Suena el timbre de la puerta y Ángeles acude a abrir con un afilado cuchillo en la mano. Cuando la abre se encuenrtra con Juan que le mira con cara de espanto.  
- ¡Dios mío! ¿Qué me vas a hacer, Ángeles?
- ¡¡Me habías dicho muchas veces que tuviera cuidado de los hombres peligrosos!!
- Pero... ¿qué te sucede?... ¿Soy yo un hombre peligroso acaso o el que te ama de verdad?
 
Ángeles se calma aunque se aguanta las ganas de reír.
 
- Me dijiste que me protegiera. 
- ¡Pero no clavándome un afilado cuchillo en el corazón!
- ¡¡Jajajajaja!! Vamos. Todavía podemos estar en la cama un buen rato más.
- Pero te advierto que a las 8 tengo que estar de nuevo en la Dirección General de la Policía.
- ¡Se me había olvidado que tenías una cita para comenzar con tu investigación! ¿No puedes dejarlo para mañana?
- ¿Y dar a entender a Atilano Eros Amazote que soy un marica?
- ¡Ah bueno! ¡Eso sí que no estoy dispuesta a que lo piense nadie de ti!
- Ahora, antes de ir a la cama, prepárame los aparejos de ir a pescar...
- ¿Lloviendo a mares?
- Prepara mis aparejos de pescar y vamos rápidamente a la cama. Tengo tiempo y fuerzas para hacer ambas cosas. Cumpliré con mis dos obligaciones.
- Es la única idea buena que has tenido a lo largo de toda la mañana.
- Llevas razón, Princesa...
- ¿Con la cantidad de ideas que tienes  siempre dentro de tu cerebro de chorlito es la única buena?
- De momento, así es. 
- Pues de momento vamos a la cama y luego tú mismo preparas tus aparejos de pesca. Es una idea mejor que la tuya. 
- Antes de ir a la cama... una pregunta, chavalilla...
- ¿Alguna de tus estulticias?
- ¡Cuánto has aumentado tu vocabulario español desde que estás casada conmigo!
- ¡Por San Benito!
- De sambenitos va la cosa. 
- ¡Suéltalo yo! ¿Qué es?
- La respuesta sólo la tienes tú porque esta vez no te pienso ayudar. 
- ¿Cuál es esa pregunta tan interesante?
- ¿Tú crees que yo tengo la personalidad de un esquizofrénico?
- ¡¡Jajajajaja!! ¡Te vuelvo a repetir, una vez más, que eres el chaval más valiente, más lúcido y más tranquilo que he conocido en mi vida! Y he conocido a muchos tipos duros enloquecer por mi culpa.
- Pues entonces suelta ese cuchillo, por favor...¿o crees que soy un cerdo a quien le vas a degollar mientras duermo profundamente?
- ¡¡Jajajajaja!! Contigo es imposible enfadarse.
 
Ella deja el afilado cuchillo sobre el mueble del vestíbulo y ambos se introducen, cogidos de la mano, en el interior de la casa mientra se escucha la voz dulce y alegre de Ángeles. 
 
- No te preocupes, Juan... porque después de la fiesta yo te despertaré con tiempo para que llegues a tu cita sin ninguna clase de retraso. Faltan todavía dos horas para que sean las 8 de la mañana. Sé muy bien que cumplirás con ambas cosas.