Alexis El Espia
Publicado en Apr 01, 2013
CAPITULO I
Los pasos ligeros son marcados en la escalera de emergencia del edifico 46 de la calle Browley, los zapatos negros golpean una y otra vez los escalones, metros más a tras un grupo de hombres uniformados corren apresurados buscando las escaleras de emergencia y a un hombre, el hombre que no han podido atrapar desde hace ya algún tiempo. Las voces se escuchan, gritos de "atrápenlo", "corran", "apresúrense", "allá", pero nadie lo ha logrado ver, el ruido insistente de la alarma alerta al personal, y el edificio que era resguardado por ciento de hombres ahora ha sido quebrantado y su sistema de seguridad ha sido burlado, los pasos insisten, los 175 pisos del edificio son muchos para una sola carrera, pero al parecer para este hombre, nada es imposible. Una bolsa negra previamente puesta en ese lugar es tomada, la ropa y el arma dentro de ella será importante para este caso. El esmoquin negro elegante queda resguardado bajo el uniforme de un soldado. El edificio está rodeado, nadie podría escapar ni por la puerta principal y menos por las puertas de emergencia, los hombre uniformados terminan de bajar, llegan al estacionamiento y al pie de la escalare un compañero uniformados los espera. - ¿Ha bajado alguien?-agitado le pregunta el capitán a el joven soldado -No, señor -le responde sin tartamudear. -¿Está seguro soldado, además que hace aquí? -pregunta el capitán. -El comandante me ha enviado a vigilar el pie de la escalera, señor - responde mostrando respeto. El hombre uniformado se voltea. -¡El maldito escapo, suban de nuevo, seguramente se introdujo en una de las puertas! -los hombres suben a toda prisa. El joven soldado camina hacia afuera, a reunirse con el pelotón, se ha disperso la voz, de que el tipo escapo, a pesar de los esfuerzos de encontrarlos en la azotea o el sótano no apareció. El joven soldado camino perdiéndose entre la multitud de las calles, cruzo en una esquina y se despojo de su uniforme, quedando al descubierto un esmoquin negro, quito su casco y sus hermoso ojos negros, con pestañas largas y onduladas se dejaron ver debajo de esas dos cejas curveadas, sonrió pícaramente, esa sonrisa de lado que lo hacía ver más atractivo de lo que ya era, saco de su bolsillo un chip y subió lentamente a su lamborghini murciélago rojo, puso en marcha el motor y no dejo ni el polvo. Llega a su departamento, un departamento digno de un hombre soltero no mayor de 25 años, wii, CD de todo tipo de música, TV pantalla plana, teatro en casa del mejor, una alfombra de tigre bajo la estancia blanca, puertas de madera color caoba, un olor a vainilla, con solo dos habitación, una donde se encuentra una cama imperial cubiertas con sabanas de seda blanca, unas cinco almohadas adornadas masculinamente en la cama, la mesa de estar, lámparas, y un clóset, nada fuera de lo normal, y la otra que guarda un gimnasio, deja las llaves en la mesa de la entrada y camina hacia la sala, toma asiento, saca el Blackberry slider touch y hace la llamada correspondiente- -Lo tengo -dice con una voz masculina y suave, cuelga la llamada y no dice mas, se dirige lentamente a la recamara para darse un baño. CONTINUARA...
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