Invadidos.
Publicado en Apr 03, 2013
Estamos invadidos, hermano,
Estamos obnubilados todavía, Con la palidez de sus manos Con el metal de su palabrería. Seguimos mirándonos las caras En espejos malditos y asesinos, Nos siguen vendiendo baratas Sus balas sus armas y sus libros. Todavía llevan los piratas, En negros cruceros nuestra sangre, Todavía su apetito nos desgarra La lengua y la tierra con su sable. Se multiplican sus artilugios, A cuanto necesiten echan mano Y entre nosotros hacen su refugio, Nuestros traidores y sus esclavos. Nos miramos como enemigos, Los nacidos de una misma madre, Cuando entregamos a nuestros hijos A sus escuelas e iglesias colosales. Le servimos en bajilla de oro, El banquete a nuestro enemigo, Mientras el nos deslumbra los ojos, Nos azotamos de hambre y de frío. En las calles asola la ignorancia, Un panfleto burgués entre sus manos, Una lanza y una cruz envenenada; Ofreciendo el cielo a los olvidados. Quienes comandan la comitiva, Los señores ilustres del mercado, Organizan la fiesta donde brillan Nuestros tesoros, credos y pasado. Déjenme señores abominables, Déjenme enterrar mis propios muertos, Déjennos consolar nuestros pesares, Déjennos elegirnos un infierno. No nos persigan a nuestra tumba, No nos roben el último abrazo, Desde la entraña que nos fecunda; Aun nos arrancan insolentes manos. También estábamos equivocados, ¡Acaso mis finados son su trofeo!; ¿Para que ustedes; ojos asombrados, Los Aprecien en vitrinas de museos?. Quiero convocar a mis hermanos; A partir de hoy, no ceder un metro, A partir de ahora; Sudamericanos, A partir de ahora defendernos.
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