Love song _ la chica que desapareci
Publicado en Mar 15, 2013
(Charlie)
Gwen había sido mi compañera desde hace unos años. Y, aunque no pasaba cierto tiempo conmigo, no podía odiarla. No me consideraba mejor amiga, pero si una amiga, o eso es lo que esperaba. Ahora que la tercera parte de la habitación estaba ocupada, Kai, el gato de Gwen, ya no tendría cama para dormir, estaba tan acostumbrado a dormir en esa cama, que cuando Stella se despertó, lo tenía en su cabeza. A Gwen nunca le caía bien nadie, salvo sus mejores amigos, Spencer: A él tampoco le caía bien nadie. Creo que para él, nunca ha debido ser fácil hacer amigos. Antes de que Gwen, Liam y Kevin llegaran, Spencer estaba muy solitario. Tampoco es que lo odie. Es más, creo que me agrada. Liam: Por lo que se no habla mucho. Pero parece agradable. Kevin: a él lo conozco mejor, porque compartimos muchas clases. A veces hasta me ayuda a estudiar. La mañana en que me desperté con el grito de Stella, gracias a que el gato de Gwen durmió en su cabeza, le presenté a mi mejor amiga Joy, ella siempre me apoyaba era una verdadera amiga. Siempre que le pedía ayuda ella estaba para ayudarme. Tenía una compañera nueva, Michelle. Después del estruendo provocado por Gwen y sus amigos, Stella fue a preguntarle algo a la directora, yo, me quedé con Joy y Michelle. Joy, poco después, se marchó y me quedé a solas con Michelle. -¿eres amiga de Joy? – me preguntó Michelle. -Si, somos mejores amigas. Desde hace unos años, ¿eres nueva, no es cierto? -Si, y… Joy me considera su mejor amiga. Desayunamos juntas, almorzamos juntas, y caminamos por los pasillos, también nos dormimos tarde, hablamos toda la noche. Llegué aquí antes de ayer y somos mejores amigas. -Ah, bueno – no sabía muy bien que responder a eso ¿Qué acaso me quería poner algo celosa porque ella pasara tiempo con mi mejor amiga? – ella siempre es buena con la gente, es amiga de todos. -Ella no es mi amiga, es mi mejor amiga. -Di lo que quieras, es mi mejor amiga. Adiós. Caminé hacia la puerta, tomé la perilla, cuando estaba por girarla, uno de sus comentarios saltó otra vez. -No te sientas mal – giré para volver a verla, mientras ella sostenía con su mano izquierda un libro y con la otra mano se cepillaba el cabello rubio que, a veces parecía rosado claro – hay millones de personas aquí que estarían encantadas de ser tus amigos – sonrió antes de decir amablemente: - me agradas. Abrí la puerta, y salí inmediatamente de ahí. Me dirigí a la habitación. Poco después apareció Stella. Me habló de que Gwen y sus amigos estaban en problemas, y que había oído hablar de un castigo. Anteriormente le había comentado que cuando te castigaba la directora, debía ser grave, el castigo más o menos debía ser algo como limpiar todo el primer piso. No era el peor castigo de todos, pero a la directora le enfermaba castigar a tantos chicos, por eso dejó que el castigo debía ser algo que todos odiaran: limpiar. Claro que eso era lo que escuchaba porque, hasta la fecha, nunca había hecho algo tan malo para ser castigada. Aquello lo había escuchado de Stevie, una chica que, por sus torpes bromas, siempre estaba castigada. Stevie tenía cabello rojo, claro que teñido, no se podía tener ese color de cabello natural, ojos verdes oscuros, y estaba loca. La había visto varias veces sobre el techo, pero, ¿Cómo sube ahí? No tengo idea. A pesar de que era una loca, era una buena chica, bueno, más o menos, excepto por las bromas que siempre hacía. Aun recuerdo la vez que, cuando todos dormíamos, ella llenó los baños con insectos, esa vez la directora no la castigó, porque no sabía quien había sido, y nadie quiso delatar a Stevie. Pero muchas veces la castigaron haciendo algo pequeñito. La puerta se abrió y Gwen entró. Enfurecida. -¿Qué sucedió, Gwen? -Qué importa. Luego tocaron la puerta. Era Jake, el chico preferido de la directora, conocía todo el lugar. Suponía que tal vez venía por Gwen, para transmitirle su castigo o darle un mensaje de la directora, pero no, estaba ahí por Stella. Stella había pedido que alguien la guiara por todo el internado. Y eso era lo que Jake haría. Al irse me quedé sola con Gwen. Ella, estaba tendida en su cama, cubría su cara con una almohada. Kai se subió a su espalda. Decidí salir al pasillo. Vi a Michelle al salir. Se estaba despidiendo de alguien, una chica, de cabello negro y ojos celestes, casi blancos. La chica caminó por el pasillo hasta desaparecer subiendo la escalera. La seguí, Michelle había entrado a su habitación. Era rápida, casi lograba perderla. Recorría los pasillos, hasta que bajó otra vez, yo la seguía a gran distancia. Bajó las escaleras, mientras tarareaba. Se dirigió al pasillo donde se encontraban las habitaciones 82, 83, 84, 85, 86, 87, 88, 89 y 90. Se detuvo justo en la habitación 86, la habitación de Spencer, Kevin y Liam. Pero, ¿Qué hacía parada ahí? Yo estaba a gran distancia de ella, pero aun así me escondí detrás de un enorme tacho de basura verde que olía horrible. La chica admiraba la puerta, el picaporte de madera. Hasta pensé que iba a tocarla. Agarró el picaporte, estaba a punto de abrirlo. Pero por accidente, tiré una botella al suelo. La chica miró en mi dirección y Salió corriendo, la seguí corriendo, bajó rápidamente las escaleras. Bajé las escaleras. Se encerró en una habitación que, normalmente estaba vacía. Abrí la puerta, para atrapar a la chica pero, no estaba. La chica había desaparecido.
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