guilas Negras -19- (Novela y Guin para Cine).
Publicado en Mar 19, 2013
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- Muy buena la cerveza de este local, Atilano... ¡ya lo creo que está muy buena!
- Supongo que sí...
- Pues supones bien. Está muy buena y tú ni te imaginas todo lo que me gusta. 
- ¿Para qué me has hecho venir aquí?
-Porque quiero conocer mejor a los que siempre tengo como compañeros de trabajo ya que hasta podríamos ser amigos conociéndonos mucho mejor. También están muy buenas las chavalas de este pub. ¿No opinas lo mismo?
- Es la primera vez que las veo.. pero sí... están muy buenas...
- Quiero decirte algo, Atilano. Escucha y pon mucha atención. Y pues alguien nos dice mil mentiras sobre las historias de nuestros antepasados nosotros seguimos pensando en la verdad de todo ello: un árbol mucho más florido que los tristes sauces llorones con los que nos quieren confundir el camino. Nada. Nada hay más allá de sus falsas historias de la vida aunque derramen lágrimas de cocodrilo. La verdadera historia de nuestras existencias reside en tener la capacidad suficiente de decir no a la violenta imposición de quienes nos quieren atrapar en sus engaños. Que ficción no quiere decir mentira pero mentira quiere decir trampa. Y de trampas ya hemos sabido suficiente... como para que nos vengan llorando contándonos cuentos chinos de esos que nadie cree. Los cuentos, para ser creíbles, deben nacer de nuestra propia verdad y no de sus falsas proposiciones.
- Muy bueno, Juan. Pero... ¿por qué me cuentas eso en estos momentos tan importantes para nuestra investigación?
- Sólo para reflexionar antes de actuar. 
- Me parece correcto. 
- Procuro ser siempre correcto aunque a veces tenga que dar algunos rodeos hasta descubrir ciertas verdades.
- Estás muy enigmático esta noche, Juan. 
- Los enigmas me encantan. Sobre todo cuando tenemos que atrapar a un asesino en serie.
- Me parece correcto. 
- Entonces, si estamos en el camino de lo correcto... ¿tú crees que serías capaz de ganarme si jugamos a una cosa que se me está ocurriendo?
- Nada de juegos ahora.
- No. Sólo lo digo porque las veo muy interesadas en nosotros dos y supongo que a lo mejor solamente están interesadas en ti y yo no soy nadie para ellas porque me están mirando como a un bicho raro, quizás por cómo vengo vestido, pero a ti te están mirando seguramente porque eres mucho más guapo que yo. 
- No estoy para bromas, Juan. 
- Yo tampoco. ¿Jugamos o no jugamos?
- Está bien. Dime a qué quieres jugar y cuál va a ser la apuesta.
- Vamos a jugar a los dados y la apuesta es que el que gane le da un beso en la boca a esa rubia tan preciosa que se parece a Marilyn Monroe. ¿Nos jugamos un beso en la boca a esa rubia tan preciosa que no hace más que mirarnos a los dos?
- Está bien. 
- No pareces muy entusiasmado. ¿Tienes miedo a perder? No te preocupes por eso porque estoy completamente seguro de que me vas a ganar. En realidad sólo jugaremos para animarnos un poco antes de hablar sobres nuestras respectivas pesquisas llevadas a cabo hasta este momento. 
- ¡Ya te he dicho que está bien!
- Calma los nervios, Atilano. Sí. La rubia está bien... aunque la morena está mucho mejor...
- Pero si la que está a tu lado no es morena sino pelirroja...
- Vaya por Dios... no sé por qué estaba yo pensando que era morena...
- Quizás es que la luz de este pub no te deja distinguir bien. 
- O quizás sea que distingo tanto que sólo estoy soñando con que es morena...
- ¡Bueno! ¡No sé a quién te estás refiriendo! ¿Jugamos o no jugamos?
- Vamos, Atilano, vamos a jugar un poco. Avisa tú al camarero porque a mí no me interesa llamar la atención. 
- A mí tampoco. 
- Pero tú vienes elegantemente vestido con tu traje negro de alta confección y estás más a tono con el ambiente de este local. Además, creo que tú eres más experto que yo en esto de los pubs madrileños. ¿O no es cierto?
- No sé cuánta experiencia has tenido tú en esto de los pubs madrileños pero yo...
- Pera nada de nada, Atilano. Así que llama tú al camarero. Aquí nuestras experiencias no cuentan en estos momentos. Digamos que estamos más o menos a la par. Y estando a la par te cedo la oportunidad de que mandes y ordenes tú. 
- ¡Pero tú eres capitán y yo sólo un número!
- Los capitanes que son verdaderos capitanes siempre tienen detalles con sus subordinados. Ordena tú, Atilano. Considera, por un momento, que tú también eres capitán y no un número. 
- Está bien. ¡¡Camarero!!
- ¿Por qué has tenido que gritar tanto? 
- Porque es un poco sordo. 
- ¿Cómo sabes tú que es un poco sordo si me dijiste antes que era la primera vez que venías a este pub?
- Lo he intuído nada más. ¿No ves cómo se dobla tanto para tomar nota de los pedidos que le hacen?
- Pero eso quizás lo haga por cortesía nada más. ¿De verdad no conocías ya el Pub Chery antes de ahora?
- Bueno... quizás sí... quizás no recuerdo muy bien y posiblemente haya estado aquí en alguna ocasión antes. ¿Que importancia tiene eso?
- En realidad no tiene mucha importancia pero sobre lo que es importante o no es importante sí puede tener trascendencia. Demasiadas veces las circunstancias nos afectan y reaccionamos con mala actitud, como la de desear la mujer de otro. Dejamos también para la meditación éste tema. Y seguimos adelante. Aceptamos que nuestro entorno, sean cosas materiales o personas, tome nuestras decisiones, y lo que es más grave, quedamos marcados de por vida en nuestro llorar, por desear las mujeres de otros sigo con el ejemplo, y nos airamos ante el Destino. Se quejan. Se rebelan. Pero no hacen nada, además de desear a las mujeres de otros, por solucionar el problema, como si las mujeres de otros no fuesen propiedad privada y sagrada y como si en sus quejas y en sus rebeldías estuviesen la solución a las mujeres que desean pero que ya son propiedad privada de otros. Una y otra vez repiten el mismo patrón, en vez de luchar para seguir adelante y buscar entre las mujeres solteras. Olvidan que si una persona no es feliz en su trabajo, en sus circunstancias, en sus metas o en el entorno real de su vida, es infeliz en todas las demás cosas. ¡Somos nosotros quienes podemos escoger nuestra actitud y nadie más que nosotros! Si dejáis que otros u otras elijan por vosotros o vosotras siempre seréis esclavos de ellos o de ellas. Somos nosotros los que podemos componer melodías sublimes aún en las noches más oscuras y delante de quienes se burlan de lo que hacemos o de quienes dudan que podemos ser útiles para algo en vez de desear la mujer del prójimo, sigo con el ejemplo. Que de todo hay en esta vida. No sabemos si tu situación actual en tu trabajo, en tu colegio, en tu universidad, en tu familia, en tu barrio, en el amor… está rodeada de decadencia, o si a algún “sabio” o persona que se las da de saberlo todo, se le ocurrió decir que no servís, que no valéis…. Lo que os podemos recomendar es un pequeño secreto sacado de la Biblia, del Eclesiastés 9.11, que dice: “Vi además que bajo el sol no es de los ligeros la carrera, ni de los valientes las batallas… sino que el tiempo y la suerte les llegan a todos”. Así que os recomiendo que dejéis ya de pensar y de desear a la mujer del prójimo, continúo con el ejemplo, porque está casada y ha juramentado amor eterno a su esposo. De nuestra actitud hacia la vida y hacia los demás depende que llegue o no llegue ese tiempo de dicha. Así de claro. Así de sencillo. Así de real.
- Estoy totalmente de acuerdo. ¿De dónde has sacado todo eso?
- De un trabajo conjunto con un amigo mío llamado Jaime. ¿Tienes tú algún amigo tuyo llamado Jaime?
- Sí. Tengo un gran amigo llamado Jaime.
- ¿Cómo se apellida, si no te importa decírmelo?
- ¿Te puede servir para la investigación sobre el asesino en serie?
- Todo puede servir si al final resulta trascendente...
- Bien. Se llama Jaime Lieb Nicolescu. Es de origen alemán pero su madre es rumana.
- ¿Algo más?
- ¿Qué quieres saber más de él?
- Por ejemplo, cosas como si le gustan los deportes.
- Le encanta el fútbol.
- Ya. ¿Quizás alguien que fue cocinero antes que fraile?
- No entiendo a qué viene esa frase.
- Te pregunto que si quizás fue futbolista antes que entrenador de fútbol.
- ¿Es que le conoces tú?
- Conocí a uno que se llamaba Jaime pero quizás no sea el mismo...
- No creo en las casualidades. 
- Yo tampoco, Atilano. Posiblemente sea el mismo... aunque yo no tuve amistad con él porque me parecía un tipo injusto, tirano y hasta algo despótico; porque prefería alinear a los jugadores que eran muy guapos y dejar como suplentes a los que le parecían muy feos. ¡Menos mal que nunca jugué al fútbol en su equipo!
- ¿Quieres decir que era maricueco?
- ¡Tú lo has dicho, Atilano!
 
En esos momentos se acerca el camarero...
 
- ¡¡Un juego de dados!!
- ¿Es que es verdad que es usted algo sordo?
- Sí, caballero. Soy bastante sordo.
- ¡¡Que sea con un cubilete!!
- Pero no grites tanto, Atilano. Si es sordo sería mejor pedírselo con gestos antes de que se enteren todas estas chavalas de que nos vamos a jugar algo a los dados y se pongan a la defensiva.  
- Perdón, señor, pero todos los dados que tenemos en este local siempre van acompañados de un cubilete. 
- Perdone usted, señor camarero...
 
Ante el educado gesto de Juan, el camarero muy sordo se agacha para poder oírle mejor.
 
