De Nio me gustaba mirar de noche a la mar.
Publicado en Mar 23, 2013
EXTRACTO DE NOVELA: parte de argumento.
De niño miraba el mar desde mi ventana y me intrigaba saber qué hacían aquellas gentes reunidas alrededor de una fogata o dentro de sus carpas. Y si alimentaban unas bombillas con baterías de los carros eso me gustaba más porque luego terminaba en fiesta. Escuchaba el sonido de las guitarras o de un cajón, y a las gentes cantar y bailar. Ese día fue mi primera vez que fui de noche a la arena de la playa. Aunque era tarde y mi abuela yacía en cama enferma sentía que no transgredía nada, mi libre albedrío me impulsaba, el deseo y la curiosidad de niño se cumplía y qué mejor si estaba al lado de Jimena. Pisábamos ya la arena de la playa y el mar se veía iluminado, a pesar de la luz lunar se veían algunas estrellas. Un aroma a harina de pescado que salía de una fábrica cargaba por ratos el ambiente. En un barco mercante anclado en el muelle se escuchaba algarabía. Cuando hablaba un hombre en inglés la gente aplaudía. Pero ni el olor ni el bullicio lejano nos importaban. Ya muy próximos a la orilla Jimena señaló el mar, esto es paz, me dijo, y yo miraba cómo las aguas traslucidas por la luna lamían dulcemente la orilla. -Tiende la colcha y quedémonos aquí mismo, ¿te parece Gabriel? -Si, claro, este sitio es ideal. –extendí la frazada, Jimena se tumbó primera boca arriba y yo repetí a lo mismo-. -Mira el cielo, está limpio, sin nubes, clarito, algunas estrellas, -mientras hablada Jimena, señalaba levantando el brazo a lo que se refería- el aire fresco, el mar en frente, la luna llena y nosotros contemplado todos estos elementos y estos cuerpos celestes aquí tumbados en la arena. ¿Estará ejerciendo la luna alguna influencia sobre nosotros, Gabriel? –tragué saliva, porque volteó a mirarme con una risa cazadora cuando dijo esto último. -¡Yooo queee sééé! –tartamudeé. Ella inmediatamente se echó a reír. Allí si lo podía hacer como quisiera- has hablado igualito como el día en que entraste a la cafetería, niño tímido, en el fondo no eres más que un niño muy retraído. -Y qué quieres, soy así. -Gabriel, tu que vas a cumplir dieciséis años, ¿has tenido alguna vez sexo con alguien? -y ahora porqué estos temas y a demás me lo soltó así como quien lanza un esputo, sin delicadeza.
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raymundo
Sandro Misael Montes Huapaya
Sandro Montes
Te invito a leerlo y, claro, a comentarlo.
El manuscrito está publicado con el nombre de: La probabilidad, el albedrío o las barajas.
Muchas gracias.
http://www.megustaescribir.com/obra/64381/la-probabilidad-el-albedrio-o-las-barajas