Entre colores vivimos actualmente en Venezuela, ya no es lo mismo bromear al decir -eres rojo- mira la blanca adeca o verde copeyano- lastimosamente todo se ha tornado más aspera la carga de lidiar en una sociedad venezolana, en dónde lo primero que se pregunta -¿eres chavista u opositor?.
Todos los días los que ejercemos la comunicación social, nos topamos con personas con una pobreza extrema, pero lo triste es que no és material, es una pobreza mental. ¿Cómo pueden pretender que todos pensemos iguales? -peor aún- ¿cómo se creen los dueños de nuestras mentes y bocas?- hacer periodismo de calle o periodismo social con esas condiciones, se torna cuesta arriba. 
Desde pitiyankis, guarimberos, terroristas, y aves de carroñas, nos tildan, por el simple hecho de  preguntar e informar, desde el pueblo más humilde, siempre existe una persona que nos cae a insultos, vociferando odio, violencia,  y de paso sin sentido.
¡Por el amor a Dios!  detenganse a pensar un poco, qué está sucediendo a nuestro al rededor, -qué sucede en su hogar- si dentro de tu casa existen enormes problemas, ello se reflejará, y peor aún, se transmitirá, por lo tanto, -¡bajénle dos!-