Una mañana nuestro amigo el pingüino se levanto muy contento pues el sol no vio, porque a nuestro amigo pingui  de chocolate su creador lo formo.
 
Pobre pingüino a la sombra tenía que vivir pues si no su corazón dejaría de latir, tenia que correr del sol su enemigo más mortal  para que su vida no llegara al final.
 
Ya cansado de tanto huir  pingui a la nevera se fue a vivir, con gran regocijo, dijo: Esto si es vida porque ya no tengo que esconder mi carita para asomarme a la ventanita.
 
Lo que no sospechaba pingui era que se encontraba en una pastelería, ya su enemigo no era el sol saliente sino la gente pues les gustaban las golosinas, y pingui no lo sabía.
 
Mientras el vivía en su fantasía una niña lo vio mientras salía de la neverita, Ella le dijo a su mamá: mamá yo quiero un animalito de chocolate; y creo saber cual es el que mi paladar quiere probar, la madre muy contenta le dijo: Dime querida y a tu paladar yo le daré a degustar al animalito en el  que tu te  quieres  deleitar
 
Mira en la neverita señor panadero dijo la niña con una enorme sonrisa, quiero que me des a ese pingüino me gustaría saborearlo.
 
El panadero lo tomo en sus manos y dijo aquí tienes niña disfruta esta golosina que con mucho agrado la he guardado, disfrútalo hasta saciar tu panza porque quizás mañana otro igual no haya.
 
Y pingui nuestro amigo el pingüino la cara se tomo y dijo: esto no puede ser que suerte debo yo tener.