La Violencia Masculina
Ana Giorgana.
En una ocasión, Henry David Thoreau dijo, " la mayoría de las personas vive sus vidas en una callada desesperación". Me parece que esta frase describe de manera singular el que se vive, cuando la familia, los hijos, las mujeres, y los hombres mismos, ejercitan la violencia como una forma de relación.
Hablar de la violencia masculina evidentemente es un tema arriesgado para una mujer. Pareciera que las mujeres estamos autorizadas para padecerla, pero no para reconocerla, o bien, sí se le acepta, generalmente se observa una postura de género que radicaliza las apreciaciones.
En este sentido, es importante contar con diversos elementos que permitan la comprensión desde una perspectiva humana más que de género.  La violencia masculina, o mejor dicho, la experiencia de la violencia masculina, está favorecida por la visión social en lo que se refiere a ser hombre en una sociedad.
La masculinidad evidentemente es un proceso de aprendizaje que tiene que ir en correspondencia con la sociedad en la que la misma se ejerce.  De manera que, sí el hombre no muestra su violencia, entonces la sociedad, otros hombres, las mujeres los tachamos como: "débiles o mandilones".
Por fin, queremos que se acaben los actos de violencia, pero cuando no se presentan los juzgamos, nos burlamos y hasta los avergonzamos. 
Evidentemente me parece que el ejercicio de la violencia da estatus, poder, imposición que por otro lado, a lo que los hombres, tampoco desean renunciar.  Pero más allá de lo que sucede con los dictados sociales y las expectativas al respecto, es necesario, reconocer la necesidad individual de los hombres de no ejercer la violencia, principalmente en el ámbito de la pareja y la familia.
En las últimas fechas han proliferado una serie de grupos de ayuda para hombres que les permitan comprender, manejar y darle una salida más constructiva a su violencia.  A la consulta no sólo llegan ya las mujeres o niños víctimas de la violencia, sino los hombres que la ejercen, porque también su experiencia es devastadora...
Referirnos a la violencia masculina y específicamente a su experiencia, es una tarea que contiene diversas aristas, también la violencia tiene muchas caras, es la cara obscura del amor.
Los hombres violentos sufren en carne propia los estragos de su propia violencia. Algunos comentan, yo no quiero herir a los que amo, pero de pronto, siento una fuerza que me rebasa.  Es por ello importante, y me parece, muy alentador, que estos hombres acudan a revisar su vida, sus modelos de aprendizaje, las maneras de relacionarse y las emociones que entran en juego en su expresión.
Sólo el reconocimiento del trabajo personal  puede ayudarlos a repensar el propio ejercicio de su violencia.  En este sentido, los grupos para hombres violentos es una opción muy atinada porque en ellos comparten con otros hombres su experiencia, sus dolores y frustraciones, y entonces, se inicia un proceso de sanación.
Como lo referí anteriormente, la violencia masculina tiene muchas caras, y puede abarcar diferentes áreas de la vida:
•·         Violencia Física
•·         Violencia Psicológica y/o emocional.
•·         Violencia Sexual 
Puede aparecer en el terreno de lo privado o de lo público. en las maneras de hablar o de dejar de expresarse. en la disponibilidad a la sexualidad y a la intimidad. en los actos y en las omisiones. Cada hombre y cada mujer sabrá en lo particular, en que espacio se está dando esta connotación en sus vidas.
De manera que la violencia no es un pecado, es sólo una manera distorsionada de llevar las relaciones, por tanto, es importante que los hombres la reconozcan y trabajen en su persona, para no seguir viviendo, en "una callada desolación"
Sí los temas aquí expuestos le interesan escríbame, y sí no también.
En breve Cecreto contará con un servicio para este fin y promover la salud emocional de los hombres y sus familias...
Gracias por leerme, mi misión e intención es la calidad de vida emocional...Algunos de los temas tratados en estos artículos, puede cuestionar su visión del mundo...
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