guilas Negras -18- (Novela y Guin para Cine).
Publicado en Mar 19, 2013
- Bueno, Ángeles, ya estás a salvo. ¿Viste cómo con inteligencia se puede conseguir vencer a la fuerza bruta? Pon en marcha el Ferrari y vámonos de aquí a toda velocidad posible. Es mejor salir de estas zonas y continuar con nuestras investigaciones.
- Sí. De acuerdo. Tienes razón. Pero ahora vámonos a mi casa. - Espera un poco más, cariño... porque según dijo Népomucéne-Louis Lemercier, los culpables deben tener incluso a sus cómplices. - Entonces... ¿quieres decir que van a suceder más cosas? - Muchas más cosas hasta que se aclare del todo este caso del asesino en serie que tiene atormentado a todo Madrid capital. - ¿Quieres decir que vamos a ir de verdad al Pub Chery? ¡Yo creía que era una estratagema tuya nada más! - Enfrentarse, siempre enfrentarse, es el modo de resolver el problema. ¡Enfrentarse a él! - ¡Caramba! ¡Esa frase sí que es propia de un hombre valiente como tú! - ¡Jajajajaja! ¡Gracias por lo de hombre valiente pero a lo mejor te decepciono si te digo que no es una frase de las mías sino de Joseph Conrad! - ¡Tú jamás me has decepcionado ni me decepcionas jamás! Estoy segura de que sobre la valentía también tienes frases que son propias de ti. - Bueno... alguna que otra... ¡pero pon en marcha ya tu Ferrari y salgamos rápidamente de aquí! Por el camino te iré contando algo sobre la valentía. La bellísima y super guapa Ángeles arranca y sale a la máxima velocidad posible en dirección a la calle de Alcalá. - Vamos... dime algo sobre la valentía que me sea contagioso... - Si la aventura del vagar por el planeta te guía a las riberas de lo inédito haces bien en vivir las experiencias sin coartarte ante el riesgo de hacerte profundo o de adentrarte en los internos laberintos de lo humano. Provisto de tu crecida fe en tus viajes haces bien en no temer a la muerte porque estás lleno o llena de vida imperdible, tan misteriosa como cristalina es el agua de la playa donde te bañas o tan irrenunciable como ese aval de tu libre pensamiento. Haces bien en vivir con valentía tu fe en los descubrimientos de sentires internos y haces bien en experimentar esos inquietantes y bellísimos atardeceres con los que formas y conformas una maravillosa red como la de las arañas, donde tú, autor o autora de tus filamentosas fascinaciones, te sientes capaz de preferir la vida. Se habla de lo esotérico, del nuevo milenio, de la nueva era. Todo eso es Nada. Lo único que en verdad atrae como diferente es la sensación de seguir sintiendo lo auténtico de ti, las mismas preguntas y respuestas de siempre pero ahora inéditas y convertidas, hoy mismo, en todos tus presentes, como vanguardias del aquí y del ahora. Los verdaderos iluminados sólo son aquellos que pueden ver la luz en medio de las tinieblas. En este sentido, si eres capaz de sentir todas tus esencias humanas, te aseguras el equilibrio a través de unas pupilas que te hacen ver con claridad el brote de tu naturaleza e, intacto o intacta ante los indiferentes, te adentras en la innata inteligencia que Dios te ha dotado para permitirte, !haces bien!, saborear el sentido de la existencia sabiendo distinguir con tu propio instinto entre lo que es sencillamente bueno y lo que es simplemente malo para ti. - ¡¡Eso sí que es tuyo!! ¡¡Reconozco tu marca registrada, Juan!! ¡¡Y eso sí que me estimula para ser valiente y seguir adelante!! - Escucha. Esto es muy serio. Mucho más peligroso de lo que crees y no quiero que pienses que exagero si te digo que puede ser mortal para alguien... pero no te preocupes porque no lo digo ni por ti ni por mí... ¡así que ahora te vas a ir a casa, te vas a quedar en ella y la