- Ha de saber, señor camarero, que también se puede jugar a los dados sin cubilete; porque yo lo he hecho muchas veces usando solo las manos y resulta muy interesante por cierto. Ahora bien, es mucho más elegante hacerlo con el cubilete. 
- Cierto es, joven. Aquí nadie juega a los dados con las manos. 
- Ya veo que es así. Este pub es de gentes muy elegantes. No me había dado cuenta de la gran familia que forman todos ustedes pero ahora veo que sí... que todos ustedes forman una gran familia. Algo así como una banda de forajidos de la Sierra Morena y no se ofenda por mi sinceridad. Me estoy fijando en todas, y de manera especial en aquella rubia a lo Marilyn Monroe que seguro que se ha teñido el pelo para dejar de ser castaña pura. A lo peor esa rubia está casada. ¿Verdadero o falso? ¿Nos conoce de algo para que nos mire tan insistentemente? 
- ¡¡De eso nada, Juan!! No nos conoce de nada y no sé por qué estás hablando en broma.
- Pero resulta que no hablo en broma, Atilano.
- Está soltera, joven. 
- Muy bien aclarado, señor camarero, y ahora, si no le importa, puede ya traernos los dados con el cubilete respectivo. Que sea un cubilete de cuero caro y no de plástico barato, por favor.
- ¡Oiga, jovenzuelo! ¡Aquí todo es de calidad! ¡Son cubiletes de cuero caro!
- ¡Vaya! ¡Cuánta elegancia! Es que hay otras Zonas de Madrid capital, que no son como esta Zona Azul donde, por falta de dinero o para poder ahorrar, ya que la vida no està para derrochar nada, en sus pobres bares te sirven los dados con cubiletes de plástico barato. Por eso prefiero venir a jugar a un pub como éste.
- Pero... ¿se puede saber que estás haciendo y diciendo, Juan? Aquí no  nos conoce nadie como para tomarse tantas confianzas de hablar y dar explicaciones a los camareros. 
- Es para que nos vayan conociendo mejor, por lo menos a mí, porque resulta que estoy observando que algunas sí te conocen aunque quizás no las recuerdes bien del todo. Es sólo una intuición mía nada más. Pero estoy de acuerdo en que guardemos ahora silencio y nos pongamos a jugar completamente serios, Atilano. 
- Es cierto. Es mejor jugar callados porque todos y todas están escuchando lo que decimos... sobre todo esa rubia de bote...
- ¿Y todas las rubias del Chery son como esa?
- No seas impertinente, Juan. 
- Es cierto que no debemos caer en las impertinencias. Yo siempre digo que delante de un hombre verdadero la prudencia es lo primero.
- Es que se puede estar enfadando el camarero. 
- Es mejor llamarle señor camarero, Atilano... así que apúntate tú ahora la impetinencia en tu Debe, ya que está feo llamarle camarero como si no fuese un señor. 
- Me has derrotado una vez más...
- Estoy seguro de que este señor no se enfada por decir que abundan mucho las rubias de bote. A mí, por ejemplo, me gusta Norma Duval aunque no es mi norma.
-¡¡Jajajajaja!!
- ¿Por qué te ríes tanto, Atilano?
- Porque eres muy chistoso. 
- Pues no es ningún chiste sino una realidad. Así que estoy observando que para ligar con rubias verdaderas o con rubias de bote resulta que hay que tener mucha personalidad o ser excesivamente tan guapo como tú. Pero no discutamos por eso. Es mi norma llevar la contraria a lo que dice la masa de la pobalción sobre las rubias y las morenas. Recuerda lo de "Los caballeros las prefieren rubias" y lo de "Los caballeros se casan con las morenas". Lástima que no esté mi cerebrito aquí presente para darnos a conocer las sinopsis de ambas películas.
- ¿Es que tienes cerebrito?
- Sí. Mi coco no funciona bien muchas veces cuando me falta mi cerebrito pero ya estoy centrado del todo. Yo no soy de los que siguen a las masas como becerros aunque supongo que a hombres tan guapos como tú les sigan las chavalas como corderitas a punto de ser degolladas. ¿Verdadero o falso?
 
Atilano no desea seguir más con una conversación que está entrando en terrenos peligrosos pero Juan quiere terminar de matizar el asunto.
 
- Escucha, Atilano. Tú puedes ser hasta un sex symbol, tal vez, tanto para las chavalas como para algún maricueco que otro... ¿O no?.
 
Atilano desvía parcialmente el tema...
 
- ¡¡Vaya a cumplir con su trabajo, camarero!!
 
El camarero sordo se aleja para cumplir con lo mandado por Atilano quien ahora vuelve a hablar con Juan.
 
- Pues ahora que la observo bien... sí... se parece bastante a Marilyn Monroe. 
- ¿Ves cómo ya nos vamos conociendo mejor? Hasta nos están sonriendo la rubia y esta pelirroja que tengo a mi lado y que también es muy interesante pero la verdad... yo... soy muy tímido tanto con las rubias como con las pelirrojas... aunque también me corto bastante con las morenas... excepto si estuviese a tiro Patty Shepard la del coñac Veterano Osborne y Terry no sé qué más. Para mujeres tan veteranas estais los hombres como tú. Patty Shepard es cosa de hombres. ¿No lo recuerdas?
- ¿Qué me estás diciendo ahora?
- Nada. Asuntos de anuncios de televisión nada más. Pero también puede ser una buena pista para que atrapemos al asesino en serie.  Nos estamos sincerando tanto los dos que hasta parece que nos conociéramos de toda la vida. 
- Eso lo dirás tú, Juan... porque yo es la primera vez que te conozco y quizás la segunda vez que vengo a este pub. 
- Quizás sólo sea una imaginación mía nada más y quizás imaginar tanto sólo sea una pérdida de tiempo pero cuando empiezo a imaginar, sobre todo en la Zona Azul de Madrid capital, empiezo como a visualizar escenas escritas y descritas por Jorge Luis Borges cuando crea ficciones en forma de cronopios. ¿Sabes de lo que te estoy hablando?
- Ni idea.
- Yo tampoco tengo ni idea de lo que pueden ser los cronopios borgianos y es que ni el propio Jorge Luis Borges lo sabe... y por eso me gustan más los mamboretás de Julio Cortázar. ¿Sabes la diferencia que existe entre los cronopios que no se sabe lo que son y los mamboretás que sólo son unos insectos ortópteros de color verde claro que se alimentan de otros mamboretás a los cuales asesinan sin consideración alguna? ¿Sabes ahora de lo que te estoy hablando, Atilano?
- No entiendo absolutamente nada. 
 
En esos momentos vuelve el camarero sordo con los dados dentro del cubilete y Juan le hace otro ligero gesto. El camarero se agacha para escuchar bien mientras Juan coge el cubilete donde vienen introducidos los dados.
 
- ¿De verdad que este cubilete es de cuero repujado, señor camarero?
- Estos dados son de puro marfil blanco y le aseguro que el cubilete es de cuero repujado, jovenzuelo.
- ¿Me lo asegura del todo o hay alguna duda razonable?
- Como me llamo Saturnino Fornier de Lope de Rueda y Caja Hernán, le juro que soy, de toda la vida, un gran camarero y le juro que son dados de marfil blanco y cubilete de cuero repujado y no dados de huesos y cubilete de plásticos como se usan por los paupérrimos bares de Vallecas. 
- Muy bien, señor camarero Saturnino Fornier de Lope de Rueda y Caja Hernán. ¿Que tal es la vida trabajando de camarero? ¿Cómo le va a usted, señor Fornier? ¿Le llaman todos los de aquí, juntos y a coro, torero camarero quizás? ¿Le sienta a usted bien que todos los de aquí juntos y a coro le llamen torero camarero en voz bien alta? Debe ser muy duro que le llamen todos los de aquí, juntos y a coro y en voz muy alta, lo de torero camarero. ¿Le produce algún trauma psicótico que le llamen todos juntos y en voz alta de esa manera? ¿O no es cierto que le molesta aunque se quede callado porque son todos juntos y en voz alta los que se lo llaman? 
- ¿Cómo sabe usted que todos ellos juntos y en voz alta me acosan llamándome torero camarero?
- Muy fácil de adivinar. En primer lugar porque usted tiene andares de torero, como si de pequeño hubiese deseado serlo, y en segundo lugar porque es camarero. Debe ser una pesadilla infantil... ¿no es cierto, caballero camarero? Debe ser algo así como si a un niño le estuvieran continuamente molestando todos los compañeros del colegio por poner un ejemplo muy ilustrativo. ¿No es cierto que cuando todos le acosan de esa manera usted no hace más que mirar el reloj deseando que pasen las horas muy rápido para poder salir pronto de esa pesadilla, señor Saturnino Fornier Lope de Rueda? Claro que mientras la caja siga aumentando merece la pena aguantar ese tormento. ¿No es verdad?
- Es verdadero. Es un continuo suplicio pero como las propinas son muy suculentas pues les aguanto a todos. 
- Así que mientras todos juntos le insultan y se burlan de usted... usted no hace más que mirar el horero del reloj para que termine la jornada cuanto antes... ¿o lo soporta a pie firme para demostrarles que es superior a todos ellos aunque guarda silencio pensando que sólo es cosa de locos ignorantes que buscan volverle loco a usted?
- ¿Qué está pasando, Juan?
- Escucha bien, Atilano, porque los voy a imitar yo ahora. Escucha. Escucha, compañero de sudores y de fatigas.
 
Juan se levanta y canturrea...
 
- ¡Torero camarero! ¡¡Torero camarero!! ¡¡¡Torero camarero!!! ¿Qué tal lo he hecho señores clientes? No me miren tanto porque no soy tan guapo.
 
Todos los clientes guardan sepulcral silencio mientras las chicas se quedan admiradas de la valentía de aquel joven atractivo y varonil. 
 
- ¿Desean ustedes que siga canturreando o es ya suficiente?
- Es ya suficiente, Juan. Siéntate y empecemos a jugar la apuesta que tenemos con los dados.
 
