Lluvia ligera.
Publicado en Mar 14, 2013
Una ligera llovizna se hacia presente en el centro de la gran ciudad en esta noche buena. Los pocos transeúntes que caminaban por las calles iban cubriéndose de las finas gotas que caían del cielo con su paraguas en mano, pero para aquellos desafortunados que se les había olvidado se cubrían con su abrigo o con alguna otra cosa que llevaran en mano. Como si la lluvia que los tocaba pareciera ácido o incluso algún veneno mortal.
Sólo un joven de aspecto demacrado y pelo cobrizo caminaba con paso ausente, esquivando aquellos transeúntes que caminaban rápido a su lado, con sus manos en los bolsillos de su abrigo color negro, su vista siempre en el suelo y sin ninguna protección que lo cubriera de esas gotas finas de agua. Hace tan sólo unos meses atrás, él había perdido su única familia en un trágico accidente. Sus días después de lo ocurrido, eran como una montaña rusa, unos días lo veías sonriendo, otros días simplemente sus ojos perdían ese brillo que los caracterizaba. Ahora, era diferente, su montaña rusa no iba a subir de nuevo, había perdido todas aquellas esperanzas que tenia al comienzo. Sus sueños de salir adelante se habían hecho añicos, soñaba con terminar la universidad, casarse, tener hijos, etc...pero solo con recordar aquella tragedia que paso, sus esperanzas se desvanecían. El lo tenia todo, menos un hogar. ¡Demonios! - una voz evidentemente molesta choco contra la espalda de él interrumpiendo sus pensamientos. El al percatarse del cuerpo femenino que había chocado contra el, derramando en el proceso un café caliente sobre su fino abrigo. Fijo su vista en la chica. -Lo siento. - se disculpo la chica mientras lo miraba a los ojos. El solo negó restando importancia y como buen caballero le sonrió deslumbrándola en el proceso. -No se preocupe. La chica pareció salirse de su trance, con una rápida mirada en su reloj y una exclamación de sorpresa lo miro correspondiendo su sonrisa. -Tengo prisa, lo siento. -se disculpo nuevamente para salir corriendo mientras volvía a cubrirse con una carpeta sobre su cabeza. El suspiro con nostalgia, se imaginaba el porque tenia tanta prisa, miro su propio reloj. Solo faltaban dos horas para que fuera navidad. Ella llegaría a su hogar, con su familia, comerían el clásico pavo, brindarían a las doce en punto y después se reunirían toda la familia frente al árbol para abrir los obsequios. Habría peleas como en todas las familias sobre cualquier cosa y después se alegrarían con solo recordar el día que celebran. Sintió un escalofrió al sentir el viento frió azotar contra su cuerpo, saco sus manos de su abrigo y retiro lentamente su abrigo de su cuerpo, lo doblo y paso su brazo derecho por sobre la mitad del dobles que hizo. La lluvia paro de repente, escucho varios suspiros por ello, transeúntes confiados a que ya no llovería retiraron todo aquel objeto que les cubría de la lluvia, otros simplemente mantenían su paraguas sobre su cabeza o se mantenían alertas a cualquier signo de lluvia. Un nuevo suspiro salio de sus labios al mismo tiempo que un suave viento rozaba su rostro trayendo un olor a café recién hecho. -Oye chico. -escucho una voz gritar unos metros atrás de él. Siguió caminando. -¡Espera! -sintió como le tomaban su propio brazo y le daban la vuelta. -¡Hola! Frunció el ceño al contemplar a la chica que había chocado contra el momentos atrás. La observo mejor, era rubia, tenia entre unos diecisiete años y lo miraba sonriente. -Hola. -respondió cauteloso. Ella lo señalo para después llevarse una de sus manos a la boca. -Yo te hice eso. -dijo percatándose que no traía su abrigo puesto. -Pero mira, que no tienes frió. -sin esperar respuesta lo empujo y lo adentro a una pequeña cafetería. Lo sentó en una mesa para dos personas a dos metros de la puerta principal y lo dejo diciéndole un "ahorita vengo". No había dado ni dos pasos cuando empezó a gritar. -Ana. -Grito a todo pulmón, varios se rieron otros simplemente negaron sonriendo. No era la primera vez que lo hacia. Al parecer. -Ana. -volvió a gritar mientras llegaba a la caja y lugar donde hacían los cafés, levanto la tapa -la entrada que usan para entrar- y volvió a gritar ese nombre. La chica se perdió por la puerta que daba a la cocina. Los minutos pasaban, poco a poco los pocos clientes se levantaban y se marchaban dejando el lugar completamente solo. -Aquí tienes. - Frunciendo el ceño al contemplar el café que le había dejado sobre la mesita de madera, ella se sentó frente a el con otro café entre sus manos. -Gracias. -le agradeció. Ella se encogió de hombros. -Es lo menos que puedo ser. ¿Y como te llamas? El sonrió. -Richard ¿Y tu? -Claudia. Richard paso su mirada por la cafetería, seguía solo. Distraído paso su mirada por su reloj. Solo faltaban minutos para que fuera navidad. -Oh, lo siento, tal vez tengas prisa y yo aquí deteniéndote. -se disculpo la chica. El quiso reír, había salido de su casa para no estar solo entre aquellas paredes llenas de recuerdos de su familia. El negó. -La verdad es que no tengo nada mejor que hacer. El semblante de la chica que momentos antes era de alegría paso a uno de tristeza. -Se lo que se siente. Richard tomo su taza entre sus manos y se la llevo a sus labios, dio un pequeño sorbo y volvió a contemplar el reloj. -¿Cuánto falta? -le pregunto Claudia. -27 minutos. Ella asintió. -¿No pasaras la navidad con tu familia? Richard suspiro con nostalgia, apartando la mirada de ella, contesto. - Mi familia murió hace unos meses. -Lo siento. -se disculpo rápidamente Claudia. El la miro y sonrió. -Descuida, son cosas que pasan. -Pero te recordé, así que lo siento. Richard rió. -¿Siempre te disculpas tanto? La chica se sonrojo. -Lo siento. El volvió a reír. -Y lo vuelves hacer. Claudia se unió a sus risas. Richard paro de reír y arqueo una ceja en su dirección. -¿Pasaras la navidad trabajando? -pregunto al ver que tenia un delantal sobre su ropa. Ella asintió. -Mi familia vive en el sur y bueno -se encogió de hombros -No puedo permitirme viajar y venir en tan solo unas semanas. Richard hizo una mueca comprendiendo. -¿Y qué haces por la vida? -se intereso claudia. -Nada. -respondió Richar. -¿No estudias? -Deje de hacerlo cuando ocurrió el accidente. -dijo él. -Lo siento. El rió. -Vuelves hacerlo. Ella sonrió. A lo lejos escucharon varias acampanadas, ambos se miraron y sonrieron entre si. -Feliz navidad. -dijo ella alzando su taza. Richard sonrió. -Feliz navidad.- dijo imitando su gesto. Tal vez, era el comienzo de seguir adelante...pensó al observar a su nueva amiga.
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raymundo