CAPITULO V: EL BRUJO DEL ESTE
Publicado en Mar 11, 2013
-Abuelo, ¿Lacros quería comenzar su viaje?
-Lacros no sabía qué camino debía seguir su vida. Él había sido Espada Juramentada desde joven y antes de eso, sus recuerdos se reducían a entrenar junto a Balum y luego ser estudiante de la guardia real… jamás había vivido por si mismo. “Lacros y Nana miraban como el Sombra Espumosa atracaba en el puerto Gris. Todos los marineros que vieron acercarse al barco escupieron maldiciones y se alejaron. Algunos incluso advirtieron a Lacros de aquel barco, diciendo que su tripulación era siniestra. Muchos decían haber visto al Sombra Espumosa hundirse y encallar más de una vez. La mayoría estaba de acuerdo que en su tripulación había un brujo de tierras lejanas, un brujo que rendía culto a dioses extraños de muchos brazos y con rostros de animales. En Eris, cuando el Viejo Reino se instauró y unificó los cientos de pequeños poblados que formaban el territorio, se estableció como credo único la fe del Dios de Las Nubes. Muchos brujos y chamanes de los dioses antiguos fueron perseguidos y quemados por herejía. La Revolución quiso reinstaurar la fe en los dioses antiguos, pero fue una de las tantas cosas en donde la falló. Para Lacros, al final de cuentas, el Viejo Reino y la Revolución, eran lo mismo, solo que con diferentes reyes. Luego, cuando comenzaron los viajes al este, hacia el reino de Jade, más allá del mar de gusanos, las incursiones de la Revolución, se toparon con nuevas creencias extrañas y misteriosas. La gente de Eris se volvió supersticiosa. El Sombra Espumosa lanzó el ancla y levantó el puente. Uno a uno, los marineros extranjeros bajaron del barco. Todos eran calvos y de piel negra como el ébano. Comenzaron a descargar cajas con condimentos y hierbas exóticas. Uno de los marineros se acercó a Nana y le habló en una lengua que Lacros no entendió. -Debemos subir – le dijo Nana a Lacros. Nadie les prestó atención mientras subían el puente. Uno de los marineros, con una espada curva colgando del cinturón, les abrió una puerta y les indicó, con mucha educación, que entraran.Era el cuarto del capitán, que estaba sentado en una silla de cuero y plumas, observando un mapa, mientras otra persona, irreconocible si hombre o mujer, tapado totalmente con una capa negra le indicaba un camino entre los dibujos. -Derio – dijo Nana acercándose más rápido al capitán. El capitán, un hombre delgado y de cabello largo negro, tenía un gastado parche en su ojo izquierdo y la barba delgada y larga, en una trenza. Lacros lo reconoció de inmediato. -Capitán… Derio… - Tartamudeó Lacros. -Nana… Lacros, estás hecho todo un hombre – Dijo el capitán levantándose y dándole un abrazo a Nana. Lacros estaba en totalmente sorprendido. Había conocido a Derio en el Castillo Azul, hacía muchísimos años, al menos unos veinte, pero parecía como si el hombre no hubiese envejecido ni un solo día. Lacros estaba tan impresionado que apenas pudo responder el saludo. -Así es que el viejo Unojo te logró convencer – dijo Derio con su extraño acento - le debo un barril de cerveza entonces, jamás pensé que aceptarías. ¿Pero dónde están mis modales?, Nana, Lacros, déjenme presentarles a Lady Mish-Ra, señora de la tierra de los ríos. Lady Mish-Ra se sacó la capucha dejando ver su larga cabellera oscura como la noche. Su piel era dorada como el trigo y sus ojos brillantes y azulados como el cielo nocturno antes del amanecer. -Sir Lacros, es un honor conocerlo después de tanto escuchar de usted – Su voz era profunda y ronca, muy seductora – Maestra Nana, me alegra verla de nuevo. -No pensé que vendrías con Derio, Mish – dijo Nana más animada que cuando subió - ¿Qué se ha visto por las costas? -Miles de cosas – respondió enseguida Derio – las sombras se mueven por el norte y comienzan su avance hacia el sur. Los marineros hablan de Krakens en el mar de gusanos, como los de antaño y otros hablan de Dragones ya extintos vigilando las costas de Anis y de Burbon. -¿Anis? ¿Burbon?, eso solo está al sur del límite de Eris – Respondió Nana -Son solo rumores. En nuestro viaje, uno de los “silenciosos” dijo ver tritones en los costados de la nave. -¿Dragones? ¿Krakens? ¿Tritones? – Lacros no soporto más e interrumpió exaltado – Son solo leyendas de los tiempos de los antiguos dioses. ¿Y cómo es que ella sabe de mí? ¡Explíquenme