Nocturno cuento de amor
Que respiras en mis sueños, que revives en mis recuerdos
La maldita maldición de no olvidar, de no sentirse extrañado
Te descubro como un canto alegre  entre negros bosques
Te recaudo noche a noche, recojo tus fragmentos. ¡Los uno!
 
Recorro las piezas, blancas y negras, grandes, pequeñas, amorfas y curvas…
Entre carne blanca me pierdo, transgredo mi tiempo y te lo entrego.      
Disipo mi alma, desperdicio la noche, la convierto en día.
Por mi pasión círculo, emano sudor, me ahogo en saliva.
Por tu pasión contemplo, ¡me elevo! Avivo mi coloración sanguínea.
 
De tu cuerpo bebo la luz estelar, a tu pecho entrego mi corazón tañendo      
 En tus ojos veo la claridad de tu ser, en un orgasmo de placer, mueres llena de vida.
¡Encumbras cual nube plena! Trayendo tus aguas, rehidratas el olor a tierra.
 Preparas mi barro y moldeo los frutos de la resiente siembra.    
 
Cual nube te alejas, rebosas alegrías y dibujas formas para renovar el día.
Te persigo con la mirada dulce nube sublimada.
A ti me entrego, aquí me tienes, tuyo soy, aquí estoy, tu esclavo soy.
Aquí me quedo  aunado a ti, por ti me entrego, a tus pies.