La cotidianidad del amor
Publicado en Mar 02, 2013
Se tantea tal como juguete nuevo a ser examinado. Descubre que no es un juguete, pero puede divertirse - y mucho mejor -. Se hunde entre su piel, cierra los ojos percibiendose a si misma. Respira, muy hondo; pues en cada sorbo de aire se relaja. Pero tiene miedo, y vuelve a tensionarse.. hasta que sigue descubriendose y eso la hace sonreir. Danielle, que traviesa. Cree haber encontrado su lado satanico, cree que ese acto es propio de su maldad, de su arrogancia, de su travesia -pero tan solo es inocencia. No importa, ella sigue acariciando su cuerpo; ella comienza a comprender que existe "eso", que es real, que es, que se siente. Ramiro y sus 14 años aseguran conocer el amor verdadero. Impaciente espera en la esquina de Ruiz Huidobro y Deheza que sea la hora correcta de ingresar a la escuela. Son las 12 del mediodía, y ahí llega ella. Nada ha cambiado en su manera de caminar, en su vestir, ni en su mirar. Sigue siendo Danielle, la que Ramiro no respetaba, no adoraba, no valoraba - hasta entonces. Los 14 años de ella, ahora más arrogantes que antes parecen 15. El no sabe que es, que sucede, ni nada; pero no importa, algo nuevo hay y eso hace que Ramiro se pierda entre la pollera de Danielle. El tiempo paso, y así sono el timbre. Se saludan, entran a la escuela. Ella sigue, no para de renovarse. El sigue, no para de enamorarse. Las proximas horas se tratan de charlas entre Danielle y sus amigas, chicos, ropa, pinta uñas, y muchisimas risas. Por dentro ella muere por contarles lo increíble que la paso anoche ¡pero con si misma!, pero a su vez reconoce que sus compañeras rechazaran su comentario. Nadie esta preparado -en esas edades - para comprender que uno puede sentir placer. En el recreo ni Ramiro ni nadie le hace propuestas insolitas. No le dicen piropos de mal gusto - ni de buen gusto. Aunque algunos lo intentan, como cada mañana, pero rapidamente se dan cuenta que dejo de carecer gracia. Entonces nadie le insiste con un beso, hasta inclusive no la miran. Danielle desde que entro a la secundaria se la considero una de las más atractivas. Morocha con su largo cabello, sus ojos miel y sus curvas prominentes volvieron, desde siempre, locos a los pequeños chicos en su pubertad. Me parece excesivo aclarar, aún así lo hare: al comienzo de los 12 años - y el final de este proceso se desconoce - los varones poseen tanto deseo sexual que su comportamiento ante sus compañeras es inrespetuoso, degenerado e insolete. Desean tanto "ponerla" que no se toman ni siquiera un segundo en pensar que aquellas chicas son personas - y no una muñeca inflable. Por lo tanto, a Danielle con su bello cuerpo, siempre la trataron muy mal. Lo triste que a pesar de la incomodidad y angustia que estas muchachas sienten al ser tratadas así, por otro lado se sentian agradecidas y alagadas. Entonces en el recreo al no hacerle lo mismo de siempre, ella se procupa y comienza a divagar en sus pensamientos: qué sera lo que ocurre, si acaso esta fea, si acaso engordo, o qué. Sus amigas, en silencio, festejan su "descenso" de popularidad y disfrutan - más que otras veces- los tratos de los varones hacia ellas. Ramiro, en verdad, esta muy asustado. De repente no solo tiene ganas de tener sexo con Danielle, como desde un principio, sino que además la quiere. Y creía que al amor ya lo conocía, pero para sorpresa de él no es así. Siente una pasión, que a pesar de ser desaforada, contiene ese toque de gracía que aún no logra ponerle palabras. Vendría a ser como un sentimiento de adoración, de deslumbramiento, de apreciación. Danielle ahora no es solo un cuerpo atractivo, sino que ahora es una persona. Lo mejor: que es las dos cosas en unión. Con el paso de los días, ella sigue creciendo de manera sorprendente. "Una cosa lleva a la otra" suelen decir. Y sus animos de quererse a si misma de forma sexual, le abren las puertas a comenzar a valorarse como persona en sí. Comienza a compararse con sus compañeras, con los chicos, con quien sea que este a su alrededor. Comienza a hundirse en la adolesencia misma, a padecer sus sentimientos, a pensar sobre ellos. Con el paso de los días, el sigue enamorandose sin cesar. Su terror por hablarle lo inhibe y a la vez lo delata. "¡Qué chica tan mujer, tan hermosa!" piensa. El amor le recorre cada vena. La mira reir, y eso hace que se desvele por las noches. La mira ser, y muere por ser junto a ella. Lo curioso, es que parece que Danielle empieza a desearlo tambien. Tal vez porque es el único chico que no solo percibe su cambio, sino que percibe lo que ella siempre fue; aunque no le hable, lo sabe: por como la mira, por como se miran. Algo ocurrio, y ninguno de los dos lo saben. Se quieren y nada más suma ni resta.
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Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Felicitaciones
Mariana Jazmn
Te mando un beso
Tomas R. Ramirez
Mariana Jazmn
Tomas R. Ramirez
Mariana Jazmn