guilas Negras -16- (Novela y Guin para Cine).
Publicado en Mar 06, 2013
Ángeles y Juan llegan a un bar oscuro, de aspecto sucio, situado en las afueras de Madrid capital, al final de la Carretera de Aragón.
- ¿Y tú te crees que yo voy a entrar ahí tal como voy vestida? - Entro yo y tú sólo vienes conmigo; no voy a dejar que entres sola porque entrando yo contigo todo será mejor de lo que piensas. Entrando conmigo ya es bastante peligroso, pero no tanto como si entraras tú sola. - ¡Que no entro yo ahí ni contigo ni con nadie! ¡Ni tan siquiera entraría acompañada de Miguel Bosé aunque le haya admirado cuando era todavía más niña de lo que soy ahora! ¿Qué te has creído tú, Juan? - Yo no soy ni Miguel Bosé ni ningún otro Miguel que hayas podido conocer. No soy dudoso, así que te repito que yo, al no ser un dudoso como Miguel, estás perfectamente protegida. - ¿Y si nos sale al encuentro algún gorila? - No te preocupes por eso. Tengo una buena información para saber utilizar mis manos si es necesario. - ¿Dónde has aprendido tú a manejar las manos? - En u gimnasio... como todos los que aprendemos a practicar artes marciales... - Está bien. Otra vez me convences porque creo que estás diciendo la verdad. - Te puedo decir que fue en el Gimnasio de las Hermandades del Trabajo y aprendí mucho más de lo que puedas estar pensando. - ¡Caramba! ¿Y estás federado? - Estoy federado en la Federación Española de Judo. - ¿Sabes algo más que judo? - ¿Tú te acuerdas de John Carradine en "El hombre que mató a Liberty Valance y a Bruce Lee en "Furia Oriental"? - ¡Claro que me acuerdo! John Carradine, en "El hombre que mató a Liberty Valance" trabajó junto con James Stewart, John Wayne, Lee Marvin y Vera Miles entre otros y Bruce Lee, en "Furia Oriental" trabajó junto con James Tien, Robert Backer, San Chin, Fu Ching Chan, María Yi y Nora Miao entre otros. ¿Por qué? - Vuelvo a decirte que estoy casado con la Biblia del Cine. Te lo recuerdo porque soy una mezcla de ambos. Así que figúrate lo bien protegida que vas a estar. He aprendido a usar perfectamente mis manos, así que estarás protegida ante los gorilas que nos salgan al paso y contra cualquier otras clases de monstruos. - ¡A salvo si en vez de un gorila nos cortan el paso dos gorilas? - Si nos cierran el paso dos gorilas yo me cargo al primero y tú corres hacia tu Ferrari que, mientras sale zumbando de aquí, yo me cargo también al segundo o, si lo prefieres, no te marchas de aquí y te encargas tú de cargarte al segundo... por lo de la igualdad de oportunidades para los dos sexos.. - ¡¡Jajajajaja!! ¡Te acompaño, pero entra tú el primero y, una vez que yo vea que no hay ningún gorila a quien cargarse, entro yo... pero si veo a un gorila, dos gorilas, tres gorilas... - ¡Para! ¡Para, muñeca! ¿Cuántos gorilas crees tú que puede haber dentro de ese agujero? - Supongo que hasta diez por lo menos y, en ese caso, yo me piro de aquí y te dejo más solo que a la una. - ¡Vaya, por Dios! Estás cada vez mejor... esto... quiero decir que esto se pone cada vez más interesante. En todo caso, si me quedo más solo que la una es mejor que si me quedo más solos que las dos. - ¿Qué estás diciendo? ¿A qué dos te refieres? - Nada. Solamente cosas del pasado compuesto. - Compuesto... ¿de qué? - De pienso compuesto. - ¿Quizás un par de burras acaso? - Por ejemplo. - ¡No me hagas reír que esto que pasa por aquí debe ser serio... ¡pero que m uy serio!. - ¡Por supuesto que todo esto va en serio y yo voy en serio! Pero tú, ahora, no te preocupes del asesino en serie porque la siguiente víctima le toca ser a un viejo verde de tanta edad que no se sabe exactamente qué edad tendrá