Rojo tibio.
Publicado en Mar 25, 2013
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Al salir de su cabaña por la madrugada, Isaac  tenía una sola cosa en mente, la misma cosa que tenia cada día: encontrar el camino de regreso a su hogar del que fue arrebatado cuando sólo tenía seis años de edad.
 
Cada día su rutina era la misma, salir en su par de botas con un morral al hombro, recogiendo frutillos de los arbustos y buscando nuevas rutas. Siempre teniendo cuidado de volver antes de la puesta del Sol pues no deseaba conocer las vidas que habitaban los parajes del bosque ni que aquellas vidas lo conocieran a él.
 
Esa tarde había perdido la noción de cuanto había caminado pues su mente estuvo siempre pendiente de no toparse con nada ni con nadie, cuando se dio cuenta ya había perdido el rumbo por el que llegó hasta donde estaba. De prisa trató de tomar camino de regreso a su cabaña cuando de pronto creyó que su cabeza le jugaba una broma al encontrarse con una mirada hipnotizante entre las ramas.
 
Como si ya no tuviera peso ni voluntad caminó  hacia  la impactante figura femenina que ahora ocupaba toda su visión. Tanto era su afán de tocar esas mejillas de porcelana que no percibió las intenciones verdaderas de la ninfa que se presentaba ante él.  “Isaac…acércate…más cerca” y al oír su voz dejo caer su morral.  Isaac entrelazó sus dedos con los de la ninfa, que eran tan delgados pero a la vez tan fuertes que simplemente no pudo oponer resistencia cuando desaparecieron en la oscuridad espesa del bosque.
 
Lo primero que sintió a la mañana siguiente fue la luz del sol apuñalando sus parpados pesados aún, después comenzó a reconocer otros tipos de dolor por todo su cuerpo, todos a la vez.  Lo siguiente que lastimó su vista fue la intensidad de rojo que lo rodeaba, líquido, tibio y espeso rojo brotando de quién sabe dónde.  Rápido, sin hacer mucho caso de sus profundas heridas, buscó a la ninfa que lo había arrastrado hasta allí, pero no tuvo éxito.
 
Se sentó para examinar su cuerpo destrozado y dentro de cada profunda abertura encontró flores, tallos y astillas. Cada que removía una astilla, el dolor traía a su mente borrosas imágenes, recuerdos de la noche anterior que había pasado con la ninfa. Aquella que había huido más fuerte gracias a la sangre de Isaac, el que ahora se encontraba muriendo en un recóndito lugar convencido de no estar arrepentido del único acontecimiento no planeado de su vida. Quizá hasta agradecido de morir en manos de la más grande y dolorosa belleza que había visto en su vida, una vida que seguramente su familia había olvidado pese a todos los intentos de Isaac por volver. La ninfa solo regresó en la noche para sorber los últimos alientos de Isaac…y luego merodear la aldea en busca de otro infante a quien crecer y guiar a su desgracia.
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Foto del autor Samanta A
Textos Publicados: 4
Miembro desde: Mar 23, 2013
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Descripción

Palabras Clave: cuento ficcin rojo

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Fantasa



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Efe Ge

Morir ante una Ninfa, el deseo de muchos hombres.
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March 25, 2013
 

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