles ventajas a ellos! Pero es que "Escarlata" lo hace igual...
- ¡Entonces ni hablar de trampas! ¡A ella, jamás!
- Pero... ¡¡Te va a matar!!
- Si los que la han visto le dan un noventa y nueve por ciento a favor de ella... eso quiere decir que tengo una oportunidad, André...
- Es imposible. Estoy seguro de que viene decidida a retarte a un duelo personal y, en ese caso, uno de los dos morirá.
- ¿Y tú crees que el que morirá soy yo?
- Eres mi mejor amigo pero...
- Quizás no tengamos que morir ninguno de los dos.
- ¡Eso sería un milagro! Ninguno de vosotros dos, ni tú ni ella, ha fallado nunca cuando habéis usado las pistolas. Imposible que falléis los dos al mismo tiempo.
- ¡Escuchad bien los dos! ¡Limpiaos bien vuestras sucias orejas y escuchadme con total claridad! ¡¡Si le tendéis una trampa mortal daros por muertos los dos!! ¿Entendido? ¿Me habéis escuchado bien o tengo que volver a repetirlo?
- Entendido... pero..
- No murmures tanto, André... porque al fin y al cabo el que moriría sería yo y no tú. ¿Qué opinas de todo esto, José Luis? Te veo muy callado.
- Que me limito a callar.
- Entonces, cuando venga, recibidla con toda clase de honores y avisar a todos los demás que si a alguno se le escapa algún disparo de pistola o de winchester yo me encargo, personalmente, de colgarlo con mis propias manos de una encina como si de Judas Iscariote se tratara. 
 
Los dos fieles compañeros y amigos personales de "Triple A" salen corriendo a dar el aviso a los demás después de cerrar la puerta y mientas que Joe, encendiendo un cigarrillo, comienza a meditar...
 
- Estoy seguro de que en este asunto hay algo que no está claro del todo. ¿Qué razones tiene "Escarlata" Jara para querer matarme? Nunca he oído yo que actúe de esa manera tan irracional. Siempre ha matado de la misma manera que yo; o sea, en defensa propia o en defensa de los derechos pisoteados de los más necesitados y los más oprimidos. Yo no creo que ella tenga celos de mí porque muchos vayan diciendo y proclamando a los cuatro vientos que yo soy el pistolero más rápìdo del Oeste. No. Aquí debe haber algo más y lo pienso intentar descubrir porque no acierto a saber qué motivos tiene para actuar de esa manera que va en contra de su forma de ser. Lo pienso intentar descubrir.  
 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela y Guin literario para Cine.

Palabras Clave: Literatura Novela Relatos Narrativa Guin Cine.

Categoría: Cuentos & Historias

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