Esclavitud Maternal
Publicado en Mar 02, 2013
Vientres prominentes,
senos que vierten su leche al mundo. Ojos traslucidos, mirada brillante y movediza. Ahí están ellas, nerviosas y agitadas, pendientes del teléfono o del timbre, de unas buenas noches o de un beso. De un rico guiso o una torta perfecta. Dulces y tiernas. Duras y frías. Presentes o ausentes. Adictas o no. Hablan y hablan, cada vez más, de fútbol o ballet, de lengua o matemática. Siempre de ellos, ellos, ellos. ¿Quiénes son ellos? El motivo de mi vida, dicen. ¿Y ellas? ¿Dónde están ellas? ¿Se perdieron? ¿Se fueron? ¿Viajaron? ¿Cuándo volverán? Te parieron. Te alimentaron. Te enamoraste y la odiaste. Creciste y la necesitaste. Envejeciste y ya no estaba.
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Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Felicitaciones