- Cada vez lo haces mejor, Juan...
- Contigo merece la pena ser cada vez más sobresaliente...
- ¡¡Jajajajaja!! Buen chiste, Juan, pero tengo que hacerte una pregunta.
- ¿No me la pongas muy difícil, por favor?
- Déjate ahora de chistes malos, Juan...
- De acuerdo. Pregunta.
- ¿Qué hubiese sucedido si yo fuera una chavalilla de piel de color negra?
- Siempre has sido tal y como yo te he soñado...
- De acuerdo. Soy trigueña tal como siempre me has soñado... pero... ¿qué hubiese sucedido de haber sido yo de piel negra?
 
Juan la abraza suavemente y la acerca hasta su pecho.
 
- Te lo voy a decir cantando muy bajito.
- Canta, gorrión, canta...
- Pintor nacido en mi tierra con el pincel extranjero;  pintor que sigues el rumbo de tantos pintores viejos. Aunque la virgen sea blanca píntame angelitos negros que también se van al cielo todos los negritos buenos. Pintor que pintas con amor. ¿Por qué desprecias su color si sabes que en el cielo
también los quiere Dios? Pintor de santos de alcoba, si tienes alma en el cuerpo ¿por qué al pintar en tus cuadros te olvidaste de los negros? Siempre que pintas iglesias pintas angelitos bellos pero nunca te acordaste de pintar un angel negro.
 
Juan limpia las primeras lágrimas que aparecen en el rostro de su bellísima esposa...
 
- Te hubiese amado de la misma manera que te amo...
- Te creo, Juan... si me hubieses soñado con la piel de color negra estoy segura de que me amarías de la misma manera.
- Pero resulta que eres tal como te había soñado... y ahora perdona... pero tengo que ir a esa cita...
- ¿Por qué no te quedas conmigo y lo olvidas todo?
- Porque alguien tiene que hacerlo, Princesa, y ese alguien resulta que soy yo.
- ¡Pues dile de mi parte que si él te mata a ti yo le mato a él sin ninguna clase de remordimientos!
- No va a ser necesario, Ángeles, no va a ser necesario porque no me va a matar.
- ¡Te juro, Juan, y que Dios me perdone por jurar... que si él te mata yo cojo tu pistola y me voy hasta el Pub Chery a esperar a que aparezca para alojar en su cuerpo todas las balas del cargador. Él no sabe que yo ya sé perfectamente quién es él pero él desconoce por completo quien soy yo. Asi que tengo esa gran ventaja para cumplir venganza si es necesario. 
- Pero no va a ser necesario porque no me va a matar. 
- Yo solamente aviso porque no soy ninguna traidora.
- Lo sé. Sé que es totalmente cierto que ni tú me has tracionado jamás y también sabes tú que yo jamás te he traicionado a ti.
- Por eso mismo, si se le ocurre matarte lo dejo como un colador.
- Jajaja... no va a ser necesario, chavalilla. El único colador que vas a tener que manejar, cuando vuelva a casa, va a ser el del filtro del café que nos vamos a tomar juntos.
- Está bien. Acude a esa cita.
 
Él le da un beso en la boca, mira su reloj Timberland y se da cuenta de que tiene tiempo más que suficiente para llegar puntual a la cita. 
 
- Cuando vuelva recuérdame...
- ¡¡Jajajajaja!!  ¿Cómo me voy a olvidar de ti en tan pocas horas?
- Algunas lo han hecho...
- Pero ninguna de ellas te amaba o, al menos, ninguna de ellas te amaba tanto y tan de verdad como yo te amo.
 
Él le da un segundo beso en la boca y se dispone a salir de la cama.