Dos pistolas escarlatas (Novela y Guin literario para Cine) -12-
Publicado en Feb 08, 2013
"Cabriola" comienza a caminar hacia el abrevadero y, una vez llegado a él, "Escarlata" la deja beber un poco de agua. Después hace girar a su yegua hacia la izquierda, hasta que puede divisar a un grupo de vaqueros vitoreando a otro que está domando un caballo salvaje. Poco a poco, haciendo que "Cabriola" marche lentamente, sin hacer ruido al pisar el verde suelo de hierba, llega hasta el grupo, baja de su caballo que, en realidad es una yegua y, ante el asombro y la estupefacción de los allí reunidos, se encarama sobre la empalizada para poder observar bien.
- ¿Ese es "Trip'le A"? - Efectivamente, preciosa... pero si te ve las pistolas... Ella hace caso omiso de la advertencia del veterano cowboy y sigue hablando... - En verdad que es muy atractivo y hasta guapo, pero me parece que se cree muy interesante... aunque interesante también resulta ser... - ¿Tú eres la famosa "Escarlata"? - ¿Cómo me has llamado, Salomón? - No me llamo Salomón pero mi primer apellido es Solomon. Me llamo, exactamente, Adam Noé Abraham Solomon Davis. - ¡Jajajajaja! ¡Parece un extracto de la Biblia completa! - No se ría, señorita... - Señorita Jara para todos ustedes y nada de "Escarlata"... ¿entendido? - Entendido. Pero sólo quiero aclararle que mi padre y mi madre proceden de Israel y por eso viene lo de mis tres nombres y mis dos apellidos. Me llamo Adam Noé Abraham Solomon Davis y estoy a su servicio, señorita Jara, pero no soy tan inteligente como el rey Salomón del que habla la Biblia. Lo que sucede es que estoy viendo dos pistolas escarlatas en un físico de verdad envidiable por lo escultural que es su cuerpo. Lo que no sabía yo es que usted, al mismo tiempo, también tuviera un rostro tan extraordinario, tan bellísimo y tan sexy. Y perdone mi atrevimiento pero en mi larga vida no he visto nada igual. - Te parezco bella del todo o aproximadamente bella del todo, so bellaco. - ¡Del todo! ¡¡Bella del todo desde la cabeza a los pies!! - Pues entonces, si ya lo tiene todo bien memorizado acerca de cómo soy por fuera, no vuelva a repetir más veces lo de mis encantos naturales o tendré que cerrarle la boca con estas pistolas escarlatas que tanto atraen su mirada. ¿O es lo que se imagina lo que le atrae tanto? - Perdone... señorita Jara... yo no quiero morir todavía... - Pues ahora déjeme seguir contemplando un poco más a ese tal "Triple A" y no me moleste más con sus atrevidas miradas. Todos los que forman el grupo guardan silencio... mientras el veterano Adam Noé Abraham se concentra en observar la doma del caballo salvaje. - ¡¡Eso también soy capaz de hacerlo yo!! La voz dulce pero sonora de ella hace que Joe Atienza Arteche y Argoitia se descuide un breve segundo y el caballo salvaje le lanza al suelo. Se levanta rápidamente y mira hacia donde ha salido aquella excitante voz. Descubre a "Escarlata" Jara y, sin saber todavía quién es, llega hasta donde se encuentra ella que ni se inmuta ante él. - ¿Eres tú la famosa "Escarlata"? Sin saber por qué a ella no le molesta que "Triple A" la llame "Escarlata"... - Por supuesto que soy la famosa "Escarlata". - ¿Y no sabes que tengo totalmente prohibido que cualquier visitante, hombre o mujer, entre en mi rancho portando armas de cualquier tipo? - Ya lo sé. Me lo han dicho bastantes veces. - ¿Y qué crees que debería yo hacer ahora con una niña tan maleducada? - ¿Me estás llamando niña a mí? - Por tu manera de comportarte, y fijándome en tu rostro, no eres más que una niña maleducada pero todavía no has respondido a mi pregunta. - ¿Te atreverías tú