Hay puntos de luz suspendidos
en la oquedad de los árboles.
Van de diáspora a bandada
sobre naciones de ramas.
Hay comillas que se encienden
y bailan en las barandas.
Son cataratas de luces
y son barquillos de lámparas.
La luz se muele a pedazos
sobre sutiles enaguas.
Son átomos en caída
sobre mi basta pupila.
Surcan el día imantado
en sus derretidas barcas.
Son clavijas a granel
que nimban toda mañana.
La luz hace su alboroto
y sobre las muchachas canta.
Diluye los espesores
y diluye las miradas.
La luz, lamida y cambiante
desata los panoramas.
Se cuela por entreveros
y despierta toda vega.
Es fuego desparramado
sobre hojuelas de chatarra.
Ruge del todo indiscreta
y sacude cada cama.
La luz y sus provocaciones
me despiertan de mañana.