pero no a una chavalilla guapísima adolescente o muy jovencita... si es que no me falla la intuición. La próxima víctima no será ninguna chavalilla ni ninguna chaval sino un viejo verde de mucha edad. Así que no tengas miedo porque ahora no te toca a ti ni te va a tocar nunca porque eso de que te va a tocar él no se lo cree ni soñando que está contigo a solas en el paraíso de las hermosas doncellas. - Si me aseguras que esta vez no le toca a ninguna chavalilla... y tú siempre aciertas con tus intuiciones, pues no te preocupes tanto por mí porque si resulta que me ve le suelto un mojicón para que no se atreva a acercarse a mí más de lo permitido. Le suelto tal mojicón que le convierto en el tonto de su casa. - No me importa si le arreas tal mojicón que lo conviertes en el tonto de su casa. Los mojicones bien dados son bien recibidos y yo también sé repartir mojicones a tiempo o a destiempo... porque has de saber que los mojicones se reparten de repente y sin previo aviso en estos bailongos de las pandillas barriobajeras, cuando entran en la fiesta los pandilleros y las pandilleras, que de todo hay en la viña del Señor. Por cierto, los mojicones de los que estamos hablando no son precisamente bizcochos para mojar en el chocolate, sino golpes que se dan en la cara con la mano bien abierta y a diestro y siniestro si suena la hora de repartirlos. Espero que no tengamos que llegar a eso; pero si se pone la cosa fea y nos sale el asunto mal ya sabes, y te lo vuelvo a repetir cuantas veces quieras, que te marchas a toda pastilla en tu flamante y lujoso Ferrari. - ¿Pero no te das cuenta, hijo de Dios, que este coche llama demasiado la atención en estas calles tan siniestras? - Precisamente lo que quiero es que llame la atención para que estos mamertos que parece que están muertos, revivan de nuevo como fantasmas del pasado. Porque sólo fantasmas son. Voltaire dijo: "A los vivos se les debe respeto, a los muertos nada más que verdad". Y estos tipejos están más muertos que vivos; así que voy a bajar a decirles unas cuántas verdades. - ¡¡Jajajajaja!! No voy a huir cuando aparezcan todos esos fantasmas que se las dan de vivos pero que no tienen ni media hostia. - Pero... ¿qué forma de hablar es esa, Princesa? - No es mi forma de hablar normalmente, pero como estamos en una ambiente de ratas pues no me viene mal decir ciertas palabras para que no se mosqueen conmigo y caigan en la trampa de cree que soy como ellas. - ¡Vaya por Dios! Veo que eres más valiente de lo que parece a primera vista. - Yo soy valiente si tú eres valiente. - Pues debes saber, para que sepas bien quién soy, que a mis mojicones los llamo los saltos de la montaña. - ¿Estás loco otra vez? ¿Cómo es eso de que los llamas los saltos de la montaña? - ¡Cosas de artes marciales, chavalilla, de esas cosas que sé practicar y que sé usar para que alguno que otro descubra que no soy solamente un poeta romántico o un soñador bohemio nada más. Si tengo que usar los saltos de las montañas, debido a tu presencia aquí, los uso sin pensarlo dos veces. - Pues muy bien, Juan... pero conmigo no cuentes si el asunto se pone demasiado feo. - Más feo de lo que está ya es imposible. - ¿A quién te refieres? - A ese tipejo que se está quedando contigo. ¡Mírale cómo te mira! ¡Estoy seguro de que es uno de los pandilleros barriobajeros que acuden a estos bailongos. Efectivamente, un tipo flacucho, esmirriado y tísico, entra en el Bar La Plaga. - Comprendido, mi teniente. - Yo no soy tu teniente, chavalilla, sino tu capitán, lo que pasa es que la chapa la llevo dentro del bolsillo trasero de mi pantalón. Haz el favor de no bajarme la graduación