a quitármelas? Todavía no he conocido a ningún hombre capaz de hacerlo. - ¿Tú crees que esto es un jueguecito para adolescentes? ¿Cántos años tienes? - Para ser el pistolero más rápido del Oeste pareces olvidar algo muy importante. - ¿Cómo cuánto de importante? - Que en el mundo de los pistoleros y las pistoleras la edad no tiene ninguna importancia. Puedes morir en cualquier momento. - De momento estoy pensando entre quitarte las dos pistolas o en darte una buena zurra para que aprendas lo que es la buena educación. Tengo dos razones muy interesantes. - A ver... a ver... me interesa escuchar esas dos razones juntas. - La primera de ellas es que no te desarmo solamente porque eres una mujer muy agradable para la vista y sería un pecado mortal hacerte desaparecer. - Ya me sé la segunda. Ahora dirás que porque soy bellísima... ¿no es así? - Te equivocas. "Escarlata" encaja esta respuesta como si la hubieran dado una bofetada a su vanidad. Es la primera vez que un hombre interesante no le dice a ella que es bellísima. Pero reacciona a tiempo. - ¿De verdad me he equivocado? - Es verdad que te has equivocado. - Entonces sácame de mi error. - La segunda razón por la cual no te quito las pistolas es porque eres muy valiente. Otra vez ella encaja esta respuesta como si la hubiesen abofeteado... pero ahora en su orgullo. Mas vuelve a reaccinar con decisión. - ¿Tan valiente como para ser mejor que "Triple A"? - Posiblemente mejor que yo... así que ahora tienes la oportunidad de demostrarlo. Ella no dice nada más y, ante el gesto de Joe invitándola a que intente domar al caballo salvaje, salta a la arena del suelo donde se realiza el rodeo, monta en el potro y consigue, tras largos minutos, hacer de él un caballo dócil. Baja del caballo y se dirige hacia "Triple A"... - ¿Qué tal? - Si digo que lo has hecho bien te estaría mintiendo. - ¿No lo he hecho bien? ¿Quién te crees que eres tú para decir que no lo he hecho bien? - Nadie comparado contigo. Pero no lo has hecho bien. - ¿Puedes repetirme eso si tienes el valor suficiente como para repetirlo? - No lo has hecho bien. - ¡Me estás irritando demasiado y eso es muy peligroso! - No lo has hecho bien. Lo has hecho muy bien. - ¡Estoy harta de halagos aunque provengan de hombres tan atractivos, guapos e interesantes como tú! - Que yo sepa, decir que lo has hecho muy bien no es decirte ningún halago. Me estoy refiriendo únicamente a la doma del potro salvaje y no te equivoques conmigo porque no lo he dicho por ninguna otra causa relacionada con tu físico. No soy de esa clase de hombres. - ¿De qué clase de hombres eres tú? - Si quieres podemos discutirlo dando un paseo juntos los dos. Juntos aunque separados por supuesto... - Supones demasiado pronto que yo vaya a aceptar a pasear junto contigo. - Estoy esperando una respuesta y no divagaciones de niña maleducada. - Es la tercera vez que me llamas maleducada. ¿Quieres decírmelo por cuarta vez? - En otra ocasión más propicia, "Escarlata". ¿Aceptas o no aceptas discutirlo durante el paseo? - Pero... ¿de verdad estás convencido de que quiero pasear contigo? - De verdad estoy convencido de que sí quieres. - De acuerdo. Discutiremos algunos puntos que deben de quedar bien claros - Eso estaba yo preguntándome desde anoche. - ¿Desde anoche? Que yo sepa anoche no me conocías. - Déjalo de momento como un presentimiento mío y no como una realidad. No tiene mucha importancia. - ¿Yo no tengo mucha importancia para ti? - Podemos seguir discutiendo sobre eso si aceptas también comer con nosotros. Al final intentaré descubrir la verdad. - ¿Tus hombres son calladitos? - Si se lo pido yo