Juan se sienta.
 
- Está bien. Puede usted ya retirarse señor Saturnino Fornier de Lope de Rueda y Caja Hernán. Y espero que haya quedado bien claro que no me asusta dejar las cosas bien claras ante todos estos petimetres que se las dan de interesantes cuando forman grupo y que, tomados de uno en uno, valen menos que un piojo en una descostura como dice mi abuela. 
- ¡Venga, Juan! ¡Empecemos ya la partida y olvida a estos niñatos de mierda!
- Estos niñatos de mierda nunca me han interesado para nada porque tienen menos valor que un céntimo de palo seco pero antes de jugar, Atilano, te recuerdo que sólo es valiente quien lucha por alcanzar sus Grandes Sueños con el arma de la Fe hasta hacerlos realidad. Así que pon mucha Fe en los Ases que son los más valiosos y hasta puedes conseguir doblarte gracias a ellos. 
- Pobre señor, Juan...
- ¿Pobre señor? ¿Has dicho pobre señor?
- Supongo. 
- Está bien. Le vuelvo a repetir, señor camarero, que se puede ya retirar y aprenda bien las moralejas de Samaniego. Si cree que son chistes lo que cuento se equivoca del todo porque no son chistes precisamente para los niños que sufren esos acosos escolares. 
 
El camarero sordo se retira con sus andares de torero frustrado.
 
- Bueno Atilano, antes de empezar recuerda lo que te he dicho sobre los valientes y los cobardes y ahora... ¿quién está mejor?... ¿la rubia o la pelirroja?
- Yo creo que las dos están muy buenas. Como para comérselas vivas.
- Pues que te sirvan de mucho provecho. 
- Está bien, Juan. Corrijo. Las dos están muy bien. 
- Pues yo estoy seguro, antes de empezar a jugar, de que el beso de la rubia te lo ganas tú. Eres un verdadero ganador jugando. ¿Jugamos una partida obligada o sin obligar?
- Bien, Juan. Nos apostamos besar en los labios a la rubia pero jugando a la no obligada para ser más libres.
- Te corrijo de nuevo. Jugamos a la no obligada para estar más liberados. ¿De acuerdo?
- Totalmente de acuerdo. 
- Venga... empieza tú, Atilano, pues los mayores de edad deben tener prioiridad incluso en los jeugos de azar. 
 
Comienza la partida donde, sorprendentemente, mientras Atilano está eligiendo muy bien lo que busca obtener, Juan parece  no tener ni idea de cómo se juega a una partida de dados no obligada y comete errores garrrafales.
 
- ¿Juegas siempre tan mal a los dados, Juan?
- No. Lo que pasa es que me está mirando mucho la rubia y me estoy despistando al elegir lo que busco mientras tú lo estas haciendo de maravilla. Estás obteniendo unos puntajes sobresalientes y yo, ya ves, estoy perdiendo desde el principio hasta el final. 
 
La partida termina tal como lo había pensado Juan de antemano... 
 
- ¡¡Te has dejado ganar, Juan!! 
- Yo he visto jugar al fútbol con las chapas y he aprendido muy bien que dejarse ganar es muy ventajoso para poder jugar, porque algunos que pierden se enfadan demasiado y es necesario dejarse ganar para poder jugar siempre. 
- ¿Qué me estás contando? 
- Que los niños que se dejan ganar en los juegos de las chapas no es porque sean los peores jugando sino porque tienen miedo de que si ganan sean castigados a no jugar por mucho tiempo.
- ¿Tú has conocido eso?
- Sí. He visto y conocido que es mejor dejarse ganar ante los déspotas cuando de simples juegos se trata. Eso no quiere decir que no se sepa jugar mejor que quien gana a trampas sino que es mejor dejarse ganar para que el ego del tramposo no se derrumbe y le produzca crisis sicológicas. Mejor es perder a un simple juego de chapas, de cartas o de dados, con una sonrisa que ganar sin poder sonreír porque se han producido trampas. Es mejor sonreír perdiendo que sufrir ganando. No te preocupes, Atilano. Sólo son cosas que visto y he experimentado en mi infancia y lo volvería a hacer mil veces si fuera necesario. Y ahora... como te has ganado el beso en la boca de la rubia... ¡anda!... ¡corre a cobrarte la apuesta porque te está esperando con los labios ya abiertos! ¡Tú a lo tuyo, Atilano, y yo a lo mío!... ¡Tú vete a que la rubia te obsequie el beso de los ganadores y yo me quedo con mi Gran Sueño! Recuerda, y te lo repito para que no lo olvides nunca, que sólo es valiente quien lucha por alcanzar sus Grandes Sueños con el arma de la Fe hasta hacerlos realidad. Has jugado admirablemente bien a los Ases, como te aconsejé, y te has ganado el premio del beso de la rubia. No importa cómo haya jugado yo. ¿De acuerdo?
- De acuerdo... 
- ¡Anda y ve como un loco a que te bese en la boca esa rubia aunque sólo sea un beso jugado a la suerte! ¡Así es la vida! ¡No lo olvides! ¡Busca el beso a tope a ver si viéndolo yo de lejos, cuanto de más lejos mejor, aprendo mejor imaginando y después lo hago mejor! ¡Y no olvides que estamos en la Zona Azul así que, después del triunfal beso, que canten las mercedes pues en cantando las mercedes no existe fracaso alguno. En francés se dice l'échec d'une première tentative est toujours l'antichambre du triomphe de l'autre beaucoup plus important; que quiere decir que el fracaso de un primer intento es siempre la antesala del triunfo de otro mucho más importante. Si quieres algún día llegar a ser un buen capitán debes de tener en cuenta estas cosas. ¡Anda y ve a hacer el francés con ella y ya sabes lo que quiero decir! Bueno, compañero de trabajo, del sudor y de la fatiga, vive tu triunfo y deja que yo supere el dolor. ¿O no eres mi compañero de trabajo, del sudor y de la fatiga? ¡Venga, campeón! Que tú, con las mujeres, siempre eres el nomber one que, en español, quiere decir el número uno, porque ya que quieres ser siempre el primero no seré yo quien te frustre. Yo sólo puedo ser y seguir siendo nada más que el número ocho aunque sea capitán de capitanes. ¿Recuerdas capitanes intrépidos?

- Me suena que es una película. 
- Si. Es una peli. De mi cerebrito he aprendido que Harvey Cheyne es un niño rico de diez años que se aprovecha de su condición en el colegio en el que estudia. Suspendido por tratar de sobornar con dinero a un profesor para que le pusiera un examen más fácil, viaja hacia Londres junto a su padre, más preocupado de sus negocios que de su hijo. En el barco en el que viajan, Harvey cae accidentalmente al mar y es recogido por el pescador portugués Manuel Fidello, que lo lleva a la goleta We're Here, capitaneada por el viejo lobo de mar Disko Troop. Allí debe pasar los tres siguientes meses hasta que el pesquero regrese a puerto. Harvey, gracias a Manuel, en quien llega a ver al padre preocupado que no veía en el suyo, se transforma de un niño consentido y malcriado, en un joven responsable. Pero antes de llegar a puerto, Manuel muere en un accidente marítimo. Harvey vuelve con su padre, que se esforzará en ocupar el lugar de Manuel en el corazón de su hijo. Lástima que no recuerde nada más porque mi cerebrito no está para hacer acto de presencia... pero... ¿verdad que es una historia muy tierna? Ternura, Atilano, ternura. Aunque seas policía hay que ser mucho más tierno. Los duros siempre terminan por caer víctimas de su propia dureza.
- Explicame eso a ver si me ablandas el corazón.
- No. Ya sé que el corazón no te lo puedo ablandar, pero quizás te puedo despertar la conciencia si te lo explico.
- Explícamelo.
- Si eres capaz de atenerte a las consecuencias, te lo explico con gusto.
- Me atendré a las consecuencias.
- Apunta en tu cerebro ya que en tu corazón es imposible.  Estoy junto al poeta, en el hondo llamado al hermano para mirar sobre sí mismo, lejos de todo egoísmo y ambición, buscando ese ser superior que está dentro de todos los hombres y mujeres, preguntando sobre el destino a partir de lo que creemos ser con toda la grandeza del alma, unívocos y certeros dentro de esta angustia que es el presente lleno de interrogaciones y vacío. Estoy junto al poeta, con ese nudo en la garganta que aprieta los anhelos, evitando el tedio cotidiano y la lobreguez del entorno con gritos libres, de plena libertad, de amplia libertad, de ubérrima libertad que la montaña traga imponente para hacerla gigante proclama a la vez que tan pequeño susurro como el hálito de un suspiro... pero un suspiro liberador que atruene todas las conciencias y las haga volver su mirada hacia el interior de los sentidos. Estoy junto al poeta, atravesado de ecos y de agujas musicales y místicas luciérnagas alumbrando los espacios en un desliz de fugaces ilusiones; pronunciando palabras y emociones que serían fatuas si no surgiesen del alma de la especie humana y sólo se cociesen en la amargura y el llanto. Estoy junto al poeta, para cantar que en nuestras manos debe brillar el amor, la ternura y la esperanza. Un amor verdadero, una ternura real y una esperanza invariable que frenen, por fin, esta cruenta existencia y la transformen en un lugar equilibrado donde la justicia y la equidad nos haga a todos realmente hermanos.
- ¿Por qué hablas tanto, Juan?
- No te preocupes. Lo hago para que nos conozcamos los dos muy bien y es por eso mismo por lo que te he citado aquí. El uno frente al otro. ¿No es cierto que aprendemos mucho cuando nos sabemos comunicar?
- Eso es cierto. 
- Exacto. Claro que es todo cierto y que nos comunicamos muy bien pero no digas nada que te pueda comprometer de verdad. ¡No te olvides de besarla a tornillo a esa resplandeciente rubia platino para que sienta bien amada por ti! ¡Bésala a tornillo para devolverle la sonrisa que te ha enviado si es que la sonrisa te la ha enviado a ti pero no le cuentes nada de cómo has ganado porque en realidad no importa que lo sepa! ¿Tú crees que ese viejo, cansado y pobre camarero sordo podría alguna vez lograr algo así con esa rubia?
- ¡Imposible!
- Pues debes aprender que lo imposible deja de serlo cuando se logra superar lo imposible.
- ¡Eso es imposible!
- Pues te podría demostrar que te equivocas. 
- Estoy empezando a suponer que tienes algún ligue oculto, Juan. 
- No. Nada de eso. Yo no tengo ningún ligue oculto pues no soy de esa clase de tipos duros y me conozco muy bien. ¿Es que tú tienes algún que otro ligue oculto, Atilano? ¿Es que tienes oculta alguna información sobre ese loco asesino en serie que tanto estamos buscando? Yo no tengo nada oculto, sino escondido que es diferente, porque soy muy tímido. ¡Ahora no tardes más y ve a recoger tu premio, número diez, para demostrar a todos estos que hay por aquí, sobre todo al viejo, cansado y pobre camarero, que eres un héroe triunfador en mil batallas, que te has merecido el premio sea cual sea la manera en que yo he jugado, y que me has derrotado sin que nadie sepa la verdad. 
- No creo que te hayas dejado ganar pero me da la impresión de que sí. 
- A ver si coordinas mejor tu pensamiento. No puede ser que me haya dejado ganar o que no me haya dejado ganar al mismo tiempo. Tú que eres tan lógico y racionalista no deberías caer en esas contradicciones. En realidad no importa si me he dejado ganar porque, en verdad te digo, que esa clase de premios no me importan para nada. Así que sigue creyendo que has ganado en buena lid porque eso es lo que te hace sentirte importante. Al fin y al cabo tú hablas de amores en plural mientras que yo sólo hablo de amor en singular. Así que ya no te lo pienses tanto...
- Yo sé muy bien que te has dejado ganar. ¿Por qué?
- Te contesto con una cita del Premio Nobel de Literatura Don Jacinto Benavente: "El mal que hacemos es siempre más triste que el mal que nos hacemos". ¿Comprendes la frase o tengo que explicártela para que la comprendas? Te repito que no importa si me he dejado ganar o es que has manejado tan bien todos los Ases que no me ha quedado otro remedio. Acércate a esa rubia que tanto te adora en la distancia a ver si te sigue adorando en la cercanía y, de paso, la besas también de mi parte aunque sólo sea de manera imaginaria... puesto que yo nunca seré como tú aunque tú te empeñes en hacerme ser como tú. La diferencia entre un hombre y otro que parece ser un hombre es que los hombres somos como somos y no como otros u otras quieren que seamos. A mí nada me importa que la beses si quieres hasta mirando al tendido para que te adoren los espectadores como si fueras un torero de oro pero no tienes ni idea de quien soy yo y que siempre seré como yo quiero ser con el permiso de Dios. Ni más ni menos pero siempre en la justa medida de saber lo que es justo y lo que es injusto pues en caso contrario el Jefe Superior Diego Castillejo Rios no me habría nombrado capitán en esta ocasión. Quizás te pueda servir de ejemplo... o quizás  no te sirva para nada... pero no quieras perder más el tiempo conmigo no vaya a ser que otro que también esté jugando a lo mismo se te anticipe y la bese antes que tú. Yo no seré quien lo haga porque tengo otros gustos diferentes así que no te preocupes por mí porque soy como soy y soy feliz siendo como soy.
 
