Palabras fuertes han habido, y han salido de los labios de personas débiles, que nunca pensaron que la valentía saldría de ellos.
Se pasaron media eternidad sin hablar, y siempre dijeron lo que debían, y no siempre era lo que querían.
Y fueron tan fuertes sus palabras, que romppieron las barreras del temor y salieron a la luz, donde fueron reconocidos y honorados.
Rompieron las cadenas de aquellos que, como ellos, vivían del pan y el agua que el temor le brindaba.
Lograron desenmascarar sus rostros, quitarse la piel que tenía tatuada todos y cada uno de las palabras que los cohibieron de ser quienes querian ser.
Después de una ardua batalla, sus ideales reinaron, y fueron los ideales de las generaciones venideras.