Mis Memorias.- Más allá del sereno.
Publicado en Mar 10, 2013
Más allá del sereno Cuando se siembra una planta, que se cae, pero que se mantiene consciente. A esa que se fertiliza, esa que posa bajo un sol inclemente, pero a la que una nube gris, desfila sobre ella tapando todo su foco; Tiene el apoyo de una diminuta estaca, pero su fuerza es tan mínima como para apenas sostenerse. No es la primera vez en sujetarse, se aferra hasta lograrlo. Su sed es infinita, tanto que con el resplandor siente deshidratarse, está bien encadenada a sus ramas y tallos, da flores pero no frutos, esos que poco salen, brotan pálidos y secos, parecen labios deshechos. Una prueba de que el abandono es tan efectivo como su mal desconocido. Supone cambiar pero es halada a ese terreno monótono, una plaga tan maliciosa que hace que este capullo sea observado por cualquier lente. “Solo los ciegos pueden verla, aquellos sin olfato la pueden oler, y solo los mudos le pueden cantar”. De sus manos anchas, unas que sostienen todo lo que a ella se adhiere, gotea toda la savia baldía de la cual se ha alimentado, de un jugo contaminado, es a ese purgante espeso y amargo al que le debe todas sus fuerzas. Canta a lo lejos una voz mística y legendaria, un sonar que se nutre del poco y escaso sumo que su vientre ha dilatado, toda la pulpa se ha desperdiciado, y arrojado a un fluente que las convierte en algas, tragarlas se hace difícil, digerirlas, imposible. Se muere, se ahoga en la sequía, se quema en su humedad. Vapor de lágrimas que mojan sus raíces e impiden que se marchiten, finalmente es líquido hecho polvo. Pero tan es la desgracia que lo salado no la acaba. Enredada a unas púas que fluyen por ella como unas intravenosas, se apoya de sus muletas, se suelta, ya no necesita de banquillos para poder desplazarse, no, ya no las precisa. Se dirige hacia la orilla, se moja la cara y suelta pétalos de ella; Se abalanza hasta el agua, se deja arrastrar por la corriente. En su camino choca con montones de rocas, su cuerpo se deshace, ya es solo una mancha multicolora que se pierde con el agua. Llega al quiebre y se hunde en un lago rojo por la sangre de muchos valientes que cayeron allí. El óculo de su historia se desplaza hacia su antigua morada, paradójicamente, en ese pedazo de hueco abandonado, comienza el retoño de otra semilla infértil. D’.’S. 06/03/2013
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