Atilano Eros Amazote ya no puede decir nada más y, en un arranque de impotencia y rabia, se levanta, se acerca hasta donde está la rubia platino y le ruega, le suplica y hasta se tiene que arrodillar ante ella, para pedirle que le haga el favor de besarle en la boca. Después de conseguirlo vuelve hacia donde le espera Juan y se sienta otra vez a su lado.
 
- ¡Ya está, Juan!
- ¡Bravo, Atilano! Ya he visto cómo has mendigado un beso.
- ¿Me has visto rogarlo?
- Sí. Lo he visto, pero no te preocupes por tu fama de conquistador. Yo no podría hacerlo mejor y es que para mendigar besos inolvidables es mejor robarlos, Atilano, es mejor robarlos que no ponerse de rodillas. ¡Ay, Dios mío, que tendrán estas rubias platino que siempre miran de soslayo en lugar de mirar de frente cuando se les suplica un beso! Es como si hubieses perdido la oportunidad de demostrarle que eres superior a ella. ¿No te has dado cuenta de ese detalle? Esto es todo lo que hay, Atilano... ¿has compendido ya que es mejor dejarse ganar para  no cometer ese terrible error de arrodillarse ente ellas? No. No te preocupes más por este feo asunto porque a nadie contaré que un as, un número diez, ha sido vencido por una simple rubia platino de la que tanto abundan hoy en día.
- ¡¡Jajajajaja!!
- ¿Te ríes porque lo consideras gracioso o te ríes porque te sientes impotente?
 
A Atilano se le corta la risa de golpe y se queda por unos segundos sin poder hablar... 
 
- !Vale, vale, Valeriano! !Que no se diga, Atilano! ¿Puedes acercarme esa revista que hay sobre la mesa que está a tu lado?
 
Atilano se levanta, coge la revista y se vuelve a sentar en su silla.
 
- ¿Para qué quieres una revista ahora?
- Tú sólo pásamela, por favor. 
 
Atilano obedece la orden de Juan. 
 
- Solo porque eres el capitán... 
- Perdona que te corrija. Lo has hecho sólo porque es necesario que lo hagas. 
- ¿Qué estás buscando?
- Los horóscopos. ¿De qué signo eres tú, Atilano Eros Amazote?
- ¡Yo soy Géminis!
- Veamos... veamos... apunta en tu cerebro para que no lo olvides... y mira qué interesante es: "Durante estos días, Venus transita por tu signo, lo cual, como todo el mundo sabe, significa que tu situación laboral puede empezar a mejorar. Aprovecha para ganarte el cariño de tus compañeros: la amabilidad y la diplomacia son muy importantes. Características que nunca fueron innatas en ti, podrían abrirte muchas puertas y, si no funciona, siempre podrás recurrir a hacer servicios especiales debajo de las mesas". ¡Atiza, Atilano! ¿Qué pueden ser esos servicios debajo de las mesas? Quizás hasta algunas te usen como brasero para calentarles los pies en estos meses de tan crudo invierno como estamos viviendo. Digo yo que se puede estar refiriendo a eso... ¿o no?. ¿Ya no te hace tanta gracia el asunto? ¿Te vas a rebajar tanto ante ellas como para que te pisoteen para calentarse sus pies? ¡Qué decepcionado estoy de ti, Atilano Eros Amazote, qué decepcionado estoy! Hoy he descubierto unas cuantas claves importantes para tener una buena pista en el asunto del asesino en serie. ¿Y tú? ¿Has encontrado alguna pista hoy?
- ¡Mala suerte, Juan! ¡Me he equivocado! ¡No he encontrado  ninguna pista ni buena ni mala! ¡He seguido un falso rastro y no he encontrado nada interesante! 
- ¿Y para eso he estado toda la mañana pescando contigo?
- Me he equivocado. 
- ¿No has sabido investigar bien?
- He ido a ver si econtraba a alguien...
- ¿Y lo has encontrado?
- Sí. Pero ne me ha servido de mucho porque no ha dicho ni pío. 
- Ya entiendo, Atilano... ya entiendo algo... quizás hasta sea un dato muy importante para nuestra investigación. Posiblemente no se equivoquen tampoco esta vez mis intuiciones. Ya veo que eres un buen policía y, además, muy justiciero. Todos los que forman parte especial de vuestro Cuerpo sois excelentes vengadores; pero es que para eso os pagan unos buenos sueldos mensuales que salen del bolsillo de todos los ciudadanos. Yo... ya ves... sólo soy un detective privado casi muerto de hambre. Menos mal que el Jefe Superior Diego Castillejo Ríos me ha nombrado capitán para esta ocasión tan especial y voy a poder cobrar un buen cheque si lo resolvemos. Por cierto, a lo mejor me ayudas un poco si me dices algo sobre Georges Vantorgeloo. ¿Sabes quién fue Georges Vantorgeloo?
-No. Nada. Yo sólo sé quién es Rick Van Looy. 
- ¡Toma cultura para el cuerpo, Atilano! ¡Castañas pilongas! Yo sé quién fue Rick Van Stembergen que, por cierto, fue mucho mejor que Rick Van Looy... ¿o no?
- De las diferencias entre ambos no tengo ni la menor idea.
- ¿De las diferencias entre nosotros dos o de las diferencias entre ellos?
- De las diferencias entre ellos. 
- Pues la diferencia entre ellos era que Rick Van Stembergen iba el primero en la Clasificación General por Puntos, sacando uno de ventaja a Walkowiak, mientras que Rick Van Looy no aparecia ni entre los 40 Principales. El caso es que "Cerros Verdes" nunca mentía. 
 
Atilano Eros Amazote queda de nuevo en silencio y pensando...
 
- Está bien. No lo pienses tanto todavía. ¿Qué me dices de Vantorgeloo? ¿Sabes algo de Georges Vantorgeloo?
- Ni la más remota idea de quién fue ese ciclista.
- Es que resulta que no fue un ciclista. 
- Pues entonces más difícil es que yo sepa algo de él. 
- Vamos a ver si te culturizo un poco. Según veo en esta revista, Georges Vantorgeloo nació el 24 de noviembre de 1886 en Amberes; y murió en París el día 5 de octubre de 1965. Fue un escultor, pintor abstracto, arquitecto y teórico belga, miembro fundador del grupo "De Stijl". ¿Te interesa que te lea lo que dice el artículo completo?