cierras a cal y canto! Y no salgas por nada del mundo de allí. No salgas hasta que yo vuelva. - ¿Tan peligroso es? - No tengas miedo. Si te protejes y no sales de la casa no puede sucederte nada malo. Él no sabe de ti ni que existes. No te voy a exponer al peligro ni un solo segundo más. Espera a que se acabe el peligro para poder salir de nuevo. - ¿Y tú? ¿Qué pasa contigo? - Tengo que ir al Pub Chery. - ¡Quiero ir contigo! - Esta vez no. Mi intuición, que no falla nunca, me dice que ni te acerques ni te asomes para nada por ese pub. Hazme caso y confía en mí una vez más. Vete a casa y espera a que vuelva yo. No hables con nadie, esta noche, de nada de lo que has visto y no se lo cuentes ni a tu padre ni a tu madre. No abras la puerta por nada ni a nadie. Si no me equivoco... uno de ellos es el asesino en serie... - ¿Uno de "Los Larrys" o uno de "Los Vikingos"? - Eso todavía no lo sé del todo aunque me parece que es de "Los Larrys". No te lo puedo asegurar del todo. Yo siempre me fío de mis intuiciones y no suelo equivocarme. Por eso quiero que no te vea ni tan siquera por un segundo. ¿Me has entendido? He conseguido obtener, gracias a tu inestimable ayuda, una excelente pista y tú eres un punto clave en todo este asunto. Pero no te asustes porque te estoy protegiendo y no te sucederá nada malo. Estoy seguro de que él quiere saber quién eres para ser su próxima víctima. Así que enciérrate en casa hasta que yo vuelva. Ella insiste en querer saber algo más... - ¿Para qué tienes que ir al Pub Chery si ya lo tienes localizado? No lo entiendo. - Voy allí para comprobar algo... algo que no debo decirte todavía. Es sólo cuestión de horas nada más. ¿Entiendes lo que te estoy diciendo? - Entiendo. - Pues venga... cuando llegues a casa sube y enciérrate para que no puedas caer en sus manos. - ¿Y como vas a llegar hasta General Pardiñas, número 34? - Para eso están los taxis y todavía tengo dinero suficiente para coger uno; asi que no vas a ir conmigo en esta ocasión. - Está bien. Toma más dinero por si lo necesitas. Ella saca, con su mano izquierda y sujetando el volante del coche con su mano derecha, cinco billetes de cien pesetas cada uno, de su bolso, y se los da a Juan. - No creo que sea necesario... pero está bien... puede que lo necesite porque surja algún imprevisto. - Sí. Además es para que te puedas tomar algún café con leche, para que te compres alguna cajetilla de cigarrillos, o para alguna necesidad que tengas de repente. - Muchas gracias por el detalle. Después te daré una sorpresa, pequeña. Juan se mete los cinco billetes en el bolsillo trasero de su pantalón mientras ella le da un beso en la mejilla izquierda sin dejar de conducir el Ferrari de color rojo hasta que llegan a su casa y aparca en el portal. - Espera. No salgas del coche todavía. Te voy a musitar algo para que te animes porque te veo muy seria. - ¿Vas a cantarme algo? - Escucha. ¡Nunca te podré olvidar, porque me enseñaste a amar. Con un sorbito de champán brindando por el nuevo amor. La suave luz de aquel rincón hizo latir mi corazón. Es tan fácil recordar, siempre que vuelvo a brindar. Con un sorbito de champán brindando por el nuevo amor. La suave luz de aquel rincón hizo latir mi corazón. Y entonces fue, cuando te besé. De tu mirar, yo me enamoré. Con un sorbito de champán brindando por el nuevo amor. La suave luz de aquel rincón hizo latir mi corazón. Y entonces fue cuando te besé! - ¡¡Estás loco de remate!! Y entonces fue cuando Juan la besó en los labios antes de salir del Ferrari, la acompañó hasta el portal y no se marchó de allí hasta que comprobó que ella había entrado en casa.
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