Otro nazi en Ecuador... (Diario)
Publicado en Mar 07, 2013
Aproximadamente unos 20 años después de lo que me dijo Hache... por 1996, 1997 o 1998... volvimos a localizar a otro nazi que cayó como "un pepito de ternera" ante una manada de hambrientos con mcuchas ganas de comer. El asunto fue un poco más difícil de solucionar pero la trampa que le tendimos tuvo fruto.
Todos sabemos, de sobra, que tras terminar la Segunda Guerra Mundial, un gran número de nazis de las SS que habían estado metidos de lleno en las barbaridades que cometieron contra toda clase de seres humanos a los que torturaron, violaron, quemaron, gasearon, encerraron en campos de concentración y otros etcéteras todavía más tétricos como el Holocausto, se habían refugiado, escondidos para no ser descubiertos, en América; por ejemplo en países como Brasil, Argentina y Paraguay entre otros. Lo que poca gente sabía es que también había alguno en Ecuador. La caída de uno de ellos fue espectacular. El Frederick Hopking School necesitaba profesores de idiomas para nuestros pequeños alumnos y alumnas. Así que el nazi en cuestión no tardó en aparecer. Este si que, en verdad, estaba lustroso. Este si que era de estatura media, muy robusto, con unas manos que parecían mazas con dedos y, por supuesto, más calvo que una bola de billar a pesar de que usaba sombrero de paja. Se presentó como profesor de alemán y fue rápidamente aceptado, para saber si era o no era un nazi. La primera pista la dio Sebastián cuando dijo que en la fotografía inaugural del Año Escolar, no le apetecía, para nada, posar al lado de él. Me quedé pensando pero esperé pistas más claras y contundentes. Estas pistas me las volvió a dar Sebastián cuando dijo que el citado profesor alemán también daba clases de ajedrez y que, en dichas clases, pellizcaba a los niños y niñas que no se aprendían de memoria todas las jugadas que hay que hacer en ajedrez para ganar la partida. No sólo les pellizcaba sino que les agarraba de los brazos, tanto a los niños como las niñas y les zarandeaba violentamente y, en un momento de total desesperación llegó a gritarles !Sois peores que los judíos!. Eso fue la pista final que me aclaró el asunto. Era un nazi y había que localizar dónde vivía. El caso es que se dio de baja del colegio para no levantar más sospechas pero como los nazis se creen capaces de engañar hasta a Jesucristo, mira por dónde lo localicé en la tienda de mi amigo Hurtado donde iba a comprar pan curiosamente a la misma hora en que lo hacía yo. Como, al parecer, se dio cuenta de que yo era cristiano se enceló en la trampa final él solito. Porque quería hacer amistad conmigo y estaba empeñado en que, a cambio de que él me dijo que vivía en la calle de la tienda de mi amigo, le dijera en dónde vivía yo. Como yo ya tenía claro que era un nazi escondido de los caza recompensas le mandé al otro extremo de la ciudad. De la Occidental le mandé hacia la Oriental y mira por donde, antes de darse cuenta de que yo le había engañado, fue atrapado por un joven montañero que bajaba desde el Pichincha.
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