ni tan siquiera van a respirar durante la comida. - De acuerdo. Acepto el paseo y la comida pero que conste que... - ¡Espera, espera "Escarlata"! Yo no aprovecho mis propiedades para conquistar a ninguna chavala aunque sea la más sexy que he visto en mi vida. - Luego es cierto que no eres un donjuán... - Por supuesto que rechazo esa forma de ser. Los donjuanes no suelen vivir mucho en el Oeste americano y yo deseo vivir lo suficiente como para contárselo a mis tataranietos. - ¡Jajajajaja! Hasta te atreves a bromear cuando está tu vida en peligro. - Es que nací sonriendo... - Vamos a ver si mueres también con una sonrisa en la boca. - Sería lo mejor que podría pasarme. - ¡Jajajajaja! - Te repito que si se lo pido a mis hombres ellos no hablarán más de la cuenta. - Entonces ordénales que dejen de mirarme tanto. ¿De acuerdo? - ¡¡Ya habéis oído a la señorita Jara!! ¡¡Todos a sus labores y no quiero ver a nadie que la siga molestando ni con la mirada!! ¡¡Todos a trabajar en completo silencio!! Los rudos cowboys del rancho "Oreríada" saben que cuando "Triple A" da una orden es necesario cumplirla si quieren seguir vivos y se marchan, precipìtadamente, a cumplir con sus trabajos. - De acuerdo, Joe. Tienes personalidad. - ¿No paserías a mi lado si no tuviese personalidad suficiente para ello? - Por supuesto que no. He conocido a muchos hombres atractivos, guapos e interesantes, que tienen menos personalidad que la de un zángano dentro de una colmena de abejas. Esa clase de hombres que se dejan dominar por las mujeres atractivas, guapas e interesantes como yo, y perdona que lo diga pero soy muy sincera, nunca me han interesado absolutamente para nada. - ¡Jajajajaja! Ya veo que tú también tienes buen humor a pesar de ser la pistolera más rápida del Oeste. Los dos comienzan a caminar juntos pero manteniendo una prudencial distancia entre sí. - Veo que tienes a tus hombres muy bien entrenados. Eso es señal de que puedes... - Poder claro que puedo... pero prefiero ganármelo con esfuerzos... - ¿A qué te estás refiriendo, "Triple A"? - De momento guardo silencio. Sé de la fama de tus pistolas escarlatas. - ¿Por eso te obedecen tanto? - ¿Los hombres o las mujeres? - No seas vanidoso porque me estoy refiriendo solamente a los hombres. - Veo que te has dado cuenta, o alguien de los míos te lo habrá contado, de que son libres para hacer lo que les ordeno... pero debes saber que quien no desee cumplir con mis órdenes también tiene la libertad suficiente como para abandonar mi rancho para siempre. Cuando alguno de mis hombres me abandona no quiero verlo más en mis propiedades. En cuanto a las mujeres prefiero que lo veas por ti misma. - Me parece que vas demasiado deprisa conmigo. - Procuro evitarlo. - ¿Eres tan legal como para hacer eso de darles la libertad de elección en un mundo tan difícil y duro como este del Oeste? - No sólo es cuestión de ser legal. Es cuestión de ser justo. Tú y yo sabemos que las leyes no son siempre, o casi nunca, justas... porque están escritas según el capricho y los intereses de los legisladores que suelen ser muy amigos de los poderosos. Por eso no creo en ellos. Sin embargo, tú y yo sabemos que la palabra dada es mejor que la ley escrita cuando se cumple con la palabra dada. ¿O no es cierto que, en este punto al menos, coincidimos los dos plenamente? - En ese punto sí. - Entonces vamos a comer ya. Es la hora de cumplir con nuestras palabras. Yo te he invitado con todas las consecuencias que eso conlleva y tú has aceptado con todas las consecuencias que eso acarrea. ¿De acuerdo? - De acuerdo.
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