- Si no hay más remedio que soportar otro rollo de los tuyos. 
- No lo he escrito yo y, además, nunca se sabe... pero puede darnos alguna idea para desentrañar este caso del loco asesino en serie. 
- Está bien. Si tú lo dices...
- Pon atención y deja de mirar tanto a las jovencitas aunque ellas no dejen de mirarnos a nosotros. "El arte de Georges Vantongerloo supone una mirada excéntrica a la modernidad, integrante del neoplasticismo durante un período de tiempo, Vantongerloo describe la figura de un artista que no sólo evoluciona al revés, sino que se aproxima a la totalidad desde el escepticismo de su propia subjetividad. De un lado, Vantongerloo demuestra una tensión hacia el constructivismo, caracterizada por formas puras, colores planos y volúmenes mensurables, pero, por otra parte, ya en el último tercio de su carrera, muestra una transición hacia la investigación, vinculando geometría, abstracción e imaginación, en la que las formas visuales son transformadas por líneas curvas, biomórficas y ensoñaciones de un cosmos caracterizado por el azar y la variación. En esta voluntad de construir un nuevo mundo, en Vantongerloo es
revelada la ambición de hacer visible lo invisible, de explorar aquello externo a la percepción y que expresa lo inconmensurable, en palabras del artista, la unidad entre universo y espectador. A propósito de la exposición Georges Vantongerloo: Un anhelo de infinito, RRS conversa con Guy Brett, comisario de la exposición, y Manuel J. Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía. Abordar, en definitiva, el estudio y la presentación de Vantongerloo a través de sus últimas producciones supone, como la propia trayectoria del artista, desplazar el acento de instantes más normativos, De Stijl, a otros más foráneos, excéntricos y, por tanto, más enriquecedores". ¿Has pillado algo interesante para la investigación?
- No he pillado nada de nada.
- Pues yo diría que sí hay algunos puntos concretos que nos pueden ayudar: la mirada excéntrica a la modernidad, la evolución al revés, el escepticismo de su subjetividad, la tensión, las formas visuales por las lineas curvas, las elecciones al azar y las biomórficas expresiones, la ansiedad por construir un  nuevo mundo, la ambición por lo visible y lo invisible, la percepción de lo inconmesurable... en fin... que son aspectos que podríamos tener en cuenta para ir focalizando un poco la extraña personalidad de este sujeto a quien tenemos que atrapar.
- Eres demasiado bueno investigando, Juan. ¡No he visto nada igual en mi vida!
- Mira... ¡aquí viene una reseña sobre Porrina de Badajoz!... 
- ¿Y qué tiene que ver Porrina de Badajoz con nuestro caso?
- Una persona a la que amo mucho me dijo que, en esta vida, muchas veces todo vale. Aún lo que parece superficial, banal o insustancial puede ser clave para ayudar a resolver graves problemas. ¿Sabes algo sobre Badajoz?
- Que es una ciudad española que se encuentra en Extremadura.
- Exacto. Es el origen nativo de muchas personas que salieron por el mundo a investigar misterios y descubrir nuevas cosas y hasta mundos nuevos. ¿No te parece interesante?
- Sí. En efecto. Mirado desde ese punto de vista es interesante. 
- Entonces te leo lo que dice esta revista sobre Porrina de Badajoz  por si podemos obtener algo provechoso en qué pensar. Aunque las chavalas son parte fundamental de nuestras vidas tampoco hay que olvidarse de dejarlas respirar de vez en cuando. 
- ¡¡Jajajajaja!!
- No te rías que es peor, Atilano, no vayan a pensar que nos estamos burlando de ellas. ¿Tú te burlas de las chavalas?
- Algunas se lo merecen. 
- ¡Vaya por Dios! ¿Y cuándo se merecen ser burladas las chavalas?
- Cuando no son apetecibles. 
- Pues si que estamos listos. ¿Y pensando así las logras conquistar?
- Es la mejor manera de pasar el tiempo libre.
- De eso hablaremos después. ¿Puedes atenderme otro momento y dejar a las chavalas en paz aunque sea por un par de minutos?
- Puedo. 
- Pues bien. Leo. José Salazar Molina, nacido en Badajoz en 1924 y muerto en Madrid, en 1977, fue un cantaor flamenco español conocido artísticamente como Porrina de Badajoz. Porrina consiguió el éxito a los 28 años por las condiciones excepcionales de su voz: velocidad, limpieza, seguridad, musicalidad y eco flamenco, que lo hacían sonar distinto a los demás cantaores. Además, destacó la fuerte personalidad del cantaor y su intuición e inteligencia para fabricarse todo un marketing con su vestuario, gafas y clavel, que lo hacían reconocible e inconfundible. Cada año en Semana Santa, cuando salía en procesión la Virgen de la Soledad, Patrona de Badajoz, Porrina se acercaba para cantarle a su patrona. Hoy en día la ciudad de Badajoz lo recuerda en un monumento situado en la plaza de la Soledad, próxima a la Plaza Alta. Porrina ha actuado junto a otros grandes artistas como Antonio Molina, Rafael Farina y Paco de Lucía. Poseía título nobiliario. Su personalidad era inconfundible, por su inteligencia para crearse una imagen propia y singular con su vestuario siempre impecable, gafas negras ("para ver lo que yo quiero") y clavel en la solapa, que le daban un sello propio y único. El título de Marqués se lo dieron en Madrid en una noche de juerga precisamente con otro Marqués también nombrado a dedo (pero con menos merecimientos que el extremeño), el de Villaverde, que fue quien le bautizó: "Si esta noche cantas bien te vamos a hacer Marqués". Porrina estuvo (dicen las crónicas) sensacional y como es habitual en este tipo de fiestas privadas, se le otorgó el título de Marqués de Porrina, que desde entonces ostentaría con orgullo y al que revistieron con toda seriedad de heráldica propia, con un escudo en el que aparece un telón, un as de bastos, el clavel, las gafas y la columna y el león en recuerdo a Badajoz, y donde debajo se puede leer una frase en latín
" Gladio Voceque Vivo". Su voz tenía velocidad, limpieza, seguridad, musicalidad y un eco flamenquísimo, que lo hacían sonar distinto a los demás cantaores. Su cante fue preciosista, gracias a una voz muy dulce de la que sacaba melismas y tonalidades de gran belleza. Zambrano le atribuye la creación de un fandango personal que se basa sobre todo en la voz singularísima del cantaor, "que igual rompe sin techo en los altos, que pica en unos inimitables tonos bajos a medio falsete que muy pocos artistas han poseído". José Manuel Gamboa recuerda que Porrina grabó también su antología en plena "antologitis" y que en ella se anunciaba como "el gitano más ‘siñorial' de todos los tiempos", lo que creo que puede ser cierto". ¿Qué te ha parecido esto, Atilano... ¿sacas algo de provecho para lo que estamos investigando?
- Absolutamente nada.
- Porque no pones la debida atención ya que sigues, como siempre, mirando y admirando a las chavalas y te repito que, de vez en cuando, hay que dejarlas vivir.
- Que yo sepa, todas las que están esta noche aquí están vivas... por lo menos de momento...
- Exacto, Atilano, esa debe ser la manera de pensar del asesino en serie que estamos buscando. Y ahora, poniendo mucha atención a lo que he leído sobre Porrina de Badajoz, ¿de verdad no crees que hay algunos datos que nos pueden interesar?
- De verdad que no descubro ningún dato que nos pueda servir.
- Pues escucha bien. Tenemos, por un lado, un personaje distinto a los demás, y por otros lados encuentro fuerte personalidad y diversas maneras de disfrazarse. ¿No te parece que eso puede suceder con quien queremos atrapar?
- Pensándolo bien... puedes estar en lo cierto...
- Pues vamos a seguir pensando bien. También es de notar la velocidad con la que realiza sus trabajos, inteligencia para crear su propia imagen, y lo de gitano y flamenco. ¿Qué opinas sobre los gitanos?
- Depende... pero en general me caen muy mal...
- Supongamos, para ser más concretos, los gitanos del Barrio de la Elipa. ¿Qué opinas sobre ellos?
- Que no tienen derecho a vivir...
- ¿Por qué?
- Porque son unos broncas, porque molestan a los que no son como ellos, porque agreden en pandilla lanzando piedras, porque son de una raza inferior...
- ¡Vale, vale, Valeriano! ¡Para el carro un momento, por favor! ¿Qué me dices de eso de ser flamencos?
- De flamencos no sé casi nada.
- Es que hay dos clases de flamencos: los que son cantaores y se dedican profesionalmente a la música y el baile flamenco y los que se las dan de flamencos en el sentido de que son pandilleros barriobajeros que van de matones por la vida.
- No había pensado en ello. ¿Conoces tú a algunos?
- A bastantes más de lo que tú mismo crees. Hoy mismo he conocido a un buen número de flamencos barriobajeros, pandilleros de mal pelaje. 
- ¿Dónde?
- Eso me lo reservo de momento. 
- Entonces... ¿por qué me lo cuentas? ¿Por qué me sueltas todo este rollo?
- Para decirte que lo que he encontrado en mis pesquisas de hoy no son simples abstracciones sino cuestiones muy concretas. Realidades. Todavía no he conseguido nada totalmente absoluto para atrapar a ese loco asesino pero estoy intuyendo muchas cosas y te estoy hablando en serio. Creo que estoy siguiendo una buena pista y no hablo por hablar como hacen otras personas. Este asesino es, en realidad un enfermo mental que trata despectivamente y maltrata a las damas que encuentra a su paso. 
- Me parece muy bien. 
- ¿Te parece muy bien que desprecie, maltrate, torture, viole y asesine a las chavalillas que considera muy jóvenes y muy guapas? ¿Es eso normal según tu manera de pensar?
