Melomanía mía.
Publicado en Mar 25, 2013
En el justo momento en el que encuentras reconocimiento en lo que estás oyendo, comienzas a escuchar. Dos segundos después estás a punto de jurar que en su voz comparten el mismo sentimiento. Entonces es música… y algo más que la hace tuya, no!, procuras que se apropie de ti. La satisfacción de una ilusión de pertenencia y reciprocidad te hace seguir. Sola, ahora solo la soledad. Ahora somos nosotros; se habla en plural de aquellos que se han complementado para ser uno. ¡¿Pero que no te das cuenta de que no lo complementas tu en nada?! No, ¿y por qué habría de hacerlo? Ese vacío se puede llenar en tanto siga escuchando, hablando, cantando…de él. ¿Y de que hablas, que hay de él que lo haga tuyo? Y es que acaso no es mío en medida que yo soy de él, o es que solo soy de mí. Se encuentra lo que no se quiere mirar. Busco desesperadamente aquel sonido en mis memorias y ahí está, la misma frase una y otra vez, las mismas notas, al mismo tiempo, una y otra vez. Ahora, busco recordar la vibración de su garganta al emitirlo. ¿Y dónde está la sensación de su cálido aliento cuando lo susurró a mi oído? Huyeron. No existieron. Y mira ese reflejo de luz en la pared, busca de donde viene. ¿Es esperanza? Asomo la mirada, con curiosidad y temor, al pequeño círculo brillante que emite el reflejo. Delicado, común, y encajaba en la charola del compartimiento de mi estéreo perteneciendo perfectamente a este como yo creí que pertenecía a esa voz. Me asomo y miro. Descubro. No hay voz, no hay calidez, no hay nada. Solo me encontré a mí y en los milímetros de grosor del círculo, detrás de mi, todo mi mundo en fragmentos de tres a cinco minutos.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|