que está ocurriendo, ahora! Nana intentó calmar a Lacros y Derio le ofreció un asiento. -Unojo no te explicó nada, ¿verdad? – Le pregunto Derio a Lacros -Solo que debo encontrar a Zagal. -Como siempre Unojo dejando el trabajo difícil a otros – Derio se sentó frente a Lacros – Esto comenzó hace muchos años Lacros. Cuando Lacros aún era un niño, comenzó un movimiento llamado La Revolución, que atentaba contra el orden impuesto por el Antiguo Reino. Lo que buscaba ese movimiento, era la independencia de algunas provincias de la corona y la recuperación de la antigua cultura de Eris. Los líderes de esa revolución eran cinco. Entre esos cinco se encontraba Balum, Derio, Unojo y Nana. El quinto era el gobernador bajo la ley de la corona, Sirus Malblack, el padre de Zagal. El plan de Sirus era muy distinto al de los otros cuatro líderes. Sirus quería la corona para él mismo, y para ello entregaría a su hijo a la guardia real y luego, usaría el poder del ejército real contra el rey. Pero Balum lo descubrió y adoptó a Lacros, un huérfano de las calles de Eris. Balum sabía que Sirus descubriría el plan de Balum y escapó con el huérfano para entrenarlo en las artes de la guerra. Zagal había sido entrenado desde que aprendió a caminar, y su origen noble le aseguraba un puesto entre los más altos rangos del ejército del rey. La única manera de detenerlo era que otro tomara el lugar de Zagal. Fue así como ocurrió. Antes de que su plan se concretara, Sirus enfermo gravemente y murió. Zagal no mostraba indicios de la codicia de su padre y los cuatro líderes de la Revolución dejaron de prestarle atención, confiando en que las habilidades de Lacros serían suficientes para distraer a Zagal de cumplir los sueños de su padre. Pero todo cambió en la batalla del Ruby. -Cuando se nos informó de la muerte de Zagal pensamos que el riesgo de otro tirano había desaparecido. Concentramos la Revolución en la gente y en surgir como habíamos planeado diez años antes, desde el conocimiento y el saber – dijo Nana después de que Derio introdujera a Lacros – luego, Zagal apareció en el castillo Azul y asesinó al rey y a su hija. En el caos, los generales de la Revolución olvidaron su norte y nosotros cuatro nos retiramos, aprovechando nuestro incognito. -La Revolución murió ese día y ahora somos reinados por un hombre que se hace llamar líder de un movimiento muerto. Pero lo que de verdad nos comenzó a preocupar fue Zagal – Dijo Derio – Estábamos seguros de que él había muerto en el Ruby, yo mismo lo comprobé. Cuando su cuerpo desapareció de mi barco y me llegó la noticia del asesino de reyes, supe enseguida que algo andaba mal. -Creemos que lo que hizo regresar a Zagal de la muerte, tiene que ver con Sirus. El padre de Zagal no murió de forma normal – Dijo Nana – y la búsqueda de su salud lo hizo recurrir a medios oscuros y prohibidos incluso por los antiguos dioses. -Pensamos que algo despertó en el mundo – Interrumpió Mish-Ra – leyendas de mi pueblo hablan de un guerrero sin honor que regresa de la muerte y desata la oscuridad en el mundo. En estos diez años, desde que Zagal desapareció después de asesinar a su rey, los rumores de la antigua magia que había desaparecido se han esparcido por todos los rincones del mundo. Yo soy prueba de la misma. -¿A qué te refieres? – Pregunto Lacros, conmocionado aún por todo lo que escuchaba. Mish-Ra se acercó y puso sus manos en el rostro de Lacros. Frente a los ojos de Lacros comenzaron a correr imágenes de fuego y destrucción. Por más que cerrara los ojos, las imágenes penetraban en su cerebro, mostrándole caos, muerte y plagas. Muertos levantándose de sus tumbas y sombras del mundo antiguo avanzando desde el norte. Cuando Mish-Ra soltó a Lacros, este estaba empapado en transpiración. -¿Qué fue eso? – pregunto Lacros tembloroso -Has visto el futuro Lacros – Dijo Mish-Ra – has visto que ocurrirá si Zagal no es devuelto a donde pertenece. -Es imposible… eres una bruja… ¿Cómo es posible? -Lo que alguna vez el Dios de las Nubes negó ha regresado, Lacros – Dijo Nana, poniendo su mano sobre el hombro de Lacros – Y si es así, el único que puede detener a Zagal es su hermano… tú Lacros. Sirus jamás tuvo más hijos, pero tú eres hermano de espadas con Zagal… ambos son Espadas Juramentadas. Espadas del rey de Oeste.
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