Estando en mi habitación con un lápiz y un papel, vino a mi imaginación un cachorro diciendo: guau, guau, y empecé a dibujarlo a el y Rodolfo le quise poner.
 
Delinee sus ojos también su nariz, tracé  su boca también su cola, siendo de día le coloque unos bigotes para adornar sus mejillas que le combinaban con su dulce barbilla.
 
Dibujando, dibujando el cuerpo le fui formando con patas peludas cuatro sin duda alguna, le coloree sus pelos de dorado y como si estuviera jugando con un par de dados, le coloque a un lado el frisby, también una camita con hartas cobijas.
Y cuando mi madre a la cena me llamo, le mostré lo que en aquel papel yo dibuje y coloree, y le dije: mamá el es Rodolfo mi nuevo amiguito fiel.