- Yo sonsidero que es muy normal para él. 
- ¿Y según tú?
- Eso me lo reservo para cuando llegue la ocasión.
- Está bien. Si quieres guardar tus pistas no es necesario que me las hagas saber. Pero analicemos ahora la personalidad de este demente asesino en serie. Veamos la sinopsis de la película "Así no se trata a una dama". Resulta, si la memoria no me falla, que un misterioso criminal tiene aterrorizada la ciudad de Nueva York. Se trata de un estrangulador, maestro en el arte de los disfraces, que se dedica a matar a mujeres de mediana edad, en las que no hay nada destacable; su vulgaridad es, al parecer lo que interesa al asesino. Este psicópata tiene la curiosa costumbre de llamar al detective de policía Morris Brummel, para hablar con él sobre sus víctimas. Así es como Brummel se convierte en el responsable del caso. La vida del detective es de lo más gris y anódina: vive con su anciana madre y tiene que soportar su autoritario carácter. Gracias a sus primeras pesquisas conoce a la bella Kate Palmer y la lleva a su casa para presentársela a su madre. Por su parte el estrangulador, Christopher Gill, un hombre enamorado de la buena vida, disfruta creando rompecabezas y pistas falsas para Brummel. ¿Qué te parece? ¿Podemos estar ante un caso similar?
- Posiblemente sí... pero no lo tengo muy claro todavía... porque cometes un error de apreciación muy grande, Juan...
- ¿Qué error es ése?
- Que en el caso de la película el asesino mata a mujeres de mediana edad, en las que no hay nada destacable y son muy vulgares; mientras que el asesino que estamos buscando mata a chavalas muy jovencitas, casi adolescentes, muy guapas y, además, a señores de mucha edad, de tanta edad que no se sabe cuántos años pueden tener y los considera "viejos verdes". 
- Pero es que da la casualidad de que no van por ahí los tiros, Juan. Lo que es más importante es que es un tipo que tiene aterrorizada a una gran ciudad. En este caso que estamos investigando está sucediendo lo mismo. ¿Por qué crees tú que busca aterrorizar a todos los ciudadanos y ciudadanas de Madrid capital?
- Quizás porque los odie por alguna razón oculta.
- Exacto. Te voy a explicar lo que pienso. Este loco asesino en serie de Madrid aterroriza porque él mismo está aterrorizado. La mejor manera que tienen esta clase de asesinos es meter miedo a toda la población porque él tiene mucho miedo. En otras palabras, oculta graves defectos de su enfermiza personalidad a través de sus crímenes. Se cree mucho más hombre de esta manera porque quizás su hombría sea más bien dudosa. ¿Comprendes por dónde voy?
- Ya. Ya voy comprendiendo. 
- Es por eso por lo que mata a los dos grupos de personas a los que más odia: a las chavalillas muy jóvenes y muy guapas porque las considera propiedad exclusiva para él y como propiedad exclusiva para él, como es un demente total, se cree con el derecho de eliminarlas después de haber abusado de ellas tanto en lo físico como en lo sexual y para que nadie más pueda tener relaciones con ellas... pero sabe que existen rivales en este sentido... ¿qué rivales pueden ser esos?
- ¿Los "viejos verdes"?
- Exacto, Atilano. Por eso hace lo mismo con los "viejos verdes" y también los elimina. 
- ¿Algo más, Juan?
- Sí. El hecho de que vaya por la vida siendo un conquistador donjuanesco puede ser interpretado, como dicen los libros de psicología de los donjuanes, de que es, por lo menos, un bisexual y eso debe de haberse producido porque en su infancia sufrió algún abuso sexual de algún "viejo verde". ¿Vas comprendiendo cómo se teje la trama que lleva de una causa a un consecuencia sucesivamente?
- ¡Se aprende mucho contigo, Juan!
- Hay algo más todavía. En la película, el asesino goza y se recrea poniendo pistas falsas al detective.
- ¿Y eso está ocurriendo en este caso?
- Sí. Pero con una variante muy a tener en cuenta. En nuestro caso, el asesino sabe que el detective que le sigue la pista es muy inteligente, mucho más inteligente que él, y se limita a no poner pistas ni falsas ni acertadas, sino a esconder su personalidad con la apariencia de ser un gran y buen ciudadano. ¿Qué tenemos entonces?
- Ni idea. 
- A un bipolar que sufre de trastornos psicóticos producidos por un trauma de su infancia. ¿Sabes qué es un bipolar?
- Es la primera vez que escucho eso. 
- No te voy a dar una lección magistral sobre el tema porque nos daría el alba sin haber terminado pero es muy importante que te resume el asunto para que lo tengas muy en cuenta si es que llega la hora en que te tengas que enfrentarte a este sujeto. El trastorno bipolar, también conocido como trastorno afectivo bipolar (TAB) y antiguamente como psicosis maníaco-depresiva (PMD), es el diagnóstico psiquiátrico que describe un trastorno del estado de ánimo caracterizado por la presencia de uno o más episodios con niveles anormalmente elevados de energía, cognición y del estado de ánimo.  Clínicamente se refleja en estados de manía o, en casos más leves, hipomanía junto con episodios concomitantes o alternantes de depresión, de tal manera que el afectado suele oscilar entre la alegría y la tristeza de una manera mucho más marcada que las personas que no padecen esta patología. Por lo general tiene expresión por un desequilibrio electroquímico en los neurotransmisores cerebrales. Adicionalmente, debido a las características del trastorno bipolar, los individuos tienen más riesgo de mortalidad por accidentes y por causas naturales como las enfermedades cardiovasculares. A pesar de ser considerado un trastorno crónico y con una alta morbilidad y mortalidad, una atención integral que aborde todos los aspectos implicados: biológicos, psicológicos y sociales, puede conseguir la remisión total de las crisis, de ahí la gran importancia de que el diagnóstico del afectado sea correcto. El elemento básico para el tratamiento del trastorno bipolar es la toma de conciencia del problema, su conocimiento por parte del afectado y sus allegados mediante una psicoeducación adecuada que les permita hacer frente a las crisis sin temores infundados y con las herramientas más válidas; así como prevenir las recaídas. La terapia farmacológica personalizada, especialmente durante las fases de desequilibrio, es otra de las claves. Denzodiazepinas, antipsicóticos y estabilizadores del ánimo son los fármacos más utilizados. Los patrones de cambios del estado de ánimo pueden ser cíclicos, comenzando a menudo con una manía que termina en una depresión profunda. En ocasiones pueden predominar los episodios maníacos o los depresivos. Algunos de estos trastornos se denominan 'de ciclado rápido' porque el estado de ánimo puede cambiar varias veces en un período muy breve de tiempo. Otras veces se presenta el llamado "estado mixto", en el que los pensamientos depresivos pueden aparecer en un episodio de manía o viceversa.
Cuando el trastorno afectivo bipolar se presenta en niños menores de 5 años, generalmente aparece en su forma mixta.
- Ya. Pero este no debe ser el caso del asesino que estamos buscando.
- No tan rápido, Juan. Este asesino que estamos buscando es mucho peor que todo eso porque, realmente, está totalmente enloquecido, es un demente sin posibilidad de curación alguna, y como resulta que sabe que la mejor manera de combatir su locura es matando pero sin ser descubierto, resulta que estamos ante la presencia de un verdadero cobarde. ¿Qué te parece, Atilano?
- Yo creo que es muy valiente... 
- Y yo te afirmo que es muy cobarde. Sería incapaz, por ejemplo, de saber amar... y para saber amar o se es valiente o no se sabe amar. Si castiga, tortura, viola y mata a sus víctimas es que posee muchas caracteristicas de sadomasoquista. Quien comete esos actos es un cobarde que quiere dar la impresión de que es muy valiente metiendo miedo a toda la población y sometiendo a castigos sádicos y masoquistas a sus víctimas antes de liquidarlas. ¿Comprendes el doble juego que se lleva entre manos? Digamos, para ser más exactos, que ante la sociedad se presenta como todo un verdadero y duro líder de una pandilla de barriobajeros pero, en la realidad, es tan cobarde que actúa a escondidas para no ser descubierto porque teme que se le considere lo que es: solamente un cobarde. Debes tener en cuenta que quien ejerce la fuerza bruta para imponerse ante los demás es tan cobarde que se cree que de esa manera es muy valiente. 
- Me estás dando toda una lección de sabiduría. 
- No es más sabio quien sabe hablar sino que es más sabio quien sabe escuchar, Atilano. 
- ¿Esa frase es tuya?
- Es mía. Pero la considero tan fácil de llegar a deducir que podría haber sido de cualquier otro ser humano normal. 
- Entonces eres mucho más normal de lo que yo suponía.
- Exacto, Atilano. Ya me vas conociendo mucho mejor como yo te voy conociendo mucho mejor a ti. Así que te voy a explicar otra lección que aplicamos los más destacados investigadores. 
- Adelante, Juan. 
- Pues escucha y deja de mirar tanto al personal de tu parroquia de admiradores y admiradoras  porque esta noche no nos van a aplaudir precisamente los habituales de Chery.
- Te pondré la máxima atención pero deja de decir parroquia, por favor.
- Está bien. Dejemos ahora lo de la parroquia. La máxima atención no es suficiente. 
- Empiezo otra vez a no comprenderte bien.
- Quiero decir que no me pongas la máxima atención sino la atención total. Deberías ya saber esa diferencia.
 