porque resulta que todavía no tengo fiebre... aunque la verdad es que estoy caliente... muy caliente... - ¿Tengo yo la culpa de eso? - ¿De que te miren de esa manera? - No. Eso de que me miren de esa manera ya sé que no te importa si lo hace desde lejos o dese la distancia que tú consideres que es inofensiva. Me estoy refiriendo a otra clase de calentura. - Mejor lo compruebas esta noche. - ¡¡Jajajajaja!! Entonces... ¿totalmente descontado que no vamos a ir al teatro? - ¿Es que no recuerdas que ya hemos regalado las dos entradas? - Pero puedo comprar otras... - No. Fuenteovejuna será muy buena obra pero me la conozco hasta de memoria. - ¿Sí? Me lo tienes que demostrar y nos vamos a la cama si me lo demuestras. ¿Cómo empieza Fuenteovejuna? - El Comendador dice: ¿Sabe el maestre que estoy en la villa? Y Flores contesta: Ya lo sabe. - Veo que sí lo sabes. Pero ¿cómo termina? - El Rey dice: Pues no puede averiguarse el suceso por escrito, aunque fue grave el delito, por fuerza ha de perdonarse. Y la villa es bien que se quede en mí, pues de mí se vale, hasta ver si acaso sale comendador que la herede. Y Frondoso contesta: Su majestad habla, en fin, como quien tanto ha acertado. Y aquí, discreto senado, Fuenteovejuna da fin. - ¡¡Jajajajaja!! ¿Cuánto te gusta el teatro, Juan? - Sí. Me encanta el teatro pero lo que más me encanta es estar caliente contigo. Jejeje. - Está bien, mi General. - De División... a ser posible de División... General de División mejor que General de Brigada. - ¿Qué diferencia hay entre un General de División y un General de Brigada? - En España, chavalilla, General es un rango militar. Se encuentra en la cima de la jerarquía castrense, sobre los oficiales superiores, que son, por si no lo sabes, los comandantes, los tenientes coroneles y los coroneles de menor a mayor; sobre los oficiales, que, también de menor a mayor son los alféreces, los tenientes y los capitanes; y que los suboficiales, que mayor a menor son los subtenientes, los brigadas y los sargentos; y, por supuesto que los soldados, entiéndase los cabos segundas, los cabos primeras, los soldados de segunda y los simplemente soldados y, para terminar, sobre los reclutas y los trompetas. Todo esto en cuanto a Tierra se refiere porque estamos en la Tierra y no en la Luna. Un general comanda una unidad militar más grande que un regimiento, como puede ser una brigada, en cuyo caso tenemos a un General de Brigada, una división, en cuyo caso tenemos a un General de División que manda más que un General de Brigada. ¿Estás comprendiéndolo bien? - ¡Vaya petardo de lío! ¡Es un verdadero rollazo! - Pues no he terminado todavía porque queda el General de un ejército que sería ya un Teniente General sobre el que está el Capitán General. - Está bien. Me rindo ante tí, mi Capitán General. Vamos para adentro pero tú delante para que el burro no se espante. - ¿Me estás llamando burro a mí que soy tu Ilustrado e Ilustre Capitán General? - No, ¡¡Jajajajaja!! Solamente es una frase cariñosa antes de comenzar el combate. He dicho lo de burro por los muchos burros que vamos a encontrar en ese sucio sótano lleno de ratas, Y por que son tan burros hay que darles leña para que estén bien calientes en sus establos. ¡Vamos ya para adentro! La jovencísima y bellísima Ángeles acaricia suavemente el rostro de Juan quien, motivado por la caricia de ella, ya no lo duda ni un solo instante más, sale del Ferrari, la ayuda a salir del Ferrari a ella, entran los dos juntos, agarrados de las manos, en el Bar La Plaga y bajan al sucio sótano donde ya ha comenzado el bailongo dominical.
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