Atilano Eros Amazote guarda silencio porque no sabe qué responder...
 
- Lo primero que hacemos los investigadores, como hace cualquier otra persona normal, es fijarnos detalladamente en las acciones cometidas. Es importante tener mucha agilidad visual e intelectual para interpretar las acciones cometidas. ¿De acuerdo?
- De acuerdo. 
- Pero la diferencia esencial que muchos no consideran que existen acciones que no son lo que parecen y acciones que no parecen lo que son. 
- Me estoy perdiendo otra vez, Juan. 
- Vuelve a la realidad y olvídate por un momento de la rubia platino que te ha hecho quedar en ridículo delante de los demás. 
- Es que me las tiene que pagar todas juntas...
- ¡Ta, ta y ta! ¡Delante de mí ni se te ocurra intentar acercarte a ella para abofetearla! ¡No voy a permitir ni que lo pienses! Eso, en todo caso, lo dejas para otro momento en que yo no esté presente o, en caso contrario, el que recibe la bofetada eres tú y no precisamente de parte de ella... ¿me has comprendido?
 
Atilano está muy nervioso y juguetea con la botella vacía de cerveza. 
 
- Si quieres otra cerveza no tengo ningún reparo en que la pidas.
- ¡¡Camarero!! ¡¡Otra cerveza para mí!!
 
Juan aprovecha para sacar un cigarrillo y encenderlo comenzando a soltar volutas de humo en forma de interrogaciones hasta que el camarero le entrega la nueva botella de cerveza a Atilano y se marcha de nuevo a seguir con sus labores. 
 
- ¿Por qué haces eso, Juan?
- ¿Por qué hago interrogaciones con las volutas de humo de mi cigarrillo?
- ¡Sí, joder! ¿Por qué haces eso?
- Porque quiero demostrarte de una manera práctica que hay acciones que no son tales acciones. ¿Crees que esas interrogaciones son consecuencias de que fumo para pensar?
- Creo que sí. 
- Luego estás completamente equivocado porque no estoy fumando. ¿Ves cómo hay acciones que no son acciones aunque parezca que lo son? Las interrogaciones las hago salir del cigarrillo pero no del interior de mi cuerpo.
- ¿Y por qué tienen que ser interrogaciones?
- Porque sirven para hacer preguntarse a quienes las ven si de verdad fumo o no fumo. A cada interrogación tiene que existir una respuesta y la respuesta es que no fumo; pero casi nadie me lo pregunta sino que muchísimos son los que afirman que fumo porque no me han preguntado y han sacado una conclusión errónea y equivocada de lo que ven sin saber bien lo que ven. Esto es muy importante saberlo discernir si quieres llegar a ser un gran investigador que destaque de entre los más grandes investigadores. ¿Has comprendido?
- Lo he comprendido. Vayamos ya a la explicación científica.
- Voy a ello.
 
Juan apaga el cigarrillo y termina de soltar la última interrogación formada con las volutas de humo.
 
- Adelante, Juan, estoy escuchando.
- No es que quiera dar dramatismo al asunto ni que me las quiera dar de interesante ante ti ni ante tu parroquia de admiradores y admiradoras... es que estaba esperando que hablaras tú para explicar científicamente mi teoría.
- Que no me cites más lo de la parroquia.
- Está bien. Dejemos, de momento, a la parroquia y centrémonos en nosotros dos soalemente y frente a frente. ¿Puedes explicar mi teoría?
- Pues ya ves que no estoy preparado para ello.
- Bueno. En ese caso te lo explicaré a ver si eres tan aventajado alumno como se dice de ti.
- Si fuera el más aventajado alumno sería, por lo menos, igual que tú.
- ¿Te refieres a ser capitán en lugar de un número 10?
- A eso me estoy refiriendo.
- La envidia mata a los envidiosos y no a los envidiados, Atilano. Aunque nunca jamás he sentido envidia de nadie ni por nada y no he experimentado dentro de mí lo que es la envidia... la conozco muy bien, porque la vida me lo ha enseñado, por haber visto y conocido a muchos hombres envidiosos y a algunas mujeres envidiosas. Tampoco he conocido jamás ni conozco lo que es el odio pero he aprendido, también de esta vida que enseña tanto cuando eres sólo un chaval bien despierto, que los envidiosos y las envidiosas siempre terminan por odiar a quienes envidian y cuando les veo y les conozco sólo me dan lástima y se me ocurre decirle a Dios: "Señor, ten piedad de todos ellos y de todas ellas". Porque la envidia produce odio y el odio produce muerte.

- ¡Me estás poniendo nervioso!
- ¿Por citar a la muerte?
- No. Porque quiero que me expliques ya, de manera racional, tu teorñia de las acciones.
- Escucha y no te inquietes tanto, Atilano. Las acciones son lo primero que debemos observar los investigadores pero no debemos, como hacen muchas personas, tener prejuicios y enjuiciar las acciones hasta que no conozcamos otras circunstancias que las rodean. A veces, por enjuiciar solamente acciones aparentes se ha condenado, a lo largo de la Historia de la Humanidad, a muchos y muchas inocentes. La Historia de los hombres está llena de casos en que se condenaron y mataron a muchas personas inocentes por no haber ejercitado el trabajo de investigar bien las circunstancias que rodean a ciertas acciones. ¿Cuántas veces se ha condenado a inocentes que no eran culpables y cuantas veces se ha declarado inocentes a quienes sí eran culpables? ¿Sabes contestar a eso, Atilano?
- Supongo que por intereses creados.
- Muchas veces ha sido por intereses creados pero, en la mayoría de las veces que se han producido tales errores, ha sido solamente por la ignorancia. Lo que diferencia a un buen investigador de un gran investigador radica en poder tener la capacidad y el tiempo suficientes para examinar muchas circunstancias antes de dictaminar una conclusión final sobre lo que se investiga. No es cuestión solamente de creer que las acciones nos dan la solución en algunos casos tan difíciles como el que estamos investigando ahora. Hay que saber analizar muchos elementos paralelos a las acciones para poder demostrar que son acciones cometidas conscientemente por los culpables. En este caso, en particular, estoy totalmente convencido de que el asesino en serie es un loco pero está muy consciente de lo que hace. Asesina después de haber cometido atrocidades con sus víctimas, luego es consciente de lo que está haciendo y lo está haciendo por maldad. Eso es lo que quiero descubrir definitivamente y en esa labor necesito tu participación activa.
- Y estoy siendo activo, Juan.
- Sé que estás siendo activo, Atilano, y por eso te he preferido como compañero de investigación a cualquier otro policía del grupo de los especiales a los que perteneces. Aunque no te lo creas me estás sirviendo de mucho para atraparle definitivamente.
- ¿Por que no cambiamos ahora de tema?
- Está bien si así lo prefieres tú. ¿Sigues interesado en esa rubia platino que sigue mirándonos con sonrisa a lo Gioconda?
- ¿No me digas que estás celoso de mí, Juan?
- Supongo que te está sonriendo a ti a no ser que estemos equivocados... pero en cuanto a los celos son cosas tan negativas que no forman parte de mi personalidad... ¿y de la tuya?... ¿los celos forman parte de tu personalidad, Atilano?
- ¡Por supuesto que sí! ¡Los celos forman parte del amor!
- ¿Crees de verdad eso?
- Lo creo... pero pienso que no  nos sirve de nada para solucionar este caso.
- Te equivocas. Sirve de mucho. Es un dato muy interesante... porque los celos envenenan a quien los tiene como elemento esencial de su personalidad y es parte muy importante de lo que está haciendo este loco asesino en serie. Lo esencial de los celos es que producen una enfermedad psicológica en quienes los sufren, sean hombres o sean mujeres y, además, no dejan vivir a la otra parte de la pareja.
- Pero... ¿tú no tienes celos en tus relaciones con las chavalas?
- Cometes dos errores. El primero de ellos es que yo no tengo relaciones con chavalas en plural sino que prefiero tenerlas con una chavalilla en singular y con ninguna más. Y el segundo error que cometes es que si tuviese celos por culpa de ella es que no la amo lo suficiente porque no le doy la liberación necesaria para que me ame ella a mí. El celoso ama de manera egoísta y eso no es amor sino solamente deseo nada más. Deseo de posesión y no deseo de compartir el amor con la otra persona. ¿Te das cuenta de la gran diferencia que hay entre tener celos sentimentales y tener celo profesional?
- ¿Eso quiere decir que los celos sentimentales destruyen y el celo profesional construye?
- Exacto. Veo que, al menos, acabas de acertar una vez en toda la noche. Vamos a ver si seguimos por ese camino...
- ¿Por el camino del celo profesional?
- Eso es, Atilano. Por el camino del celo profesional y sin tener celos entre nosotros. Si no deseas compartir datos conmigo ten en cuenta que son celos profesionales y te perjudicarán solamente a ti. Yo, sin embargo, puedo retener cierta información por celo profesional, pero no oculto datos importantes por culpa de los celos profesionales. Siempre he trabajado de esta manera y siempre me ha dado buenos resultados. Con las cartas siempre boca arriba excepto con esos comodines que es necesario esconder para poder triunfar en esta profesión. Si Diego Castillejo Ríos ha confiado tanto en mí como para nombrarme capitán debo corresponder a él de manera inteligente y resolver el asunto de forma profesional y no como un aficionadillo cualquiera. Digamos que los aficionadillos tienen celos de los profesionales pero, por pura lógica racional que tanto te gusta usar a ti, los profesionales nunca tenemos celos de los aficionadillos.
- ¡Jajajajaja!
- ¿Eso es un carcajada de prepotencia por tu parte o solamente una risa por culpa de los nervios?
- Pero esto... ¿qué es?... ¿un interrogatorio o una charla amistosa?
- Ni lo uno ni lo otro. Echemos otra vez mano de la memoria cinética. 
- ¿Eso qué quiere decir?
- Que supongamos que esto es "Confesiones de media noche".
- ¿Otra vez con el Cine?
- Todas las veces que sean necesarias. Como mi cerebrito está en otro lugar voy a ver si resumo todo lo posible. La sinopsis de "Confesiones de media noche". Es la segunda vez que lo explico hoy pero, si es necesario, hasta lo puedo explicar tres veces o las enésimas veces que sean necesarias: Allen, compositor musical, y Jean, decoradora de interiores, se ven obligados a compartir temporalmente la misma línea de teléfono, lo que da lugar a continuas discusiones entre ellos. Los dos trabajan para el mismo jefe, Jonathan, pero no se conocen personalmente. Jonathan pretende a Jean y quiere casarse con ella. Sin embargo, en una fiesta, Allen reconoce por la voz a Jean y entabla conversación con ella ocultando su identidad. ¿Qué opinas?
- Que este loco asesino oculta su identidad porque está buscando conocer a la chavalilla de otro joven para poder quitársela.
- Veo que la segunda cerveza te hace ser mucho más comunicativo.
- Pero... ¿estoy o no estoy en lo cierto?
- Si para ti lo cierto es lo verdadero entonces estás en lo cierto... pero si lo cierto es para tí solo lo probable no estás dando en la diana. Probablemente estés nadando en las dudas. Las dudas son malas consejeras, Atilano. Si tienes dudas es que no estás seguro de lo que estás diciendo o desconoces por completo a la persona que estamos buscando los dos.
- ¿Te refieres al asesino en serie?
- Por supuesto que me refiero a ese demente. No sabemos muy bien hasta donde puede llegar un tipo así. Probablemente asesina a jovencitas muy guapas despreciando a las que consideras feas o que no son de su agrado. En ese caso estamos ante un "rompecorazones" voluntario porque se puede ser también "rompecorazones" involuntario. La diferencia es que el voluntario lo hace adrede y con conciencia de que las está destruyendo su moral; mientras que el que es involuntario es totalmente inocente si alguna sufre por él. ¿Has comprendido esta esencial diferencia? Hazme el favor de tomarte una tercera cerveza y no te preocupes porque hoy tengo plata suficiente como para invitarte yo a tí y gracias a mi hada madrina y su varita mágica. No tengo oro pero tengo plata que es lo importante en estos casos.

- ¡¡Camarero!! ¡¡Otra cerveza para mí!!
- Eso es, Atilano. Grita bien fuerte para que toda la parroquia se entere de lo super hombre que eres y asi las torturas un poco más. 
- ¿Qué estás diciendo ahora, Juan?
- Me refiero a sus corazones. 
- ¿Te estás dejando otra vez ganar?
- No. Ahora no estoy jugando a nada ni apostándome nada contigo. Tampoco es un acertijo por si lo estás pensando. 
 
De nuevo llega el camarero sordo con la tercera botella de cerveza para Atilano y, una vez que éste la abre con ansiedad, vuelve a seguir con su rutina. 
 
- Bien. No me cuentes lo que haces con tus fanáticas admiradoras. No es necesario. Deja que yo me lo imagine que para imaginar estoy muy bien preparado. Y no creas que te voy a copiar la forma que tienes de ligar con ellas porque yo no te he copiado a ti, ni a los que son como tú, nunca.
- Sí. Reconozco que eso tiene mucho mérito, Juan.
 
Atilano empieza a beber sin vaso y directamente de la botella.
 
- ¿Estás habituado a esto, Atilano? ¿Quién te crees que eres? ¿Quizás "El Guerrero del Antifaz"? ¿O tal vez "Roberto Alcázar"? ¿Dónde te has dejado a Fernandito y a Pedrín?
- Nada de eso. ¡Yo admiro a Jaime I "El Conquistador" y a ese personaje que se hace llamar "El Vengador"!
- ¿"El Vengador"? ¿Te estás refiriendo a ese famoso personaje de los tebeos infantiles?
- A ese mismo. ¿A ti no te llamaba la atención "El Vengador"?
- Pues va a ser que no. A mí, no sé por qué razón del Destino, me gusta ser como "El Llanero Solitario". Hasta me he tenido que inventar un juego de naipes, para combatir la soledad, que lo llamo "Mágico Solitario".  ¿Ves cómo no somos iguales ni tan siquiera parecidos?
- Eso  no lo dicen todas las chavalas. Algunas hasta creen que somos gemelos y confunden nuestras fotografías.
- ¡Jajajajaja! Creo que las cervezas están haciendo estragos en tu cerebro, Atilano. 
- ¡Que no! ¡Que existen chavalas que creen que somos iguales o muy parecidos!
- Diles de mi parte que se gradúen la vista porque deben andar por la vida con muchas dioptrías. No somos iguales y ni tan siquiera un poco parecidos en estos mundos de Dios. Yo te veo a tí, Atilano Eros Amazote, muy superior a mí en eso de romperlas los corazones. Quizás es que yo sea bastante inferior a ti pero muchísimo más educado.  
 
Atilano vuelve a guardar silencio creyendo que Juan va a volver a sacar un cigarrillo para darle tiempo a pensar pero se equivoca de nuevo porque Juan no saca ningún cigarrillo y sigue hablando.
 
- ¿De verdad no has conseguido ninguna pista trascendental?
- Puede ser que sí o puede ser que no...
- Está muy bien, Atilano. A eso se le llama ser reservado y yo en cuestión de reservados, y ya sabes a lo que me refiero, prefiero no entrar. En realidad lo de las pistas trascendentales depende de qué consideres tú lo que es trascendental o lo que crees tú que no tiene ninguna importancia. Imagínate que se presentan ahora, de improviso, una chavala monumental y bellísima acompañada de otra muy fea y sin ningún atractivo físico. ¿Cuál es la trascendental para ti, Atilano? Dímelo con total sinceridad. 
 
La cerveza está haciendo su función y Atilano se siente eufórico y parlanchín.
 
- Pues te voy a ser sincero, Juan. Para mí forma de entender esto de las chavalas la más trascendental es, aunque no te lo creas, la muy fea y sin ningún atractivo físico; porque a la chavala monumental y bellísima la conquisto sin ningún esfuerzo pero con la muy fea y sin ningún atractivo físico me paso un rato muy agradable burlándome de ella a tope. 
- ¡Atiza, Atila! ¡Digo, Atilano! Yo seguramente le pediría perdón de todo corazón y con toda mi alma a la muy fea y sin ningún atractivo físico, porque no tiene ninguna culpa de eso, para intentar ligar con la chavala monumental y bellísima. Me parece lo más correcto y lo más justo si es que somos honestos con las dos. 
- Pues va a ser que resulta que ni somos iguales ni nos parecemos en  nada.
- Demostración fehaciente de que te estoy diciendo la verdad, Atila... digo Atilano.
- Pues tienes que saber que con la honestidad no puedes triunfar con ellas...
- Y yo que creía que con la honestidad puedes triunfar con cualquiera...
- Dejemos este tema ya a parte, Juan.
- ¿Quizás por que no te interesa mostrar tanto tus cartas? Estoy viendo que a ti no te importaría destrozar a la que no te gusta mientras que yo, insisto una vez más, le pediría perdón aún sin haber pecado con ella. En fin... aparquemos este asunto... tengo ciertas ideas que no puedo explicarlas ahora porque son mis comodines tapados... pero se me está haciendo ya muy tarde y tengo cosas más importantes que hacer esta misma noche.
- No me digas que te vas a ir a dormir a casa cuando todavía la noche es joven y estamos más a gusto que nunca...
- No bebas más, Atilano. Me voy de aquí ya mismo para que luego no vayas diciendo que me he aprovechado de ti porque estabas completamente borracho. No quiero desprestigiarme de esa manera ante el Jefe Superior Diego Castillejo Ríos. En cuanto a lo de si la noche es todavía muy joven estoy totalmente de acuerdo y voy a seguir viviéndola a mi estilo y no al tuyo. Resulta que soy totalmente noctámbulo en ciertas épocas del año y no puedo dormir cuando descubro asuntos muy interesantes para mi profesión. Como no tengo por qué decir mentiras pues te cuento la verdad o guardo silencio. Ambas cosas me funcionan bien. En otra ocasión, si es que Dios quiere que haya otra ocasión parecida a esta, podremos divertirnos todo lo que quieras hasta que salga la luz del sol; pero esta noche no tengo ningún interés en saber más de la vida de nadie nada más que de la mía. No soy un títere de nadie e impongo mi ritmo. Soy como el corredor de fondo que sabe cuándo tiene que acelerar la carrerra o cuando tiene que frenar a tiempo. Estoy acostumbrado a eso; a medir bien la distancia y a dosificar mis esfuerzos para batir a los rivales. ¿Crees que estoy dormido, Atilano? ¿Crees que sueño porque estoy dormido o crees que sueño porque estoy despierto?
- No te entiendo ni jota. 
- Estoy soñando despierto, Atilano, y me parece que el que estás dormido del todo eres tú. ¿Recuerdas lo que es un balón de ceplástica?
- Si. Un falso balón que no es de reglamento. 
- Pues procura no olvidarlo y recuerda el reglamento del Cuerpo de la Policía de Madrid. A mí, la verdad sea dicha, no me interesan los falsos amores nacidos al calor de las botellas de alcohol. Si te cuento esta verdad es para que luego no digas que no te lo he advertido. El que avisa no es traidor, Atilano. 
- Pero yo... esto... 
- Que no quiero rollos patateros con nadie. Con ninguna de las de aquí y mucho menos con ninguno de los de aqui. ¿Te estás enterando bien o el alcohol te lo está impidiendo?
 
Los dos se levantan de sus sillas. 
 
- No, por favor Atilano, nada de venir conmigo. Tú sigue en tu papayal y yo sigo mi camino. ¿Entendido? Asi que si necesitas beber más invita a la rubia platino para que te acompañe si es que ella está de acuerdo. 
 
Atilano se vuelve a sentar mientras Juan hace un leve gesto al camarero que se acerca a la mesa.
 
- ¡Adiós, señor camarero! ¡Adiós Don Saturnino Fornier de Lope de Rueda y Caja Hernán! ¡Aquí le dejo dos billetes de a cien que me ha regalado mi hada madrina gracias a su varita mágica! ¡Pago mi cerveza y si sobra bastante descuénteselo a este señor policía de lo que consuma o, si lo prefiere mejor, que él pague lo que debe y el resto se lo guarda usted como propina! ¡Haga lo que crea más justo para usted y según entienda usted lo que es la verdadera justicia! Nos vemos mañana, Atilano, y no olvides nada de lo que te he contado en esta amistosa charla para que no digas que miento o vayas diciendo por ahí que estoy loco, borracho o que soy un marica. ¿Me has entendido bien o levanto la voz para que toda la parroquia se entere? Pues eso. Hasta mejor ver si Dios quiere. 
 
Y Juan abandona el Pub Chery para buscar un taxi. 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela y Guin para Cine al mismo tiempo.

Palabras Clave: Literatura Novela Relatos Narrativa Guin Cine.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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